martes, 31 de mayo de 2011

El peso de los pecados te hace que vivas mal - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 105-106-107


En Sueño Profético decían:

Es ponerse penitencia vivir haciendo pecados.

Dijo una mujer:

Yo creo que si cuando estás haciendo mal, pensaras en las personas que hacen el bien, tú ya no hacías mal.

Aquí habla Magdalena
que pecó por no pensar
en la mujer que era buena:

Yo no quería pararme
a pensar en el pecado,
pero sí algunos días
de cansancio de pecado,
porque el pecado pensado,
a veces te pesa tanto,
que necesitas la ayuda
del que no hace pecados.

Pero no son todos los que sirven
para acercarse al pecado,
y quitar, sin él pecar,
aquél del que está pecando.

Hubo quien quiso quitarme
de mi vida de pecado,
pero no tenía fuerzas
de él seguir la vida buena.

Éstos son hombres
que hacen el bien al hombre,
pero les falta la fuerza
de decir: “Si es Magdalena,
yo la quito de pecar,
y Dios yo sé que me premia”.

Cuando yo empecé a pensar
en el que vivía una vida
que a Dios tenía que agradar,
fue cuando me entró ansiedad
de ir y buscar al Maestro,
ya que nadie me buscó
para quitarme de pecar.

Desperté, oí:

Unas palabras buscaba Magdalena
que de pecar la quitaran.

Cuando ya ella no pecó,
buscaba a la que vivía
como antes ella vivió.

Ya se encontraba con fuerzas
de rechazar al pecado,
y a los que no creían
que el Perdón había alcanzado.

Cuando ella fue al encuentro
del que el Perdón le daría,
ya no era Magdalena
a la que todos conocían.

Era una mujer más,
que pecado no tenía.

No tenía, porque Dios,
que de Maestro vivía,
ella Lo buscó llorando,
con llanto de arrepentida.

Bien dichas estas Palabras
que desde la Gloria dictan:

Es ponerse penitencia,
vivir haciendo pecados.

Pues si piensas en la cuenta,
en la cuenta de tus actos,
harás como Magdalena
cuando ya no hizo pecados.

El peso de los pecados
te hace que vivas mal,
por bien que tengas al lado.

No hay penitencia mayor,
que vivir sin esta Paz
que Dios ahí se dejó.

Todo es culpa del pecado
por falta de amar a Dios.

Si hay Amor, no hay pecado,
porque le puede el Amor.

El Amor te desbarata
lo que va en contra de Dios.

MAGDALENA


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lunes, 30 de mayo de 2011

Yo no he puesto número a los que tienen que seguirme - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 225-226-227


En Sueño Profético vi un camino, y dijo uno:

Este camino fue pisado muchas veces por Dios Hijo cuando vivió de Hombre. Por este camino yo vi a sus Discípulos varias veces acompañar al Maestro. Mirabas a lo lejos, y no sé qué era, que ya sabías era Maestro y Discípulos. Ya en el grupo que formaban sus movimientos –y ya digo, no sé–, se veía eran ellos, ellos y su Maestro. Esto de Maestro, cuando se iban acercando, se oía varias veces.

Un día, cuando ya se iban acercando, llegó uno y los paró con sus palabras, que fueron éstas:

–¿Podría yo irme con vosotros los días que no tuviera faena?

Fue uno a contestar diciendo sí, y lo calló el Maestro:

–Yo no he puesto número a los que tienen que seguirme. Yo he venido para que todos me sigan y me busquen. Pero si no amas a mi Padre, no me sigues, ya que este Camino hay que pasarlo voluntario y contento, e ir dejando en el Camino el sufrimiento que da el que a Dios Padre no ama y maltrata al Hijo, que Todo es Un Solo Dios.

Quedó éste un poco sorprendido por las Palabras del Maestro.

Desperté, oí:

Dios Hijo contestó así porque sabía que él creía que ir con el Maestro era un pasarlo bien.

Dios sabía que le cansaría la vida que hacían por Salvar al pecador.

Dios quiso hacerle saber que su Camino era duro por ser de Dios y Eterno.

Que si amaban, lo seguían a Él, haciéndose el Camino de Gloria, por pisar la Tierra Él.

Tienes que amar a Dios tanto que has de pasar el Camino y compararlo al Calvario.

Que el Calvario se repite, por el que a Dios nunca ha amado.

Sigue a Dios sin preguntar, porque Él no dijo número de los que tenían que amar.

El pasarlo bien con Él era, porque el Grande Amor quería sufrir con Él.


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domingo, 29 de mayo de 2011

La huerta que espera Dios - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 123-124-125


En Sueño Profético decían:

“Tan sólo con querer hacer servicio a Dios, ya tienes sitio en la Gloria”.

Esto lo decía mi padre que siempre estaba hablando de esta Gloria, que siempre te estaba hablando de Dios. Decía que:

"Si el hombre aprendiera a vivir con Dios, se creería muerto el día que no sintiera este Amor que tanto te da y tan poco te pide."

Cuando se ponía a hablar del mundo, que lo eterno no existe, formaba corro; siempre estaba dispuesto para hacer un servicio al Prójimo; siempre le oías las mismas palabras:

"Señor, si tú quieres que yo haga lo que Tú quieras, dame cada día menos ganas de las cosas materiales, porque yo sólo quiero vivir para el servicio de tus Palabras".

Pues así Dios se lo concedió. Cada día que amanecía, alguien lo buscaba para que lo acompañara en su sufrir, para que le agenciara por mediación de sus muchas amistades, lo que tanta falta le hacía. Pues Dios le mandaba que le hiciera el servicio y el tiempo. Tenía una huerta y la mitad la dio a uno que era un santazo, para que la trabajara y cuando él se viera en apuros, este santazo le echara una mano. Pues estas dos familias fuimos una. Ellos tenían dos hijos y yo era solo, pero me encontré con dos hermanos, dos padres y dos madres, que buenos eran todos. Allí no se hablaba nada más que de Dios. Allí, cada uno, procuraba servir a Dios. Cuando alguien llegaba pidiendo ayuda, todos de acuerdo mandaban a mi padre. Le pusieron este nombre a la huerta: “Ve a la huerta y llama a Dios, que Dios en alguien contesta”. “La huerta que espera Dios”, fue conocida por el que a Dios buscaba.

Desperté, oí:

¡Qué verdad más verdadera,
que si haces servicio a Dios,
Él te manda y Él te espera!

Te manda para que digas:
“Yo pertenezco a la Gloria”.

Te manda porque tú dejas
las cosas de la materia
sin darle la preferencia.

Él quería servirle a Dios,
y Dios le mandó un santazo
que de dueño se quedó.

Unos regaban la huerta,
otros lavaban hortaliza,
y otros cavaban la tierra
que Dios se la bendecía.

Todos servían a Dios,
porque Dios allí vivía.

“La huerta que espera Dios”,
fue por todos conocida,
donde llegabas con penas
y salías con alegrías.


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sábado, 28 de mayo de 2011

Grande diferencia - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 147-148-149


En Sueño Profético hablaban de vivir vida de espíritu o vida de materia. Decían:

La persona que vive vida espiritual, ésta sí vive contenta, y con facilidad rechazará los obstáculos que la vida material le vaya poniendo. Siempre tendrá su vivir anclado.

Uno dijo:

El que tenga el gran premio de vivir a la protección de un Elegido, ya todo lo verá sin valor, ya no buscará nada material con interés, todo lo hecho por el hombre lo verá pobre; a todo lo que el hombre le dé preferencia, él se la quitará; siempre notará vacío, sintiendo su materia el mando del espíritu que lo lleva a la presencia de este espíritu, que Dios sus Palabras da para que sean oídas para todos. Estas Palabras van de Aquí, para que los espíritus sean curados y enseñados a vivir ahí vida sin pecado.

El hombre no conoce las enfermedades del espíritu por falta de amar a Dios. A más Amor, más intimidad con Dios. A más Amor, más te retiras de las cosas de la Tierra y más conoces las cosas que no son de Dios. El que quiere ser bueno y borrar sus errores, busca al que Dios le habla. El que siempre alabó a Dios, busca al que Dios le habla. El tibio lo piensa y lo deja para mañana. Y ya, el que a Dios no quiere, a Satanás llama, lo llama porque no quiere que a Dios servicios Le haga.

Desperté, oí:

Grande diferencia lleva
el que llama a Satanás,
o el que busca a Dios en la Tierra.

El Elegido no oye la voz
del que no lo quiere,
pero sabe que su espíritu
al demonio lo prefiere.

El que la vida la vive
haciendo todo para Dios,
la felicidad la halla
donde le hablen de Dios.

Y su materia la mira
como cosa sin valor,
sin juventud, sin belleza,
como comida que sirve
para bichos de la Tierra.

Buen premio tiene, si piensa,
al que Dios deja contacto
con Elegido en la Tierra.


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viernes, 27 de mayo de 2011

Obediencia para contentar al Padre - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 70-71-72


En Sueño Profético hablaban de Dios Hijo.

Dijo uno:

El Maestro, lo que más nos repetía, era el Amor y la Obediencia.

Estando un día esperando que a cada uno nos dijera el camino que teníamos que partir, cuando a cada uno le fue explicando lo que les ocurriría, dijo Santiago:

–Yo, Maestro, si Tú dices sí, yo cambio el camino con Pedro.

Contestó el Maestro rápido pero con la Majestad Divina:

–Santiago, tú quieres cambiar por el grande Amor que tienes al Hijo del Hombre, pero que este Amor no te sirva de que sufras cuando obedezcas. Donde va Pedro sí puedes tú ir, pero donde vas tú no puede ir Pedro. Tú ves lo que te dicen tus ojos, Yo, lo que me dice mi Padre.

Quedaron Matías y Felipe un poco detenidos para contestar a Santiago y los paró el Maestro con sus Palabras:

–Él quería cambiar el camino por Amor hacia Mí. Yo tengo más Amor hacia Él y soy Dios Hijo, donde habita el Espíritu de mi Padre al que obedeceré en Vida, Muerte y Resurrección.

Despierta, oí:

Él quería la Obediencia para contentar al Padre, que este contento era a Él, puesto que era el mismo Dios.

Santiago quería el cambio por Amor a Dios, veía que él sería más indicado para ir al sitio de Pedro.

Santiago no sabía que antes de llegar Pedro, estarían apaciguados y con deseos de oír la Voz del Maestro aunque fuera en sus Discípulos.

Por más que oían al Maestro, tenían momentos de olvido de que era Dios.

Santiago quería ahorrarle sufrimientos al Maestro y el Maestro quería que Santiago viera su Poder.


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jueves, 26 de mayo de 2011

Profeta y Santo, no se pueden comparar - Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - Pag. 9-10-11

En Sueño Profético hablaban de la Gloria y me explicaban este vivir sin materia.

Decía uno:

Muchos arrobos habrá, hubieron y hay. Pero poder transmitir el vivir de esta Gloria cuando tú vuelves ahí, te hacen falta palabras y síntomas el describir, para explicar reacciones que tú notaste Aquí.

Esto es vivir Aliento del Padre, Creador de todo lo material, y sin principio de este Mundo espiritual y sin fin.

Dios Creador y Gloria que adora; Gloria que adora al mismo Dios, por ser Dios mismo la Gloria.

Aquí no hay lo del hombre, que se trata como el lobo y pierde el inocente.

Aquí todo es inocencia, por ser Presencia de Dios.

Aquí sólo vive espíritu, que fue lo que Dios mandó.

Aquí, Dios forma la carne para dar la explicación, estudio que si hace el hombre,
ve fijo que ésto es de Dios; ésto es, diciendo palabras para dar justificación.

Esta Gloria no la escribe el Santo que sea mayor, como no sea Aquí traído el espíritu por Dios, dejando el cuerpo vacío del espíritu de Dios.

Una vez que Dios arroba, este espíritu es de Dios.

Desperté, oí:

El Santo se santifica,
haciendo caso de Dios.

Pero el Santo ve la Gloria,
cuando la carne dejó.

Puede que vea la Gloria,
que Dios le haga Visión.

Puede que tenga un arrobo,
que también Dios lo llevó.

Pero con todo el que Dios coge,
como Profeta, que es Lugar,
ésto, no den comparaciones,
ésto es para enseñar.

Éste pertenece al grupo
de los Profetas de atrás.

De los que hablaban del Hijo,
antes del Hijo llegar.

Del Lugar que Dios habita,
para de la Gloria hablar.

Profeta es Dios sin Carne,
porque Carne tuvo ya
cuando vino amando
al que Lo mandó crucificar.


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miércoles, 25 de mayo de 2011

Martirios - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 128-129-130


En Sueño Profético decían:

El hombre actúa siempre mal cuando el que Aquí Dios trae, no lo niega. Sería del agrado del hombre que cuando el Elegido se viera atacado por el que no ama, desmintiera el arrobo.

Esta pregunta la hacemos en la Gloria para todos los que pisen Tierra: ¿Es creer en la Gloria no aceptando nada que de esta Gloria vaya?

Dijo uno:

El hombre no cree nada que no tenga materia. Al hombre lo sacas de ese mundo que él ha convertido en un rompecabezas, y ya no cree en nada espiritual. Si el hombre creyera en el Sufrir de Dios y en su Poder, no le daba martirio al que Dios trae; si el hombre cree que Dios Padre manda, ¿cómo le iba a dar martirio a todos? El hombre debería de avergonzarse en vez de enorgullecerse cuando nombra a los mártires. La Crucifixión, según el hombre, hay que aceptarla porque Dios la quiso. Al que ama a Dios nunca le oirán estas palabras los fariseos: “Es que Dios quiso que Lo clavaran en el madero”. Decir estas palabras es quitarle culpabilidad al que mató al Salvador de los hombres; y éstos nunca pueden ser defendidos por el que a Dios ama. Dios deja que el hombre repita lo que hizo mal, por la eternidad que al hombre espera, por saber este Dios Dueño que hay que pasar la frontera del mal o bien que ahí hiciste, y que aquí hay que dar cuentas.

Desperté, oí:

No tiene el hombre disculpa al hacer sufrir, por querer que sufra Dios.

No puede poner arreglo en haber matado a Dios.

Los martirios que le dan al que Dios da su Palabra, son martirios que ahí quedan.

En cambio, el que los da, Aquí presenta la cuenta.

Es remordimiento grande, y a la vez grande vergüenza, decir que Dios quiso verse, y que para siempre se viera, clavado en un madero, que con orgullo presenta el que quiere quedar limpio y escondiendo su conciencia.

Todo el que dé martirio, en parte de Dios no entra.


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martes, 24 de mayo de 2011

Tres formas de decir a Dios: "Señor, yo te quiero" - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 161-162-163


En Sueño Profético decían:

Hay tres formas de decir a Dios: "Señor, yo te quiero"; este "Te Quiero" se demuestra deseando, buscando y adorando; cuando así lo demuestres, ya obedeces y reverencias. A todo esto te lleva el Amor. A Dios no puedes decirle que amas si no buscas. A Dios no puedes decirle que obedeces cuando no cumples sus Palabras; y no puedes pedirle su Reino, porque Allí tienes que vivir Gloria, y Gloria es vivir sus Palabras.

Dijo la Voz de Dios en un espíritu de su Gloria:

Cuando a Dios Lo vieron los hombres de Hombre, esto se cundió, y el que sentía Amor Divino Lo buscaba. Cuando Lo veía y oía, ya iba cundiendo su Presencia y sus Palabras; ya iba hablando del Maestro, como el hombre Le decía.

Dijo otro:

También Le decían el Hijo del Hombre; a veces se oía Rabino; Mesías se oía menos; El Salvador de los Hombres, esto mucho. Pero su Firma era Maestro.

María, a la que conocían como Madre, era la que oían decirle: Jesús. Este Jesús se oía a veces con gozo, a veces con pena, según su pensar, y según sus palabras oídas en boca del que no Lo quería. Pues a Éste que era Dios, el que más Lo buscaba, más Lo quería.

Desperté, oí:

No hace falta pensar mucho,
que si no buscas no quieres.

No se puede dar razón,
donde la razón no lleven.

Si pones comparaciones,
verás que todo se busca,
porque tú aquello quieres.

Si no buscas no deseas,
cuando sea este buscar
para todo aquél que quiera.

Que quiera de querer ir
y que Quiera porque quiera.

Con este último querer,
no hay hombre que se detenga.

Y cuando llegue al Querer,
entonces da reverencia.

No puedes decir, yo Quiero,
sin querer ir a este Quiero.

Pues el Maestro sabía
que el “Querer”, a Él seguía.

Aprende estas tres formas
y encabeza con el “Quiero”.

Porque no puedes querer
el “Querer”, sin el queriendo.


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lunes, 23 de mayo de 2011

Mando de Dios, que manda con Libertad - Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I - Pag. 248-249-250


En Sueño Profético decían:

Dios premia al que sabe que su Premio quiere.

Dios se presenta donde ya Lo llaman con el cumplir de su Palabra.

Dios no prescinde del hombre porque quitaría Libertad.

Dijo uno:

Dios podría hablar, como hace con el Sol, para que lo vieran todos –El que quiere sol y el que quiere sombra–, pero ya quitaba la Libertad al hombre, y todos cogerían Sol aunque no quisieran los rayos.

Dios es Dios, y el hombre es el hombre. Dios: Amor para el que lo quiera, y Perdón para el que pecar no quiera.

Dios habla en uno, y a este uno le deja su Huella.

Si el hombre tiene deseo de Dios, ya buscará donde la Voz de Dios oiga, ya comparará el saber del hombre con el Saber de Dios; ya comparará el mando del hombre con el mandar de Dios.

El hombre manda con orgullo, con castigo. Dios no manda, Dios te ofrece su Mando. Si tú quieres, le sirves. Y si no quieres, Él no te manda como Dios, que es el único que podría mandar al espíritu se desprendiera de la materia y fuera al “sitio de los sin Dios”, sitio que existe cuando Dios hizo el mundo –Luzbel, príncipe de los demonios–. Aquí, se viene el hombre por sí sólo. Pero Dios podía con su Poder mandarlo cuando él aún no quisiera; Dios no hace de Dios cuando hay materia, deja su fecha y respeta su misma Palabra hasta que llega la muerte.

Desperté, oí:

¡Qué Mensaje de Dios y el hombre!

¡Cómo comparaba el Amor de Dios
con el mandar del hombre!

Que en el Amor ya va el Mando,
pero no mando del hombre.

Dios podía hablar al hombre,
sin hombre que repitiera,
porque oirían todos los hombres.

Pero tenía que quitar la Libertad
para aquél que no quisiera escuchar.

Dios no puede hablar a todos
como manda sol y sombra,
porque llenaba la Gloria
sin querer el hombre Gloria.

Dios espera en sus caminos,
que nunca el hombre sabrá.

Aquél que quiera este Amor,
ten fijo que a Dios verá.

Éste es Mando de Dios,
que manda con Libertad.


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domingo, 22 de mayo de 2011

Amor es prisión - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 185-186


En Sueño Profético decían:

No hay prueba más grande de demostrar a Dios que tú Lo amas, que no cogiendo la Libertad que Él te deja.

La Libertad está en contra del Amor Divino, Amor es prisión, prisión que tú te encarcelas, te encarcelas para aquél que hace uso de la Libertad que Dios deja.

Yo tenía Libertad
de esa que Dios a todos deja,
y no vivía yo a gusto,
y a Dios Le veía yo pena.

Cuando un día, de repente,
me dejé la Libertad
y en la Cárcel me metí,
y entonces Lo empecé a amar,
ya su Rostro sonreía
cuando me ponía a rezar.
A esto se llama Cárcel,
pero no es cárcel de encerrar.

Es una Cárcel que tú vives
de Amor y de Libertad;
de Amor, de fuego encendido,
que este fuego sin igual,
te obliga a que tú te encierres,
y luego esto es Libertad,
porque nadie te prohíbe
que tú no quieras amar.

En cambio, tú ya no vives
queriendo encarcelar
a todo el que haga uso
de la grande Libertad,
que Dios deja para el que quiera,
pudiéndote encarcelar.

Desperté, oí:

¡Qué pena será tan grande
para aquél que no disfrute
de las rejas de esta Cárcel!

Estas rejas, sin ser rejas,
te sujetan más que nadie,
te sujetan sin la fuerza,
porque fuerza Aquí no hay.
Pero hay un Amor lento,
que te lleva y que te trae
a lo hondo de esta Gloria.
Que después que de Aquí sales,
ya se te acabó lo lento,
y pregonas por los aires
la Grandeza de este Dios,
que sólo ve el que Aquí trae.

Yo, cuando me pongo a hablar
de mi Dios y de mi Gloria,
no me importa que me digan:
¡Teresa, aún sigue loca!

TERESA DE ÁVILA


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sábado, 21 de mayo de 2011

¿A quién le cansaban estas Palabras? - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 102-103-104


En Sueño Profético decían:

El que mucho Ama le pone contento de que le hablen de Dios; El que no Ama le entristece, le aburre, le cansa, y acaba el comunicante por ser un estorbo ante éste.

Dijo uno:

Yo me sentaba a oír a Juan y a Tomás, y no tenía momento de irme cuando del Maestro nos hablaban.

Me contó Juan, que una noche, cuando estaban unas horas recostados, Pedro no podía dormir, y todo era mirar por la ventana y decir:

–La noche está clara y la luna sirve de lámpara para guiarnos. Yo emprendía la ruta sin este descanso.

Puso Pedro a más de la mitad de pie y Lucas dijo:

–Pedro, eres fuerte de espíritu, pero también eres fuerte de carne. Llevamos caminando trece horas y ¿aún quieres seguir?

Contestó Pedro:

–No quería decir el poco tiempo que nos queda de tener Maestro, y yo quiero ir a los sitios diciendo: “El Maestro me manda”.

No terminó de decir estas palabras y apareció el Maestro con tres mujeres, que éstas las conocían por estos nombres: Una siempre decía: “Vivo para defenderlo”, otra: “Vivo para seguirlo”; y la tercera decía: “Yo vivo para adorarlo”.

Dijo el Maestro:

–Pedro, Yo estoy siempre con vosotros: ahora y cuando vaya al Padre. Cuando prediquéis en mi Nombre, no os oirán a vosotros y me verán a Mí, esto el que sea de mi Padre.

Desperté, oí:


¿A quién le cansaban estas Palabras
y que le contaran estos hechos?

Si yo vivía las escenas
que a ellos les ocurrieron.

Las contaban sin perder
el Amor que a Él le tenían,
que ocurrió más de una vez
creer que lo veías.

Yo sentía repeluzno,
y no quería que callaran
hasta tenerlo acabado.

Me molestaba que el gallo
anunciara la madrugada,
cuando en vez de dormirme,
yo quería recordar.

Yo, discutir, no,
pero sí con gran firmeza
te puedo decir,
seguro que si te hablan de Aquí,
tú es que pierdes la cabeza,
de querer saber decir
lo mismo que a ti te cuentan.

Si amas a Dios ahí,
se te pasarán las horas
con el que vaya de Aquí.

Con el que vaya de Aquí,
que ahí le aguarda su carne,
que la carne no entra Aquí.


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viernes, 20 de mayo de 2011

Si has de creer y no amar, más vale que no creas - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo I - Pag.


En Sueño Profético hablaban del que cree en Dios y no cumple sus Mandamientos, y del que no los cumple porque en Dios no cree.

Uno decía:

Yo fui siempre un gran observador del que amaba a Dios, del que creía en Él y del que el nombre de Dios no le decía nada.

Pues un día presencié una larga conversación de uno que creía y de otro que decía que si él creyera en que había Dios, él sería una persona que intentaría imitar todo lo que dicen los libros que Dios tiene mandados; que lo que él no comprendía era: creer en Dios y no hacer lo que tiene mandado; decir: “yo amo”, y no amar; creer en Dios y no amar ni temer. Esto repetía mucho: “Yo no creo y no cumplo lo que dicen que Dios tiene mandado”.

El que creía en Dios, se veía preocupado de oír al que no creía, ni tenía miedo, ni estaba asustado; lo veía tan normal…. Y él, en cambio, se sentía un hombre avergonzado.

Estando ya terminadas las palabras del que cree y no ama, y del que si creyera, amaría, llegó el que amaba, y hace que éste último ame y ya crea.

Desperté, oí:

A este que no creía
le faltaba oír amar.

Se extrañaba el que creía
y luego hacía el mal
sin descanso noche y día.

Si creían que había Dios,
¿cómo es posible no amarlo?

Si creían en su Poder,
era para vivir asustado.
Si el mar lo separó,
los muertos se levantaron
y las tinieblas se vieron,
¡cómo podían creer
sin cumplir sus Mandamientos?

Éste ya amó y se vio
en cada hecho un santo.

Si has de creer y no amar,
más vale que no creas,
porque Dios se enfada más
con el que sabe de su Existencia.

El que creía, ofendía.
Al que no creía en Dios,
le habla el que mucho ama,
y en la Gloria lo metió.

La razón aquí llevaba,
el que no creía en Dios.

No puedes decir: “yo creo”,
sin hacer lo que mandó.


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jueves, 19 de mayo de 2011

El que dice “Dios me dice” - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 102-103-104


En Sueño Profético explicaban las formas que hay de creer al Profeta:

Hay a quien le atormenta un mal a la carne, y lo llama como última solución. Otros lo tratan y se rigen por saber material, saber humano. Otros reconocen es movido por algo Sobrenatural, pero tienen a este Lugar en segunda preferencia de lo material. Ya vienen los que lo oyen y no lo obedecen: éstos oyen un pregón sin obligación ni ley que les obligue a cumplirlo.

Todo esto dicho no tiene palabras de defensa. Aquí es falta de creencia en este Poderoso Dios, falta de Amor Divino, falta de Caridad a este Lugar preferido por Dios, por antes este Lugar preferir a Él.

El que cree en Dios y ama, lo impregna este Lugar de esta Gloria, porque Dios espera al pecador y se comunica al que Lo ama.

El que ama, no puede pasar sin el Lugar que Dios visita y toma aposento, y no puede buscar el medicamento y lo último el Lugar.

El que trata al Profeta –nombre puesto por Dios–, no puede ir a mejorar el consejo que de éste salga.

El que sabe es movido por Dios, le da la máxima preferencia que ahí el hombre tuviera para lo material. Los que oyen y no obedecen, es una irreverencia a este Dictado.

Al Santo puedes prohibirle que haga su vida de santidad; al Profeta, no.

El Profeta es normal su vida, y no es normal su vida al Prójimo.

Al Profeta no puedes impedirle que Dios arrobe su espíritu, porque delante de ti es Dios Comunicado, Sello que pone al Dictado.

Desperté, oí:

El que dice “Dios me dice”, éste no puede cambiar su vida porque el hombre así lo quiera.

El que Dios vive en su espíritu, no tiene miedo a la sabiduría del hombre.

El que recibe la Enseñanza con espíritu sólo, es Enseñanza de Gloria.

Este espíritu, sus Palabras son su báculo.

Seguridad que deja para el que ama.

En este Dictado ves que habla Dios y ella calla.


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miércoles, 18 de mayo de 2011

No ama, por seguir la amistad del que a Dios condena - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 116-117-118


En Sueño Profético decían:

Lo mismo que el hombre estudia las reacciones del cuerpo humano, tiene que estudiar las reacciones del espíritu.

Dijo Santiago:

Un día, cuando íbamos con el Maestro, venían a mano contraria unos cuantos hombres, y Pedro quería pararlos, ya que vio a uno que días antes le dijo: “Me gustaría oír hablar al Maestro”. Consultó Pedro con el Maestro, y estas Palabras fueron las dichas por Dios, visto de Hombre:

“Pedro, no es éste el momento, ya que con los que va no Me aman y pudiera que el espíritu de los demás asustaran a éste, por no estar este espíritu lleno de la Gracia de Dios Padre, dada por Dios Hijo. Voy a darte la explicación como se la doy a los niños: “Si vieras muchos hombres que venían preparados con palos para golpearte y tú llevaras las manos vacías, sería de necios el hacerles frente, y aún preparado... Pero si amas a Dios, sólo con decir “¡Dios mío, ven!”, antes que las palabras, llega el espíritu de Dios. Si el que Me quiere conocer Me ama, calla a todos y puede con todos los espíritus que con él venían. Pero no ama, una vez que siempre va con mayoría que calumnian al Hijo del Hombre”.

Desperté, oí:

Conocer el espíritu era no haberle dicho nada, pasar desapercibido como cordero por el lobo.

A pesar de querer Conocerlo, no ama.

No ama, por seguir la amistad del que a Dios condena.

El que quiere conocer a Dios por Amor, no puede seguir oyendo palabras que hagan llorar su Espíritu.

Al que ama y quiere conocerlo, Dios esto responde:

“Ya con querer conocerme, tienes parte en mi Reino”.

Conociendo el espíritu sabes la reacción de la carne.

Aprende a conocer el espíritu, y sabrás cómo tienes que hablarle.

Pedro quedó lleno de la Enseñanza de Dios, y siempre que hablaba a alguno del Maestro, estudiaba su espíritu.


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martes, 17 de mayo de 2011

Si dejas todo por Dios, no dejas nada - Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - Pag. 72-73


En Sueño Profético vi mucha gente, y al lado había más bien pocos. Estos pocos los separaba una anchura de unos dos metros.

Dijo uno, señalando a los pocos:

Éstos son espíritus que viven con Dios, espíritus que están despegados de las cosas materiales –tenían todos, los pies, una cuarta levantados del suelo–. Estos espíritus viven Gloria con materia. Y estos otros, viven momentos tibios, momentos de angustia, momentos de ansiedad, momentos de frenarse diciendo: “Ahora, ¿qué quiero? Ya llegué. Y ahora, ¿qué hago?, ¿dónde iría que mi ansiedad se saciara? ¡Para esto…, morirse!”. Esto es un espíritu que no se despega de las cosas materiales.

Dijo Santiago:

El Maestro siempre nos decía estas Palabras: “Se verá el que más ame al Hijo del Hombre, en el desprecio que tenga a las cosas materiales. Abandonará a padres, y los padres a los hijos, por seguir al Salvador de los pecadores. El que no hiciera esto, amaría a todo antes que a Mí, y ya no Me ama”.

Desperté, oí:


Dios quiere que Lo sigas para salvar a pecadores.

Dios quiere que Lo sigas para llenarte de Él y repartir Amor a tu regreso.

Si sigues a Dios, Lo amas. Y si no Lo amas, no Lo sigues.

El que a Dios ama, Dios le da tiempo para que Lo siga, aprenda y enseñe.

El que a Dios ama, ya le da Dios tiempo y Palabras para enseñar.

Deja todo por Dios, y no dejes a Dios el último.

Si dejas todo por Dios, no dejas nada, porque Dios te lo hace.


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lunes, 16 de mayo de 2011

Estas Palabras se quedan para siempre en la Historia - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 45-46


En Sueño Profético decían:
El hombre llama a Dios, pero no admite que le digan: “yo veo a Dios”. El hombre cuenta de uno que ya no vive con materia, lo que éste dijo de esta Gloria, y a veces hasta se emociona, pero que nadie cuente de Aquí viviendo con materia, que será desmentido, perseguido y calumniado. Esta forma de recibir el Evangelio hay que reformarla; hay que creer, pero amando; y si no amas, teme, porque Dios elige para mandar su Palabra y el hombre publicarla. Si amas, tu Amor lo darás a este Reino. Y si no amas y hablas de Dios, respeta sus Palabras.

Dijo uno:

El que a Dios no respeta, no Lo ama ni cree en su Poder.

Si el hombre pensara en el Diluvio, que tanto habla de él, se ponía de rodillas cuando viera llover.

El hombre ofende a otro hombre que Dios Aquí traiga, ¿qué razón puede poner aquí cuando le lleve Visión y Palabras de este Único Dios? Esta es la única palabra: “No quiero saber de Dios, no quiero que hablen de Dios Vivo”.

Desperté, oí:

A estas Palabras de Dios,
no les echa cemento el hombre.

Estas Palabras se quedan
para siempre ya en la Historia.

Llegaran al fin del mundo
con su aire de valiente.

Llegarán donde este Dueño
quiera que las reverencien.

Si estas Palabras son Dios,
no tendrán final ni muerte.

Tendrán la vida que Dios:
Eterna pero presente.

El que ama manda a Dios su Amor,
para que lean su Palabra.

Y el que no ama quisiera,
que Dios nunca más hablara.

Pero Dios lleva el Camino
que tan sólo Él lo manda.

Si el hombre creyera en Dios,
decía que publicara.

¡Es pena tener Dios
que implorar con sus Palabras!


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domingo, 15 de mayo de 2011

Amar es buscar dentro del mismo Amor - Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 223-224-225


En Sueño Profético decían:

El espíritu que es de Dios, procura saber de Aquí antes de venir; procura saber para hacer todo sin dudas, para obedecer, para amar y esperar la Llamada de Dios –la muerte en el lenguaje del hombre–.

Estando en un contacto de “Aquí”, recibes esta Llamada como mandato de Dios: sin miedo, sin ira, y sí con dolor; con dolor como la Madre de Dios Hijo aceptó, lo que el hombre hizo y Dios Padre permitió. Así acepta el espíritu que cree y quiere la Gloria de Dios.

Amar es buscar dentro del mismo Amor. Hay quien no busca por temor, por temor de que se encuentre con lo que él nunca amó.

Esto que refiero aquí, fue un día que yo vi a dos, que uno hablaba con alegría y otro hablaba con temor. Voy a contar palabras que se oían de los dos. Estas palabras eran del que tenía temor:

–Yo, cuando pienso en la muerte, me pongo de mal humor; me entra ira, desprecio, y más de una vez pienso: “Bueno..., y ¿para qué he nacido yo? ¡Le tengo un miedo a la muerte! Y es que, pensar que Allí, alguien te tenga que ajustar cuentas... Esto me acuesto pensando, y en buen sueño me despierta: ¿Qué haría yo para borrar –cuando ajustaran las cuentas–, que no saliera todo el mal que hice, antes que muriera? Es horroroso pensar: “Siempre hice cosas a contra que Dios tenía mandadas”

Las palabras del que amaba eran cortas, sin exigir y deseosas:

–Pues yo, a la Llamada de Dios, no tengo miedo, aunque quiera. ¿Cómo vas a tener miedo a aquello que tanto quieras, si yo pienso en la Gloria y digo: Tú dirás cuando quieras, mis cuentas están en blanco”?

Desperté, oí:

Estas dos palabras dice
el que vivía con Dios.

Uno decía: La muerte.
Otro: Llamada de Dios.

Uno, le tenía miedo.
Otro, demostraba Amor.

El que miedo le tenía,
nunca hizo lo que Él mandó.

El que decía “Llamada”,
vivió siempre en oración,
haciendo lo que él mandaba.

Haz vida de Dios ahí,
cuando estés con materia,
que tu espíritu viene Aquí,
sin que le ajusten las cuentas.


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sábado, 14 de mayo de 2011

Tiene que ser defendida - Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I - Pag. 177-178


En Sueño Profético decían:

La Palabra de Dios
tiene que ser defendida
como loba a sus cachorros,
como madre que lleva al hijo en brazos
y quitárselo quisieran:
seguro que lo soltaba
cuando estuviera ya muerta,
seguro que no callaba
porque escándalo no vieran.

Todo esto se defiende,
y Dios quiere que se defienda,
pero la defensa de Dios
tiene que ser la primera.

Dijo uno:

El hombre, cuando llega el punto de Dios, no utiliza palabras de defensa que a Dios le manden Glorias. Mayoría se apartan con su silencio de hacerle servicio a Dios. Éstos no sirven. Éstos son los que Dios les dijo en una predicación:

“El que Me oiga, no guarde mis Palabras, porque mi Padre no Me las da a Mí. Yo las doy y las defiendo. Si no hiciera esto, no era Dios Hijo; y si el que Me oye, calla y no defiende mis Palabras, no es mi Discípulo ni Me sirve para cundir que Yo vivo de Hombre”.

Siguió hablando y puso esta comparación:

“Hay cosas que son pregones y tienen que ser dichas en pregón. Luego, serán cosas secretas que tan sólo sabrá mi Padre y Yo. Pero lo que digo para enseñar, tiene que ir de hombre a hombre”.

Desperté, oí:

No dicta Dios un Mensaje
que ya venga con silencio.

En todos te dice claro
lo que dice el Evangelio:

“Predicad bien mi Doctrina
y vivid mis Mandamientos”.

“Buscad al que esté ausente,
que Yo Vivo Aquí en el Cielo”.

“No os avergoncéis de Mí,
que Soy el Mismo que espero”.


Pues si sabes que hay Dios,
no puedes guardar silencio.

Tienes que decir:
“Verdad, esto es Dictado del Cielo,
que Dios quiere se publique
para que el hombre sea bueno”.

Que a veces abundan malos,
por defectos de los buenos.


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viernes, 13 de mayo de 2011

Problemas de Mantenimiento en Blogger


En el día de hoy no es posible la publicación de nuevas entradas y comentarios. Blogger, el servicio sobre el que funciona este blog, se encuentra haciendo tareas de mantenimiento.

Os pido disculpas por las molestias.

Muchas gracias a todos

jueves, 12 de mayo de 2011

Saber superficial - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 155-156-157


En Sueño Profético hablaban Tomás de Aquino, Agustín de Mónica y Domingo de Guzmán.

Dijo Tomás:

El “yo” del hombre lo inutiliza el aprender de Aquí.

Hay más casos de Elegidos por Dios de los que el hombre desprecia por incultos, que los cultos que el hombre pone en la cumbre.

El saber que estudia el hombre, este mismo saber, te hace que no creas en la existencia de Dios. Este saber superficial quiere superar al Saber Divino, buscando siempre: “no…, por esto o aquello…, en el libro tal dice así…, a aquel gran santo le ocurrió distinto…, lo que éste dice no tiene sentido…. Y como punto final, la risotada.

Esto, si el hombre cree que Dios hay, no puede tener esta actuación.

Dijo Agustín:

Domingo y yo te aplaudimos,
porque en las cosas de Dios
no pueden haber comparaciones,
ni cuando Él elige,
ni cuando da el Perdón.

Todo está por Él hecho,
y aquí no va la razón:
el por qué Dios a ésta habla,
y a mí que soy bueno, no.

Ya, con decir que eres bueno
y pedir cuentas a Dios,
dejas de ser bueno
para los ojos de Dios.

El que todo lo está viendo,
lo que es y lo que ocurrió,
¿cómo puedes tú mandarle
a este Grande, Inmenso, Dios!

Si a mí, con lo que pequé,
a su Gloria me llevó,
¿cómo puedes extrañarte
que aquí hable, pecador!

Desperté, oí:

Nunca me extrañé de nada
que viniera de este Dios.

¿Has pensado alguna vez,
que los aires y las aguas
los pudieras detener?

Esto lo haría más fácil
que cuando se deja ver.

Piensa en la comparación,
y no lo verás difícil
que se comunique Dios.

Si para Dios fuera difícil,
quítale el nombre de Dios.

Porque este Dios que tú hablas,
no sería el Creador.

El Dios que yo Aquí venero,
es el Dios sin ningún dios,
es Dios Poderoso y Único,
y grandioso en el Perdón.

Siempre que hablen de Aquí,
di mi mensaje con fuerza,
para que hablen de Agustín.


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miércoles, 11 de mayo de 2011

Dios premia y no castiga - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 224-225


En Sueño Profético decían:

Un día, cuando el Maestro estaba contándonos un hecho que nos ocurriría, se presentó una mujer y dijo:

–No conozco al Maestro, pero vengo a conocerlo. Mi marido lo oyó cuando un día estaba en la montaña enseñando a sus Discípulos y hablando para todos. Me contó mi marido, que fue oírlo, y que tuvo que llorar. Estas fueron las palabras que mi marido me dijo: “Vengo de oír hablar a Dios. Aunque la gente vea es un Hombre, sus Palabras dicen es Dios, y el resplandor de su Cabeza, me hacía no ver nada más que rayos de luz”.

–Vengo a conocerlo y a decirle que le he hablado a uno, de clase superior a la nuestra, para que lo cite en su casa y allí hable, ya que mi casa no está preparada para Personas de tanto valor. Han quedado en darme contestación si aceptan su visita, cuando consulten con otros gentiles.

Se puso el Maestro de pie, y con Cara de pena sin llanto, le dijo:

–Tú oirás mis Palabras aquí o en tu casa. El Amor al Padre te ha hecho no buscar consejo para que quieras mi Amistad. Ve y llévale mis Palabras; dile que tanto ellos como los que le den el consejo, no gozarán de mi Presencia, ya que no creen en que soy el Mesías. Que no te den disculpa, ya que desde hace 30 años vine de Hombre, y fui anunciado mucho antes por los Profetas, que mi Padre habló en ellos.

Desperté, oí:


Si hubieran amado, llevan el hilo desde antes de su Venida.

Si hubieran amado, sabían cuándo fue su Venida.

Si hubieran amado, buscan dónde habla, y no piden informes de Dios.

Ellos sabían que donde hablara, inclinaban las rodillas, lloraban y a voces pedían perdón.

Pero no aceptaban como Dios; no aceptaban, porque no amaban y no querían Gloria.

Y Dios no los buscaba, porque sabía que su vanidad de Tierra, nunca reconocerían era el Rey de todo lo Eterno.

Rey de todo lo Eterno, y Dueño de todo lo material, Dueño de la carne, Dueño de la Tierra y Dueño de los mares.

Sabio de la Sabiduría, y Dueño de este Saber.

Dios habló en la casa que amaban y que buscaban su Palabra.

El gentil no lo oyó, y el humilde su Luz le dio.

Dios premia y no castiga. Dios premia si tú lo amas, y deja si te retiras.


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martes, 10 de mayo de 2011

Dios no hace nada mal hecho - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 121-122-123


En Sueño Profético decían:

Dios hace las cosas a manera de Dios.
Dios hace las cosas que tú no ves.
Dios hace las cosas que tú estás viendo sin poderlas comprender.
Dios no hace nada mal hecho.
Dios todo lo hace bien.
Dios no puede tener un fallo, porque todo viene de Él.
Dios hay veces que confunde aquél de mucho saber. En cambio, no se confunde aquél que pregunta de dónde viene, y si le dicen de Dios, un amén dará en respuesta del mucho Amor, que este Amor ya le dio la Confianza de Dios.

Dijo uno:

Yo voy a contar un caso que a mi mismo me pasó estando yo con mi rebaño:

Me faltó un cordero un día y una noche. Lo estuve buscando sin poderlo encontrar. Al día siguiente, me llevó el cordero un hombre muy sordo que pedía limosna y así vivía. Pues a pesar de la sordera tan grande que tenía, estaba enfermo para trabajar; dice, que al pasar por el río, algo le hizo volver la cara, y que vio al cordero balando, y ya con poca vida. Miró al Cielo pidiendo remedio y pronto lo tuvo. Se bajó de sus espaldas el macuto, que bien dicho era su vivienda, y la cuerda la amarró a una piedra; la echó al río con tan buena suerte, que enganchó las patas de la cordera; tiró y la sacó, secándola con su manta.

Desperté, oí:

Cuando el pastor quedó enterado dónde estaba, trabajo le costó creerlo.

Una vez que por allí habían pasado varios con buen oído.

Este hombre estaba queriendo hacer un bien por el pastor, que muchos días el pastor partía su comida esperando al pordiosero.

Dios deja pasar al que oye, sin oír la balada, y hace que el sordo sienta la angustia del cordero.

¿Quién puede comprender esto, ni juzgarlo a favor del sordo?

Sin duda que Dios lo hizo porque los anteriores se llevarían el cordero y el sordo se lo entregaría a su dueño.

Es difícil comprender,
si no nos explican esto.

¿Cómo se comprendería,
pasar por allí hombres sanos,
queriendo robar corderos
y viviendo uno sin amo?

¿Cómo se comprendería,
si no es Dios el que está mediando?

Las cosas de Dios se entienden
poniendo todo en sus manos.

El sordo oye balada,
por tener espíritu sano.

El pastor lloró al cordero,
y Dios lo mandó al rebaño.


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lunes, 9 de mayo de 2011

En la Gloria de Dios entran los que no reformen - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 171-172


En Sueño Profético decían:

El mundo lo cambia el hombre para el mismo hombre, pero no para Dios. Para Dios no puede ser cambiado, por ser Dios o pecado. Ya Dios, al hacer el mundo, puso sus Leyes con Sello de Dios: imborrable e inconfundible.

Dijo uno:

El que vive las Leyes de Dios no puede aceptar las que pone el hombre que van en contra de Dios y en defensa de Satanás. El que hace lo que a Dios agrada, se retira de él. Y el que hace lo que él arrastra, se aparta de Dios. Los dos que viven, Dios o Satanás, tienen que tener vida diferente. Éstos nunca pueden tener unión de espíritu.

El hombre quiere vestir con grandes galas al pecado, y entonces hace más pecado; entonces hace que más resalte el que está haciendo el pecado. Un pecado hecho en persona bien trajeada, hace que más se mire el pecado y más invita a seguirlo. El que andrajoso va vestido, peca él sólo, sin despertar apetito de pecar.

Desperté, oí:

Bien que te aclara este Escrito
que Aquí dictamos en Gloria.

Bien que te dice,
que jamás para el pecado
Dios puede tener reforma.

El hombre, aún peca más,
cuando lo de Dios reforma.

Peca más, por la reforma
que hace nombrando a Dios.

Peca más porque reviste,
para que lo admiren “tos”,
el pecado engalanado,
con desafío a este Dios.

En el andrajoso, el pecado,
se queda en un rincón.

En cambio, en el poderoso,
es pecado relumbrón.

Es pecado reformado,
sin el Mandato de Dios.

El mundo es sin reforma,
por arreglo que dé el hombre.

El mundo lo hizo Dios
cuando no vivía el hombre.

No le quites el pecado
a lo que Dios le dio el nombre.

Porque en la Gloria de Dios
entran los que no reformen.


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domingo, 8 de mayo de 2011

El hombre prefiere palabras y acción, de pecado - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 11-12


En Sueño Profético oí la Voz de Dios Hijo, que decía estas Palabras:

“El que desprecie mis Palabras, no es digno de venir a mi Reino”.

“El que Me oculte entre los vivos, Yo Me esconderé cuando a él, el hombre lo dé por muerto”.

“Yo voy sembrando mi Palabra, y el Lugar vive mi Ejemplo”.

“Aún está llorando Israel, y Pena se ve en su suelo”.


Antes de oír la Voz de Dios, se oía un fuerte ruido de aire. Luego, cuando ya no se oía su Voz, quedó mucho silencio. Luego, se oía cantar, como canto sólo de eco.

Dijo uno de su Gloria:

Si las Palabras de Dios llevaran al hombre al pecado, las buscaba el hombre, porque el hombre prefiere palabras y acción, de pecado.

Si el hombre lee, cuando estén publicados estos Libros, las Palabras que han dictado en esta Gloria, tiene que pensar en la muerte y en su presentación ante Dios.

Desperté, oí:

Todo lo escrito es Dios,
aunque firmen con otro nombre.

Este arrobo empezó
con Fuerza de Dios en aires.

Son los clarines de Dios
que la Gloria va en el aire.

No se acaba de saber
lo que en esta Gloria hay.

Debía el hombre de nacer
cuando leyera el Mensaje.

Y hacer su confesión
habiendo hombres delante.

Estos Escritos se ve
que aún no ha llegado el hombre.

Que así serán publicados,
para que juzguen los hombres.

¡Es pena, para pensar,
que a Dios Lo juzguen los hombres,
cuando tenían que adorar!


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sábado, 7 de mayo de 2011

Por qué Dios bajó a la Tierra - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 3-4


En Sueño Profético hablaban de cuando Dios vivió de Hombre y entre los hombres.

Dijo uno:

Aún hay infinidad de hombres que no saben por qué Dios bajó a la Tierra: Dios quiso Él mismo dar testimonio de su Gloria. Dios quiso Él mismo decir: “Mandaré mis Palabras en otra carne que no sea Dios, pero mis Palabras sí son las mismas que hoy estoy diciendo. Hablaré de la Gloria de mi Padre para que sean justificadas las Palabras que mi Padre dijo a los Profetas anunciando mi Venida. Quedará dicho como el vivir de mi Gloria, por el mismo Dios, no por el hombre. Yo he traído la Salvación y os dejo mi Paz”.

A esto Dios bajó a la Tierra. Los que no Lo aceptaron, hoy no están con Él. Y todos los que Él habló con ellos, y no aceptaron como enviados por Él, hoy no están en su Gloria. Dios tiene su Mundo espiritual, Eterno y sin mando del hombre, sin mando ni para saber del ser que más hubiera querido en la Tierra, que en la Gloria estuviera; sin mando para que el Elegido venga de Tierra a esta Gloria y sepa en un arrobo lo que el hombre no puede saber al final de una carrera, por muchos estudios y carreras que tuviera. Todo esto quiso Dios Padre que fuera enseñado por Dios Hijo. El que no quiera que esto sea así, ¿cómo Dios lo va a entrar en su Gloria, cuando ya quede sin libertad y sin poder, abusando de la Libertad que Dios le dio?

Ésta es pregunta del Cielo: “Si el hombre no acepta, después del Nacimiento de Dios, y sigue usando el martirio para el que Dios tiene como el Padre tenía al Hijo, ¿crees tú, pecador, que Dios te dé Gloria?

Desperté, oí:

Dios Padre dijo al hombre en la Tierra cuando su Hijo estaba entre el hombre: “Ése es mi Hijo amado”.

El que no Lo quiso, ¿cómo estar hoy en su Gloria?

Dios Hijo manda sus Palabras en un Instrumento.

Ya, al mandarlas, ama. Ya, el hombre, tiene que amar las Palabras que dice y respetar al Instrumento.

Dios deja ver, es Dios el que habla.

Y no da Gloria al que maltrata.

El hombre sigue postura del mando que da Luzbel.

Y Dios, al que Lo desprecia, no puede Gloria tener.


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viernes, 6 de mayo de 2011

Dios manda y permite - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 161-162


En Sueño Profético decían:

Dios manda y permite, pero siempre puede el mandar; lo mismo que si tú amas, Él te ama mucho más. ¿Quién compararía el río con los mares y sus olas en alta mar? ¿Quién compararía al bueno con el malo, que es el que cuida el Infierno? Pues aquí podría haber alguno que comparara por el tiempo entretener. Pero para a Dios comparar, tendría que haber otro Dios.

Dijo uno:

¡Gran Fuerza manda Dios al que Aquí trae! ¡Gran Saber da al espíritu para moldear la carne! ¡Es tan difícil ver lo que no está viendo nadie! ¡Es tan difícil expresar lo que tú aún no sabes!

Esto es Poder de Dios con Mando que no ve nadie. Esto es sacar espíritu cuando aún vive la carne, que vive por el poder de ese espíritu; que sale con la Llamada de Dios, dando silencio a la carne; que si no fuera por Dios, que manda silencio a la carne, sería escándalo en silencio, que esto es el mundo de carne: Llamada que hace Dios, dejando al hombre la carne; y cuando viene el espíritu, aprender que Dios lo trae, es silencio con escándalo.

Desperté, oí:

¡Quién podría hablar de espíritu,
en esta forma que hablan?

¡Quién podría describir
muerte, arrobo, Llamada de Dios a Gloria?

¡Quién nombraría silencio
a la carne del que arroban?

Pues si Dios es Poderoso,
¿cómo pensar que no hable?

Ya Él sacará el Dios
para ponerlo delante
cuando el hombre diga “no”.

Dios permite y manda.
El permitir tiene fin.
El mandar, nunca se acaba.

Por eso el que Aquí trae,
él no sabe cómo manda.

Pero va cumpliendo órdenes,
que a veces ve cuando pasan.

Dios le da aquel Saber,
para que crean sus Palabras.

El Permitir tiene fin,
el Mando nunca se acaba.


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jueves, 5 de mayo de 2011

Humildad y Amor - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 197-198-199


En Sueño Profético hablaban de la Humildad y el Amor. Decían:

El Amor a Dios y la Humildad, son nombre y apellido. Amor, nombre que te da nombre. Y Humildad, apellido que justifica este nombre.

Dijo uno:

De la Humildad y el Amor a Dios, se estaría escribiendo ahí una vida, y Aquí una eternidad, y no se acabaría el tema, por ser Dios Humildad y Amor. Viendo Amor, hay Humildad. Y si ves Humildad, rebosará el Amor.

Yo vi una vez a un gran literato,
que quería describir el Amor;
pues hizo apuntes y apuntes,
y al final todo rompió,
lo rompió por una causa
de gran justificación.

Estando haciendo los apuntes,
le hablaron de uno que oía la Voz de Dios.
Éste quiso conocerlo,
y en busca suya marchó.
Cuando lo tuvo delante,
le empezó a hablar del Amor,
con una Humildad tan grande,
que los apuntes rompió.

En dos palabras le dijo
cómo sentía el Amor,
y ya de ahí haría libros,
libros de grande valor,
porque lo que éste le dijo
fue sólo Humildad y Amor.

Desperté, oí:

Es la Carrera más corta,
la que nadie escoge ahí.

Es la Carrera más corta
y la que no tiene fin.

Dos asignaturas son,
y difícil es vivir:
dar Amor y Humildad,
y luego mirar Aquí,
diciéndole: “Tú, Dios mío,
¿me cuidarás desde Ahí?”.

Esta Carrera se tiene
metida en cuarto trastero.
Dios no necesita llave,
porque todo lo está viendo.

Si esta Carrera la haces,
piensa en la Universidad,
que te la compone el Prójimo,
donde tú das caridad.

Que podría Dios hacer,
que tú fueras Universidad,
y prohibirle al alumno
que entrara para estudiar.

La Carrera que más luce,
sin que tengas que estudiar,
es la de ir al enfermo,
porque Dios te espera ya.

Dios te espera en el enfermo,
si tú llevas Humildad.

Porque Dios se hizo Hombre
para enseñar caridad.


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miércoles, 4 de mayo de 2011

Si Dios no fuera Dios - Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I - Pag. 257-258


En Sueño Profético decían:

Si Dios no fuera Dios, no viviría el malo. Si Dios no fuera Dios, todos Lo verían destruir el mundo, ese mundo de pecado. Con que una noche fuera larga, tan larga que parara el día, se acabaría el mundo; con que diera orden a los mares, a los ríos, y castigara a las nubes, se acabaría el mundo; con que las lenguas del hombre no juntaran palabras, se acabaría la comunicación del hombre y el mismo hombre se devoraría.

Dijo uno:

Con el Mando de Dios a la Tierra,
la misma Tierra se tragaría al mundo,
y quedaría el mundo sólo en Tierra.

Y con el último Mando de Dios,
Dueño de lo que el hombre se adueña,
el mundo quedaría en nada,
esto, si Dios, Dios no fuera.

¡Qué lucha trae este Dios
por amar y que Lo quieran!

¡Qué lucha para que el hombre
muera sin cumplir condena!

Este Dios, Aquí en su Gloria,
aún deja al que viene
que pida misericordia.

¡Siempre hablándole al hombre
para borrarle el pecado!

¡Siempre sufriendo en silencio
por el que no va a buscarlo!

Si este Dios no fuera Dios,
no habría hombres ni pecado.

Desperté, oí:

¡Qué grande es el Amor
que Dios al hombre le tiene!

¡Qué poco hace de Dios
en lo que el hombre Lo quiere!

En el castigo que a voces
va heredando el hombre.

En conservar el Infierno,
a sabiendas, vivo, el hombre.

Debería el hombre sufrir
al pensar el sufrimiento
de no poder Dios decir:
¡El hombre no quiere Infierno!

¡Con lo sencillo que es
quitarle este sufrimiento!


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martes, 3 de mayo de 2011

Si sacrificio te cuesta, te falta Amor - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 103-104-105


En Sueño Profético decían:

Un día, cuando salía yo de orar, salieron a mi encuentro y me hicieron estas preguntas:

―Mónica, te íbamos a buscar; queremos que nos enseñes a buscar; queremos que nos enseñes a orar y a hacer sacrificios para a nuestros hijos salvar.

Dijo una que parecía que no venía porque se quedó atrás:

Yo, por tal de ver a mi hijo
como estaba tiempo atrás,
haría los sacrificios
que el hombre no comprendiera,
como no fuera que él
también sacrificios hiciera.

No es el camino así,
si para alcanzar a Dios
es a fuerza de sufrir.
Yo lo que sí recomiendo
es que los ruegos sean constantes,
tan constantes, que no se acaben
ni de noche ni de día,
y que por mucho que ruegues
y tengas que suplicar,
nunca digas sacrificio,
porque entonces no es amar.
Amar costando trabajo,
esto ya no es suplicar.

Yo nunca le vi trabajo,
y mucho menos sacrificio,
a todo lo que yo hiciera,
a todo para el bien de mi hijo.
No podían soportar mis fuerzas
el que mi hijo no amara,
y que no quitara a tantos
de que como él pecaran.

Siempre que me ponía a rezar,
veía a este Dios disgustado
de tanto como Lo ofendían.

¡Él, que todo era Amor,
y olvidaba al que quería
que le diera su Perdón
y jamás ya pecaría!

Desperté, oí:

Si tu súplica es Amor,
no es sacrificio.

Sacrificio llamo yo
a aquello que haces tú,
que lo haces por temor.

Por temor o para que vean
que tú cumples tu promesa.

El Amor es más fuerte
que el sacrificio.

Si tienes Amor,
no tienes sacrificio.

Si sacrificio te cuesta,
te falta Amor.

A la madre que ama a Dios,
no se le pierde su hijo,
y en esta Gloria de Dios
lo entra sin sacrificios.

La madre que ve que el hijo
se pudiera condenar,
si ruega sin sacrificios,
en la Gloria lo entra ya.

MÓNICA DE AGUSTÍN


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lunes, 2 de mayo de 2011

Prisionero que ve el que no Lo ama - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 31-32


En Sueño Profético hablaban de la Libertad.

Dijo uno:

Cuando tú sabes cómo eres es cuando te dan Libertad. La Libertad la vive el que a Dios no ama. El que ama, busca estar prisionero, prisionero que ve el que no Lo ama.

Contestó a esto un Discípulo de Jesús:

Un día, estábamos oyendo al Maestro, y cuando terminó de hablar, nos dijo:

“A pesar de que soy Dios, quiero que obréis con Libertad. Si alguno no me siguiera con Amor, sea retirado por él mismo. Yo lo sabré y dejaré tiempo para que él se retire”.

No fueron terminadas estas Palabras, y queriendo hablar todos, quedamos en un aplastante silencio. Si la Libertad hubiera sido un presente, todos la hubiéramos dejado en sus Pies. Nosotros queríamos estar siempre cogidos a su Mando, nos encontrábamos más suyos. El que más decía: “El Maestro me ha mandado que vaya y diga”, éste se creía más predilecto. Cuando no nos mandaba, era sitio que tenía que ir Él, y nos llevaba para enseñarnos; de aquella Enseñanza ya nos llenábamos para partir al día siguiente. Una vez que empezábamos a caminar, no teníamos día ni noche, íbamos solos, pero cada uno llevaba dentro al Maestro.

Desperté, oí:

Al llevar dentro al Maestro, no queríamos la Libertad.

Hacer uso de la Libertad que Él nos daba, era separarnos de Él.

La Libertad te llevaría a sitios donde no amaban a Él.

Él quería ser amado con Libertad.

Y nosotros sólo queríamos amarlo.

Queríamos amarlo y sufríamos por el que no lo amaba.

Si mucho amas, poca Libertad quieres.

El Amor de Dios es cárcel, prisión y libertad de espíritu.


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domingo, 1 de mayo de 2011

Alegría que no se acaba - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 38-39-40


En Sueño Profético vi muchos niños; mayoría se reían. Dijo uno:

La alegría y la risa son el bienestar del espíritu, cuando la alegría y la risa son como ésta –y señaló a los niños–, sin pecado. Porque hay también risa y alegría diabólicas. Esta alegría y risa hay quien la encuentra cuando está haciendo lo que va en contra de Dios. Esto no es alegría, esto es vivir escandalizando al inocente, al niño y al que vive el Amor de Dios. Este Amor de Dios es muy semejante al del niño.

Dijo una mujer:

Yo siempre tuve alegría, y es que amé tanto a Dios, que hoy mis ruegos son para que salgan brotes en todos los espíritus de Amor de Dios, de Amor que cubre todo lo que puede quitar la alegría de Dios. Esta alegría es de Paz, es alegría de Fuerza, es alegría que no te deja sentir las miserias de esa Tierra. Esta alegría te hace que todo sea bello, todo lo que va de Dios. Alegría siempre ahí: Gloria segura Aquí. La alegría te viene cuando piensas en Dios. Esta alegría te la nota más el que también piensa y ama; el que no ama, la desconoce.

Desperté, oí:

Desea más el brillante que llevas, el que lo conoce, que el que no lo entiende.

El que no lo entiende, ni mira.

No sufras si no conoces el brillante, pero aprende a amar y tendrás alegría.

El brillante lo hereda otro. El Amor es tuyo y eterno.

Ama con tanta fuerza, que te pregunten cómo se ama.

Y ya tendrás alegría, alegría que va en tu cara, alegría que no se acaba.


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