En Sueño Profético decían:
Al creer en el bien o en el mal, por fuerza te acercas o te retiras. Empieza a comparar en cosas que crees que no son ni bien ni mal, pero que las necesitas.
Un simple cuadro que quieras colgar y no alcances a colgarlo, como tengas interés, ya buscas cómo poder que el cuadro quede colgado.
Ahora, que te digan dónde hay metal con el nombre de oro, que uno que fue muriéndose, de esa muerte poco a poco, lo fue tirando allí para que los herederos se acordaran de él cuando ya no hubiera remedio. Si tú crees, tú acudes allí y no con manos vacías. Esto en lo que crees que beneficio te da.
Si el creer pones en el mal o en el peligro, ya gran cuidado tendrás para cuidarte y dar aviso, diciendo: “¡allí no puedes llegar!”
Pues piensa: ¡Creer que estos Escritos son dictados en Gloria por espíritus que Dios les da Mando, y tú no acudir, y acudir a otros sitios, dejando –contento- tiempo y salario que podría alimentar al que no tiene lo necesario…!
Desperté, oí:
Si no crees, te retiras de lo que no crees.
Cuando sea peligro o beneficio, si crees, corres.
Corres del mal. Y corres para coger el bien.
Si no corres hacia este Caso, no crees que existe Dios Vivo.
Es poco, pedir a Dios la lepra, antes de Tenerlo en este olvido.
El leproso está con Él.
Al sano y al poderoso, Jesús, los apartó de Él.
***