miércoles, 31 de agosto de 2011

Si el Amor a Dios tuviera peso, a pocos se veían cansados - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo I - Pag. 172-173-174


En Sueño Profético decían:

Si el Amor tuviera peso, a pocos se veían cansados.

Dijo uno:

Yo oí esta frase un día a dos mujeres que del Amor de Dios hablaban:

Si el Amor a Dios tuviera peso, a pocos se veían cansados. Yo no sé cómo pueden vivir con tanto amor a todo lo que junto no es nada, y sin Amor a lo que viene de Él. Mis oraciones, muchas veces son pidiendo Amor, y hay veces que siento a ese Dios que no siente el que no ama.

Ya contestó la que oía, que antes estuvo callada:

Pues yo hay veces que siento
como si alguien me hablara
y me empujara por dentro
para que vaya diciendo
este Amor que no te cansa.

Me da pena de dormirme,
por quedarme ya callada.
Me da pena de cundir
lo poco que a Dios Lo aman.

Y ya terminaron las dos en llanto.

Desperté, oí:

¡Qué frase para ponerla
donde los hombres la vieran!:

“Si el Amor a Dios tuviera peso,
a pocos se veían cansados”.

¡Qué Amor tienen estas mujeres,
que una sufre por dormirse
y de Dios seguir hablando.

La otra quisiera ver
a los hombres ya cansados
y pidiendo más querer.

El Amor hay que sentirlo
para poder ejercer.

Y una vez que ya lo sientes,
tú no te quedas con él.

Tú quieres ya repartirlo
en cualquiera que tú ves
que quiere amar contigo.

Dios fue el que ésto dijo:
“Donde dos hablen de Mí,
Yo estaré con ellos”.


Ama tanto que este peso
ponga tu cuerpo encorvado.

Y que pregunten los hombres
que nunca a Dios amaron.

Que en haciendo la pregunta,
quedarán los dos llorando.


***

martes, 30 de agosto de 2011

Una Iglesia de Córdoba colabora con la Fundación Ana García de Cuenca


En la Iglesia de los Padres de Gracia en Córdoba, se ha dispuesto una zona donde se muestra una lona informativa (la misma que ha sido expuesta en la pasada JMJ de Madrid) que en breve irá acompañada de un cartel donde se detallan los Primeros Hechos Sobrenaturales que le ocurrieron al Profeta:

(clic en la imagen para ampliar)


Fue en esta misma Iglesia, en el año 1954, donde Ana García de Cuenca tuvo sus primeros Hechos Sobrenaturales.

No digas muertos a los Vivos - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 238-239-240


En Sueño Profético vi mucha gente, y uno dijo:

Éstos son los muertos
que sepultura ahí les dieron,
porque así los vieron: muertos.

Éstos son los que se nombran,
a veces, con mal recuerdo.

Éstos son los que no mueren,
porque así ellos quisieron.

Éstos son los que Dios manda,
los que ahí les dicen muertos.

Éstos son los que ven al vivo
y el vivo no los ve a ellos.

Éstos son los que quisieran
que el hombre fuera más bueno,
que a veces sirven de mofa
por el bien que ahí hicieron.

Éstos son los hombres santos
que llevan al cementerio
como si estuvieran muertos
y ya no siguieran viviendo.

Éstos son los que ven llanto
de lo que no se remedia
por falta de a Dios amarlo,
que este llanto no sirve
para borrar los pecados.

Otro dijo:

Yo creo que el hombre hace mal
lo que debería hacer bien hecho,
por creer que de verdad muere,
por no creer en la continuidad de la vida.

Si el hombre creyera en la Gloria
como cree en el entierro de la carne,
el hombre probaba a ser más bueno,
y puede que en esa prueba,
ya viviera en lo cierto,
en esta Vida de Dios,
que aquí no se nombra muerto.

Desperté, oí:

No queda muerto para Dios
el que ahí con Él viva.

Es un camino que anda,
que se aleja de la vida.

Que se aleja de la vida,
dejando ahí el pasado
como el grano en la espiga.

Como el grano en la espiga,
que tuvo que estar sujeto
hasta que en la siega sirva.

Cuando ya el grano lo sacan,
entonces vive la vida.

Y ya recuerda a la espiga
como el que entra en la Gloria.

Éstos son los que ahí mueren
para pasar este camino,
que estrecho llega a la Gloria.

No digas muertos a los Vivos
que Viven en esta Gloria.

Porque Dios le dice muerto
al que desprecia su Gloria.


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lunes, 29 de agosto de 2011

Este engaño perjudicaría a todos - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 127-128-129


En Sueño Profético decían:

El que está haciendo vida de pecado, no tiene fuerza para defender la Palabra de Dios, ni para acercarse a Dios. Éste tiene un acercarse por fuera y un retirarse por dentro.

Dijo uno:

Voy a contar lo que un día delante de mí pasó:

Estando todos los Discípulos con el Maestro en el campo descansando en una sombra, pasaron unos y de lejos le dijeron al Maestro:

–Cuando pasen unos días nos vamos a venir para ir contigo como van éstos. Tú nos enseñarás y nosotros enseñaremos lo que Tú nos has enseñado.

Fue el Maestro pronto puesto de pie y dijo:

–No vendrás, porque estás haciendo pecados de escándalo y no puedes aprender mi Doctrina. Al hombre lo tienes engañado, pero a Dios Hombre no. Tú das mal ejemplo con la vida que haces con esa mujer que transmite los demonios, ya que ella sabe que tú quieres seguirme y te detiene con su maldad. Tú vives con ella porque no amas a mi Padre y no crees en mi Gloria. Tu comportamiento está en contra de mis Palabras, y tu carne no puede llegar a las telas de mi Vestidura.

Desperté, oí:

El pecador quería: pecado y Dios.

Quedó de roca cuando el Hijo del Hombre le dijo sus pecados delante de sus Discípulos.

Dios los dijo porque vio que quería engañarlo.

Y este engaño perjudicaría a todos.

Perjudicaría cuando vieran que Dios aceptaba amistad con el que seguía pecando.

Dios tiene que decir “Soy Dios”, descubriendo la mentira.

Lo veían en los prodigios, Lo veían en saber lo tuyo antes que tú.

En el Amor, en el Perdón, y muy pocas veces Lo vieron haciendo de Dios.

Dios, antes de hacer de Dios, te aparta.

Ofrécete a servir a Dios cuando ya no hagas pecados.

Cuando digas con Amor: “de la Muerte me he salvado y en la Gloria vivo yo porque ya no hago pecados”.

Porque el que vive el pecado, vive en el mundo del hombre, y de Dios bien retirado.


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domingo, 28 de agosto de 2011

Ungüento para curar - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 97-98-99


En Sueño Profético yo decía:

¡Señor, cuántos sufren por no tener quien los oriente!

Dijeron:

Para eso es tu Enseñanza, para enseñar a amar, y una vez que amen, ya saben amar y acercarse a Dios. Niño que cae, llora y busca quien lo consuele, consuelo que no duda encuentra.

Hay quien no supo sufrir,
y sufrió cuando creía que sufría.

Hay quien llora un mal
que no ha llegado todavía.

Hay quien no sufre el sufrir
que es sufrir para toda la vida,
sufrir que Dios no consuela,
porque tú, sufrir querías.

El sufrimiento que el hombre
no te lo puede quitar,
ya es sufrimiento de Dios,
y Dios te consolará.

Te consuela y te dice
que enseñes a consolar,
pero “pa” sentir consuelo,
tienes primero que amar.

El saber sufrir es una carrera,
ya que empiezas con los apuntes
de lo que haces bien o mal.

Dios, sin darle tú el cuaderno,
ya te empieza a puntear,
y te guarda Aquí tus notas,
que luego te entregará.

Desperté, oí:

Para saber sufrir,
tienes primero que amar.

Y una vez que ames mucho,
el sufrimiento será
como agua que ha caído
donde agua había ya.

Yo me metía en algunas casas
que sufrimiento había ya,
pero mis palabras eran
ungüento para curar.

Ungüento “pa” el que quería
en el cuaderno apuntar
cosas que a Dios agradaban,
y tú te podías salvar.

Por eso, aquél que sufre,
tiene primero que amar,
para buscar el consuelo,
consuelo para enseñar,
consuelo que te interpreta
el que a este Dios no ama,
consuelo que notas tú,
y lo publica tu cara.

Todo el que el sufrimiento
le apriete en la garganta,
que busque para consuelo
aquél que a Dios ve y le habla.

TERESA DE ÁVILA


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sábado, 27 de agosto de 2011

Nadie puede decir el sentir, como aquél que lo sienta - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 170-171-172


En Sueño Profético decían:

Nadie puede decir el sentir, como aquél que lo sienta. Y nadie puede explicar un sufrir, como aquél que sufrir tenga. Hay cosas que el espíritu es tan dueño de ellas, que a nadie deja que lo explique, si no es su misma materia.

Las cosas del espíritu son tan grandes... son tan sencillas... son tan bellas... Pero siempre les da maltrato aquél que el Amor no sienta.

Dijo uno:

Amor con Amor,
nunca ha de tener quimera.

Amor con Amor, se une,
y ya da este Amor una fuerza,
que buscas sediento el sitio
donde el Arrobo se encuentra.

Ya el espíritu deja
que hable esta materia,
porque fue la que guardo al espíritu
antes que a la Gloria fuera,
y queda en un silencio,
obediente esta materia,
hasta que llegue el espíritu
con el Poder que Dios manda,
y da vida a esta materia.

Este alboroto con Paz,
no lo explica otra materia.

Esto quedará en los Libros,
pero el sentir, si no lo cuenta
el que recibe el arrobo,
tal vez el sentir se pierda.

¡Cuántas cosas hay perdidas
por no oírselas al que las sienta!

La Visión es comprendida,
pero el Sentir que Dios manda
con su Espíritu a una materia,
éste tiene que contarlo
el mismo que Arrobo tenga.

Desperté, oí:

Este mismo despertar
y seguir oyendo a Dios,
no lo pueden explicar
como el que Aquí despertó.

Es tan normal el pensar,
si se quiere comprender,
que no es lo mismo contar
lo que en otro se ve,
como que cuentes tú mismo
lo que sientes que no ven.

El sentir Mando y Amor,
esto queda sin decir
y sin dar explicación.

¡Cuántas cosas hay perdidas
de tantos que Aquí vinieron!

Luego vieron los Escritos,
y sin sentir los leyeron.

Luego se hacían preguntas
sin llegar a comprenderlos.

Todo era Poder de Dios,
escrito y con desprecio.
Desprecio que antes dieron
cuando llegaban diciendo:
“Yo veo la Gloria de Dios,
Dios me lleva Allí a su Reino”.

A veces salen miradas
de algunos que dicen “buenos”,
que en sus caras se queda
la ira que estaba dentro.

El sentir nadie lo explica
como el que lo está sintiendo.

Y al sufrir que tuyo es,
nadie le da el sentimiento
que tú darías al decir,
por ser un sufrir por dentro.

Para saber un sentir,
tienes que oírlo sintiendo.


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viernes, 26 de agosto de 2011

Mi Familia son todos - Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 72-73


En Sueño Profético hablaban de la Familia de Dios. Decía Juan:

Dios no dio preferencia a su Familia. Dios no tenía Familia. Dios es que tenía que vivir en una Familia. Tuvo que tener Madre, puesto que Él se hizo Hombre. Dios Padre sabía cómo era la Virgen, pero la Virgen no sabía iba a ser elegida por Dios Padre, para allí vivir de Dios Hijo y nacer de Hombre. Dios eligió a esta Mujer como Madre de Dios Hijo por su Sencillez y Pureza. Antes de Dios preferirla, ya Ella adoraba a Dios, y Dios la elige. José es varón de admiración en sus hechos, y Dios lo coge como Esposo de María. Tampoco sabía si Dios lo iba a elegir para que compusiera esta Familia. Ya, los parientes de María y José, no es que fueran preferidos, es que eran familia de José y María, pero queda claro que no eran Familia de Dios, puesto que Dios es Dios y no tiene familia. Su Familia son los que Lo aman. Aquí decían: “Yo soy familia de José”. Y otros decían: “Yo, por parte de María. Pero nadie podía decir: “Yo soy familia de Dios”, porque Dios, estas eran sus Palabras: “Mi Familia son todos. El me vea a Mí, ve a mi Padre. Mi Padre me manda para que os améis, y como Él os ama, ya sois su Familia”.

Desperté, oí:

Dios, cuando vivió de Hombre, estaba con Él el que Lo seguía.

Dios no se hizo Hombre para preferir a algunos hombres.

Dios se hizo Hombre para ser el Dios de todos.

Todo lo hecho por Dios no prefiere a ningún hombre.

El sol, el aire, la lluvia y el amar a Dios, esto es igual para todos los hombres.

El hombre dice: “Dios ha elegido a éste o aquél”. Pero no dice éste o aquél ha amado tanto, que Dios lo ha elegido.

Ama como éste o aquél y ten seguro que Dios te habla.


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jueves, 25 de agosto de 2011

Altavoz o Portavoz - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 75-76


En Sueño Profético hablaban varios y uno decía más fuerte:

La obediencia del Profeta alaba al Padre. Si no hay obediencia, el Hijo no transmite lo que el Padre manda.

Dios permite al hombre, pero en el Portavoz es Él el que le da sonido a sus Palabras, y estas Palabras tienen que ser repetidas por este Altavoz o Portavoz.

Desperté, oí:

Altavoz es darle fuerza a las palabras. Y portavoz es llevar las palabras a distancia.

Estas Palabras tienen que ser dichas como son sentidas.

Siempre por el Portavoz: esto sí, esto no.

Según el espíritu que éste vea, ya Dios le hará componer la frase adecuada.

El Profeta no puede dejar en mal lugar a Dios, puesto que Profeta es el Lugar que Dios coge para que el hombre oiga su Palabra.

El hombre no oye su Palabra porque es Dios el que habla.


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miércoles, 24 de agosto de 2011

La Fundación Ana García de Cuenca estuvo en la JMJ


Saludos a todos los lectores/as. Con unos días de retraso os informo que la Fundación Ana García de Cuenca estuvo presente en la JMJ de Madrid.

Gracias a la participación activa de varios de sus miembros y con unos modestos pero efectivos medios, logramos poner en conocimiento de miles de personas la Obra de Ana.

Me gustaría empezar dando las gracias a estas personas:

Descifrar el Amor - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 186-187-188


En Sueño Profético decían:

El Amor de Dios, si lo tienes, tienes que practicarlo.

El Amor es tan fuerte, que precisa ejercerlo.

El Amor busca amar y ser amado.

El Amor es fuerza;
el Amor es grande;
el Amor es niño;
el Amor es misterio,
misterio tan destapado,
que sabiendo es misterio,
no puedes tener callado.

Ya les ocurrió a varios hombres
querer el Amor descifrarlo,
querer escribir Amor,
de haber oído contarlo.

¿Cómo puede un escritor
decir las frases con fuerza,
cuando no ame a Dios?

Este Amor, para escribirlo,
te tiene que decir Dios:
esta es mi Gloria;
éstos mis ángeles;
Yo soy el Hijo;
todo esto es Dios.

Y cuando pase el éxtasis,
si tú eres escritor,
en el libro que tú escribas
con las Palabras de Dios,
las verán que son Palabras
hablándote del Amor,
unas palabras sencillas,
pero sin comparación.

Este escritor ya te hará
el Amor versificado;
este escritor te hablará
del Amor ya comparando
con cosas de gran valor,
y luego el Amor gritando,
te hablará sólo de Dios,
y tú irás comparando
y perdiendo la razón.

Desperté, oí:

¡Ay razón que no respetas
la obediencia ni el silencio!

¡Ay razón de Amor de Dios,
que muchos llaman misterio!

Yo diría que este Amor,
te aprisiona ya en su seno,
y el gozo le hace gritar,
y tú ya dices misterio,
por no saber explicar.

Este Amor, sin tú querer,
te lo conocen en la cara.
Este Amor, hablas de él,
sin que pienses las palabras.

Este Amor te exige ya
que tú digas sus palabras.
¡Cuántas veces, yo escondiendo,
me notaban en la cara
la alegría que por dentro
el Amor me la sacaba!
Si este Amor tú no lo sientes,
del Amor no escribes nada.

No preguntes cómo amo,
porque no tengo palabras.
Si practicas el Amor,
este mismo Dios te habla.

TERESA DE ÁVILA


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martes, 23 de agosto de 2011

Éstos creían en Dios, y en su Rostro a Dios vieron - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 232-233


En Sueño Profético decían:

Decir: “Yo creo en Dios”, esto es fácil. Pero creer, es difícil; es difícil y el hombre continuamente lo está demostrando. El hombre nunca aceptó que Dios le hablara al hombre. El hombre no cree en la Existencia de Dios. Siempre que dudes, falta creencia.

Dijo uno:

Al Maestro lo que más le ofendía era que le dijeran que no era El Maestro. Esto, decía, que no era creer lo que tanto había su Padre anunciado por los Profetas; y que si no creían lo que el Padre decía, cómo reverenciar a Él de Dios Hombre, cómo oír sus Palabras, cómo ponerlas en práctica, y cómo alcanzar el Perdón dicho por el Padre y oído en Boca del Hijo. Esto, apenaba el Rostro de este Divino Maestro.

Una mañana, al emprender la ruta, unos cuantos se pararon y dijeron:

–¡Éste es el Hijo de David, y éstos le dicen Maestro!

Hicieron una reverencia, que la cara llegó al suelo. Se acercó con ese Amor que llevaba al descubierto, que tan sólo no veía aquel que era incrédulo. Lo que Aquí ahora dicto, ocurrió y yo refiero:

–Vosotros creéis en Dios, y ya no os dirán incrédulos, y ya tenéis abiertas las Puertas de lo que aquí llaman Cielo, que mi Padre llama Gloria, Esencia de Dios, donde el espíritu goza, que goza porque está Dios, que es mi Padre y Yo la Gloria.

Desperté, oí:

Éstos creían en Dios,
y en su Rostro a Dios vieron.

Éstos no tenían duda
de los Profetas primeros.

Siempre en sus casas creyeron
que vendría Dios de Hombre.

Éstos creyeron en Dios,
y lo descubren de Hombre.

La reverencia que hicieron,
su espíritu la mandó.
La reverencia la hicieron
por conocer era Dios.

Todo venía de creer
lo que Dios había anunciado
a Profetas en Israel.

Reverencia como éstos,
si dices que crees en Él.


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domingo, 21 de agosto de 2011

Los dos tenían despertar, viendo ángeles primero - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo I - Pag. 137-138-139


En Sueño Profético decían:

No hay despertar con más gozo, que saber que ayer hiciste bien donde te necesitaban. Y no hay peso más grande, que despertar y tener que levantarte sabiendo que hiciste mal, un mal que pudiste remediar.

Dijo uno:

Si el que no se preocupa del que sufre, probara a preocuparse, le vería otro saber a la vida material y notaría descanso en su espíritu, porque el no querer ayudar a la cruz de otro, es grande peso en tus espaldas.

Si coges cruz con Dios
y sigues por donde Él te manda,
ya te mandará su ayuda,
y la cruz será de paja.

¡Pero qué gozo tan grande
cuando al despertar te digas:
“Hoy haré más que mañana”!

Cuentan Aquí, en la Gloria,
para que sirva de enseñanza,
que puedes hacer el bien
cualquier día de la semana.

Un repartidor de pan,
que con su bestia y serones
sacaba el pan a cargas,
dicen que hacía tanto bien,
que sin ser el dueño del horno,
a mucha gente alimentaba.

Le vendía tanto al horno
donde el trabajaba,
que una carga de pan diaria
el dueño le daba,
sabiendo el dueño que aquel pan
el repartidor no cobraba.
Todos los días le llevaba
una lista del hambriento
que jornal no ganaba.

Desperté, oí:

Uno que no tiene nada, da,
porque el que tenía le daba,
porque los dos,
la cruz de otros llevaban.

¡Qué tranquilos se acostaban:
el dueño, que era de Dios,
y el que le vendía las cargas,
que servía de recadero!

Él iba oyendo las penas,
y se las contaba al dueño.

Y la venta aumentaba,
y el negocio iba creciendo.

Los dos estaban de acuerdo.
El que repartía el pan
fue conocido en el pueblo:
¿Cómo vende tanto pan,
si no hay gente “pa” comerlo?

Los dos tenían despertar,
viendo ángeles primero.

Y nunca llegó el pesar,
pesar de remordimiento.

Si el hombre hiciera el bien,
siempre sentía un contento.


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Deja el negativo y coge el positivo - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 230-231


En Sueño Profético decían:

Hay quien cree que para amar a Dios y saber de Él, necesita tiempo. El que piense así, no le falta tiempo, le falta amar a Dios. Tú ama, y Él te hará que sobre el tiempo. Tú ámalo, y Él te dará abundancia de lo mínimo que necesitas para tu vida material.

El hombre ve una serie de dificultades para cuidar la materia, y vive siempre con ansias para el mañana cuando este "mañana" no existe, y de este "hoy" que es el espíritu, no se preocupa.

El espíritu suelta la carne por mucho cuido que ahí le tengas, pero la carne no suelta al espíritu. Aquí ves claro que todos los desvelos y cuidos tienen que ser para el espíritu, una vez que es inmortal. Por mucha materia que veas con espíritu, no se puede comparar con los espíritus que hay sin materia.

Desperté, oí:

Esto sería comparar una motita de lana con miles y miles de toneladas.

Más aún son los espíritus que hay sin materia e invisibles a la materia.

Carne y espíritu empiezan a vivir juntos, con la diferencia de que la carne no puede seguir al espíritu.

La carne queda en el lugar del objeto que sirvió y que desaparece sin quejar huellas de comparación.

Siendo comparada ya esta materia con lo que el hombre quiera.

Pues si esto te lo hace Dios ver claro, cambia el cuido de tu materia por el de tu espíritu.

Deja el negativo y coge el positivo.


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sábado, 20 de agosto de 2011

La reacción de amar y oir al Amado - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 87-88-89-90


En Sueño Profético decían:

Hoy presentamos escenas ocurridas cuando Dios vivió de Hombre. Se vio una mujer y ella mismo dijo:

Yo tejía porque ese era mi medio de vida, y me daba suficiente para mantener a mis dos hijos, que mi pobre marido me dejó cuando Dios lo quiso para Él. Yo, cuando entregaba el trabajo, nunca pedía precio, el dueño de la tela se lo ponía, y yo siempre quedaba mirándome la mano y mirando al Cielo:

–¡Gracias Señor!, ¿o no debo cogerlo?

Deprisa me contestaba el dueño:

–¿Qué es esto para mi dinero? –y me nombraba caudales para comprar muchos pueblos. Todo el que le trabajaba tenía de sobra el dinero.

Un día estaba tejiendo en la puerta de mi casa, al sol, con mis dos hijos pequeños; uno caía y se levantaba, mientras que al chico lo tenía delante metido en un capacho con una piel de borrego, que frío no le pasaba. Pues de pronto vino un ruido de muchos que no callaban, y quedaron en mi puerta y al capacho señalaban. Ya tuve que preguntar, y esta fue la respuesta:

–¿No ha oído decir que ya ha nacido Dios Hombre, y que está en un retablo para que el que quiera Lo adore?

Dejé mi tela sin ver el sitio y sin preocuparme de su destrozo, y me puse de pie, cogí al del capacho y cubriéndolo con la piel de borrego, entré en mi casa para coger otra piel nueva, y me fui a buscar al Único que puede entrarte en el Cielo, porque del Cielo venía a vivir con los hombres que con Él querían vivir; venía como día que amanece borrando lo que en aquel día se vio. Otro dijo: “Yo seguiré ya contando”.

Desperté, oí:

Esta es la reacción
de amar y de oír al Amado.

Mientras tejía, pensaba:
“con los dos tan chiquitillos,
¿qué haré para acudir
cuando oiga la llamada?

Si cojo a los dos en brazos,
mis piernas sé que no aguantan.

Pero quedarme en mi casa…,
¡con lo que Dios a mi me manda!

Si nada más ya por esto
es el deber el que manda.

¡Cuando menos por ser Dios,
que Él mismo viene a esta casa,
que será el Pueblo de Dios!

Todas las preocupaciones
le quitaron la gente que se paró.

Un hombre le coge en brazos
el chiquillo, que es mayor.

Y al chico más lo llevaban
las mujeres de estos hombres
que a ellos acompañaban.

Ella llevaba su piel
de una hermosa cordera,
que su marido guardaba.

La guardaba para abrigar los Pies
cuando bajara a la Tierra,
aquellos Pies que los hombres,
sin justicia los condenan.

Esta mujer ama a Dios;
su reacción lo demuestra.

Y estaba siempre pensando:
“Cuando oiga el Nacimiento,
cojo mi zalea en el brazo”.

Porque si así no lo hiciera,
sé que a mi marido enfado.

La zalea la peinó
el marido con sus manos,
cuando aún no estaba enfermo.

Esta casa amaba a Dios
en lo bueno y en lo malo.

Que para el que mucho ama,
no usa la palabra malo.

Lo malo nunca es de Dios,
por Dios no mandar lo malo.

La muerte o la enfermedad,
Dios la tiene “pa” el pecado.

Si tu espíritu es de Dios,
no dices a esto: malo.


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viernes, 19 de agosto de 2011

PRÓLOGOS 15ª ENTRADA: Raymond Nakachian


Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV

Nunca Creí que mis ojos pudieran ver a un Profeta, ni que mis manos pudieran estrechar las suyas, ni que mis labios besaran sus mejillas, ni que pudiera oir su voz, ni que sus pies pisaran el suelo de mi casa, ni que sus manos tocaran a mis hijos, ni que pudiésemos compartir la mesa juntos. Ha sido todo esto para mí como un sueño que jamás pude imaginar.

No sé como pagarle a Dios este premio, lo mismo que tampoco se cómo pagarle aquella criatura que me devolvió aquél día.

He leido varios Libros de Ana García de Cuenca, y pienso que el que quiera desmentirlos, es porque no está seguro de que Dios Vive. Y el que en ellos profundice para negar su verdad, es que desconooce la teología. No puede ser creer en Dios y vivir con indiferencia y desprecio al que Dios le habla en su Gloria.

¡Cómo puede pensar el hombre que desprecie estos Mensajes, que después entre en el Cielo!

¡Gloria señor te damos, porque a través del Profeta oímos tu Voz y sentimos tu Presencia!



Raymond Nakachian

Dios sabe el que quiere ser perdonado - Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - Pag. 81-82-83


En Sueño Profético yo decía:

Señor, perdona como si no supieras nada. Perdona, si sirve mi petición. Perdona como si supieras menos que yo.

Yo decía esto sin quererlo decir. Si hubiera estado despierta, creo que no digo esto de: “si supieras menos que yo”.

Esto es espíritu y materia, pero pudiendo el espíritu.

Al estar arrobado, ya deja a la carne sin mando y sin protesta, sin acción, a la orden del espíritu. Esta orden es Dios, Poder sin materia, Poder de extracto de Gloria, Poder que inclina al hombre a que diga que hay Dios; que este Poder no lo emplea para que Lo quiera el hombre. Este Poder deja libres a los mares y a los hombres. A los mares, la bravura. Y el no querer, a los hombres.

Dijo uno:

Dios siempre admite que tú pidas el Perdón. Pero Dios sabe el que quiere ser perdonado, y al que tiene que perdonar. Dios sabe cómo reciben su Palabra, cómo la abrazan o cómo la desprecian. Dios sabe el que cree y no ama, y lo que sufre el que ama.

Desperté, oí:

El que ama, sufre,
por querer que todos amen.

La petición del Perdón,
Dios deja que todos llamen.

Comparemos el Perdón,
con aquél que va, a mojarse,
en busca del chaparrón.

Que teniendo un buen paraguas,
la cabeza se mojó.

Éste no quiso paraguas,
como el que no quiere a Dios.

Uno no le des paraguas.
Otro no pidas Perdón.

Cuando veas que no quiere
oírte que te habla Dios.

Es más fácil perdonar
a aquél que nunca creyó.

Porque pudo disculparse
con aquél que nunca amó.

Si el que ama, practicara,
todos creerían en Dios.

Y ya, al creer, amaban,
y Dios no usaba el Perdón.

Dios quisiera hacer el cambio
del Perdón por el Amor.

Pero el hombre desconoce
la Grandeza de este Dios.


***

jueves, 18 de agosto de 2011

No digas nunca mentira, si estás viendo la Verdad - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 32-33-34


En Sueño Profético decían:

¿Por qué va a ser mentira la Verdad? ¿Por qué esta Verdad es mentira? ¿En qué se basa el hombre para querer derrotar las Palabras que ahí dictan? ¿Qué argumentos tiene guardados para cuando llegue el día y lo vea publicado, para decir que esto es mentira?

El hombre se hace pobre, y se descubre su ira, cuando Dios del Cielo manda a otro hombre Sabiduría.

Dijo uno:

Aquí en la Gloria de Dios, ninguno sabemos nada cuando oímos a este Dios explicarnos sin Palabras, sabiendo lo que pasó, lo que pasará, y hoy viendo lo que pasa.

Cómo queda tu talento, si en tu vida de saber, cinco minutos, haces una pausa, pensando: “¿Y yo qué sé, para desmentir las Palabras de uno que Dios elige, aunque el hombre le vea falta?”. Que la falta la verá aquél que menos a Dios ama. El hombre que ama a Dios, debe conocer los trazos que en la Tierra traza Dios, y conociendo los trazos, ve las Palabras de Dios.

Desperté, oí:

Yo creo que el hombre desmiente
por falta de amar a Dios.

Yo creo que no interesa
el que te hablen de Dios.

Interesa hablar de Dios,
diciendo lo que Dios dijo.

Pero que nadie te diga:
“Dios me dice y yo digo”.

Pero que nadie te diga:
“Yo veo la Gloria de Dios”.

Es ya tiempo de que el hombre
aceptara que Dios le habla
al que quiere,
sin con el hombre contar.

No va a tiempos modernos
el que diga “Dios me arroba
para el pecado quitar”.
Que desmientan estas Palabras,
como en los siglos atrás.

Eso ya pasó a la Historia,
el quemar y el degollar

No digas nunca mentira,
si estás viendo la Verdad.


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miércoles, 17 de agosto de 2011

Querer, buscar y aceptar - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 204-205-206


En Sueño Profético decían:

Para Querer, tienes que querer. Para buscar, tienes que amar. Y para aceptar, tienes que creer.

Si tú no tienes estas tres cosas, difícil será el hallar.

Primero te entra el querer. Segundo te entra el buscar. Y ya estas dos cosas, te hacen amar, y a todos les recomiendas: querer y buscar. Y cuando ya éstos amen, fácil verán encontrar.

No hay quien quiera Querer a Dios y encuentre barreras.

Dijo uno:

El querer te hace que Quieras. Lo mismo que si quieres hacer bien, siempre habrá alguien que tu bien quiera; siempre habrá un sufrir que tus palabras bálsamo sean; y siempre habrá un desnudo que tu ropa bien le venga; y ya el enfermo que no pueda ganarse él su sustento, la paga no la desprecia, y si con Amor la das, llevándosela a la cama, ya das un medicamento de Amor y tranquilidad, pero para todo esto tienes que querer y amar, y ya es misión completa de a Dios querer contentar.

Desperté, oí:

Este Amor que Aquí dictan
para que aprendas a amar,
es un Amor, tan Amor,
de a Dios querer contentar.

No es un deber de cristiano,
que también es para amar.

Pero siendo todo Amor,
hay Amor con más Amar.

Si todos dijeran “Quiero”,
todos servían para amar,
porque no hay quien quiera Querer,
y Dios lo eche “pa tras”.

Buen estudio queda aquí
para enseñar a Querer,
para que aprendan a Amar.

Si esto ya no te sirve,
que te tengan Caridad.

Busca y no dejes ir
al profesor que ahí va,
porque luego harán preguntas,
sin poderlas contestar.

Es grande decir “yo quiero”,
pero es más grande Amar.


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martes, 16 de agosto de 2011

Santos que viven en la Tierra - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 70-71-72


En Sueño Profético hablaban de los Santos, que Santos viven en la Tierra; de los Elegidos por Dios para dar ejemplo; y del Lugar que Dios coge para su Servicio cuando tiene que hablarle al hombre.

Este Lugar, ya tiene nombre: “Sitio que Dios elige para Él hablar y hacer que el hombre Lo conozca”. Unas veces Dios va al Lugar, y otras veces trae el Lugar a su Gloria. Dios actúa sin saber el Instrumento cómo será la actuación. Este Lugar siempre está dispuesto a transmitir lo que en él dicen: cristal que no da sol ni quita, cristal que está a la obediencia del Sol.

Todos los anteriores citados, no pueden mentir, porque su actuación afirma la verdad.

Vivir en vida de Santos, no cabe mentir, pues en sus formas de comportarse se ve que no vive el pecado; al no vivir pecado, ya vives Gloria porque sientes a Dios.

Los Elegidos por Dios para dar ejemplo, no pueden mentir, puesto que Dios les hace ver la Gloria, les da Poder para hacer prodigios, y ahí ven que son seres Sobrenaturales, seres que Dios los tiene mezclados en su Gloria viviendo aún con materia. Éstos tampoco pueden mentir, sus mismas vidas lo rubrican. Y ya, el Lugar que Dios tiene para enseñar al hombre, éste, el mentir sería ver en todos sus actos a Satanás, porque Dios haría que así se viera.

Dios no puede permitir que un espíritu diga que entra en la Gloria y que Dios le dice. Este "dice", Dios destruye. Dios permite que mientan, pero descubre cuando vean en su comportamiento que no es de Dios.

Aquí no puede haber mentira. El Profeta habla lo que Dios dice, aunque moleste al hombre.

Desperté, oí:

El Profeta, Lugar de Dios, Instrumento de Dios y Portavoz de Dios, éste no puede mentir, porque él no habla.

Él no habla, él no escribe, él no cura, él no sabe nada, él no sabe ni defenderse cuando Dios no se lo permita.

Dios habla a través de este Instrumento, y Dios permite el hablar y que ofendan al Portavoz.

Este Dictado debía el hombre estudiarlo, y retirar la palabra “mentira”. Mentira no tiene encaje con quien estudie tu vida.

Todo el que haga la vida que Dios ya tiene mandada, no cabe decir: “mentira”.

No cabe decir “mentira” cuando diga “Dios me habla”, pero observa su vida.

Si tú la haces igual, espera oír “mentira” cuando te lleve arrobado y luego ahí lo digas.

Si sabes Dios cómo es, no digas nunca: “mentira”.


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lunes, 15 de agosto de 2011

La palabra “Dios” es la que menos sílabas tiene - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 19-20


En Sueño Profético decían:

Si en la vida material no se creyera nada más que en lo que se palpa, bien poco se creería.

El Lenguaje de Dios es tan sencillo, que el culto no lo entiende.

El que lea y estudie estos Escritos, le pide Perdón a Dios.

La sabiduría material tiene gran diferencia con la espiritual. A la material le falta el barniz.

Desperté, oí:

La palabra “Dios” es la que menos sílabas tiene, y ésta es la más grandiosa en la comunicación del hombre.

Pero el hombre no le ve esta grandeza.

El hombre tiene esta frase: “hasta mañana si Dios quiere”.

Si meditara esta frase, adoraba las palabras: “si Dios quiere”.

Yo, Tomás de Aquino, reverencio esta Teología.


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domingo, 14 de agosto de 2011

No vuelves, te quedas dentro - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 54-55


En Sueño Profético vi el campo con un camino. Por este camino iba mucha gente, y entre esta gente iba Dios Hijo. Había quien quedaba muy atrás de Él, y queriendo oír lo que el Maestro hablaba, empujaba con impaciencia a los que tenía delante, haciendo que éstos hablaran y alborotaran a todos los que iban oyendo.

Viendo el Maestro que los de atrás y los de adelante llevaban razón, se paró en el camino y pronunció estas Palabras:

–Vosotros que vais a mi lado queréis silencio y ellos quieren vuestro sitio. Justo es que el que quiera oiga al Hijo del Hombre.

Dijo Pedro:

–Maestro, ¿acampamos aquí y ya cuando todos quedemos enterados de tus Palabras, seguimos los terrenos de Judea?

–Bien dichas están tus palabras, Pedro.

Y se pararon sentándose cada uno de forma que todos vieran y oyeran a Dios. Salió el Maestro hablando que parecía el desierto del silencio que allí había, pues no había movimiento de saliva que tragaras, de respirar o de aliento. Allí veías las miradas al mismo Punto en silencio. Este Punto era Dios que a todos los tenía dentro. Una vez que les explicó la voluntad del Padre, empezaron a caminar.

Desperté, oí:

Fuimos por pueblos,
caminos y aldeas,
hablando ya sin descanso.

Había quien nos llamaba,
tan sólo por preguntarnos:
¿Podemos ir también nosotros
y al Maestro acompañarlo?

Contestábamos alguno:
¡De volver, no sabemos cuándo!
Puede que sea mañana,
o se quede esperando
al que le digas: “¡Ya vengo,
que me voy con el Maestro,
que lo he dicho y me ha aceptado!”

Pues había quien cuando se emparejaba con nosotros, a su casa no volvía.

Ya no podía vivir sin oír tanto: Maestro, ¿vamos a acampar aquí?

Y ya todas las miradas
iban a este Punto;
este Punto era Dios,
que a todos tenía dentro.

Si oyes hablar a Dios,
no digas ya mismo vengo,
porque si acampa este Dios,
no vuelves, que quedas dentro.


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sábado, 13 de agosto de 2011

Aldea de Paz - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo I - Pag. 58-59-60


En Sueño Profético decían:

Si el hombre viviera la Presencia de Dios, todo lo hacía bien; lo hacía bien porque tendría presente: “esto es del agrado de Dios, y esto no”.

Dijo uno:

El que viva Presencia de Dios, ya Dios no lo deja; éste tendrá una actuación siempre de buena enseñanza y nunca se arrepentirá de sus actos; la Presencia de Dios la nota el que con éste trate.

Yo visité una aldea –cuando viví con materia–, que toda la aldea vivía la Presencia de Dios. Tenía la aldea hasta sus visitantes para llenarse de Paz. Allí acudían poderosos y humildes; allí acudían sanos y enfermos, por la Paz que respiraban; allí se veía a Dios sin Imagen, pero notabas su Presencia; los chiquillos los querían a todos, sin destacar diferencia; el que más tenía, llamaba a los amigos de los suyos, y todos comían en la mesa. Los mozos, ya anocheciendo, cuando llegaban en sus bestias, al que veían más viejo, le descargaban la leña, y dando su mano en la espalda, el más viejo sentía pena; sentía pena porque eso hizo él años antes, cuando veía trabajo y también vejez.

Desperté, oí:

Este vivir de esta aldea,
se puede llamar vivir.

¡Cómo heredan la Paz
y Dios no se va de allí!

Todo lo hacían sin trabajo,
pensando en Dios del Cielo.

Los niños cogían el pan
con sonrisa de este Cielo.

Los mozos daban las fuerzas,
que Dios mandaba del Cielo.

Y la vejez se sentía
“reforzá” por el consuelo.

La aldea vivía la Paz,
porque Dios vivía con ellos.


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viernes, 12 de agosto de 2011

No puede guardar silencio - Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag.


En Sueño Profético decían:

No hay quien sienta esta Gloria
y callar pueda.

¿Por qué no se para el hombre
a estudiar al que Aquí venga?

¡Fácil sería el saberlo!

Si fácil es preguntando,
más fácil sería
sin preguntar y siguiendo,
siguiendo paso por paso
que camina el Instrumento.

El hombre no quiere estudiarlo,
para seguir desmintiendo.

¿Quién puede venir a esta Gloria
y después guardar silencio,
cuando el que venga, al andar,
vea que anda sin suelo,
y no hay techo arriba,
porque es el firmamento,
y ve que anda con fuerza,
sin que se hunda este suelo,
que no es suelo, que es Poder,
pero tú andas por suelo.
Unas veces te ves carne,
y otras, te ves sin cuerpo,
y te notas con más fuerza
cuando la materia dejas
dormida y sin movimiento,
porque se ha salido la vida,
que es la que mueve al cuerpo?

¿Quién puede esto vivir
y luego guardar silencio?

Si esto le pasara a alguien
y lo tuviera en silencio,
ya sobraría el estudio,
por esconder la mentira,
que mentira estabas viendo.

El que a esta Gloria trae
el Poder y Mando de Dios,
no puede guardar silencio,
porque queda en alta voz.

Dijo uno:

El hombre, por falta de Amor a Dios, no está preparado para saber cuando uno dice: “Yo tengo éxtasis o arrobos”, y eliminar al mentiroso.

El hombre no sabe oír, por falta de Amor. El Amor es el intérprete de las Palabras de Dios. Donde no hay Amor, ya sobra Dios.

Desperté, oí:

Es pena, hasta el dictar estas Palabras
que están dictadas por Dios:

“Donde no hay Amor, ya sobra Dios”.

¡Es pena que sepa Dios
que el hombre a Dios no quiere!

¡Es pena para pensar,
y entonces te da más pena!

¿Qué podrán estar pensando
cuando la muerte les llegue?

¿Cómo tratarán a Dios,
cuando Dios ya los conoce?

Habrá quien quiera seguir
engañando, diciendo que ama.

Habrá quien quiera decir:
“Yo defendí tu Palabra”.

Ponte las manos en la frente
y piensa: “¿Yo soy capaz
de escribir estos Escritos
si no los mandan dictar?”.

Pues junta el Dictado
con la forma de actuar,
y verás la suma bien,
si es que tú sabes sumar.

Porque 7 con el 7,
14 has de sumar.

Si no te sale 14,
bien poco sabes sumar.

Al que Dios trae a su Gloria,
la cuenta queda cabal.


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jueves, 11 de agosto de 2011

Obediencia sin amor, no es obediencia - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 15-16-17


En Sueño Profético decían:

La obediencia sin amor, no es obediencia. El que obedece amando, no obedece, es que lo guía el amor del que le manda, que le manda sin pensar que no aceptará, porque al mandar ya sabe que ama.

Dijo uno:

Siempre que el Maestro mandaba, sabía que había obediencia. Cuando algunas veces no se hacía su Mando, era creyendo mejorar lo que Él había mandado, y entonces todo salía mal.

Un día, quería Pedro que el Maestro mandara a uno que siempre veía lo del Maestro con algún defectillo, y le insistió diciendo:

–Maestro, ¿por qué no le mandas como a nosotros? –esto delante del mismo que le faltaba Amor para dar aceptación a sus Palabras.

Dijo el Maestro:

Pedro, mi Mando no puedo darlo donde no cumplan mi Palabra, porque entonces es mando del hombre, y lo harían ofendiendo a mi Padre, porque lo harían con temor. Mi Padre quiere Amor a Dios Hijo y a Dios Padre, y Aquí ya mando Yo con el Mando de mi Padre.

Pedro se puso de pie con el rostro enrojecido, y dijo:

–Si merezco ser avergonzado, hazlo, pero que mi Amor crezca en tu Mando.

Y como siempre, después de la Palabra del Maestro, grande silencio.

Desperté, oí:

Pedro quiere que aquél que mucho iba a oír al Maestro, el Maestro le mandara como a ellos.

Y el Maestro no mandaba porque había curiosidad, pero Amor no.

Dios Hombre lo dejaba en su curiosidad para que fuera cundiendo los Hechos de los Discípulos con obediencia al Maestro.

Dios dejaba Libertad, sin mandarles como Dios.

Pero ellos, al presentarse, presentaban el Amor con obediencia delante.

Siempre había aceptación con contestación delante:

Si este Mando es de Dios, Él sabrá por qué mandarme.


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miércoles, 10 de agosto de 2011

Premiados por Dios, maltratados por el hombre - Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - Pag. 42-43-44


En Sueño Profético vi un grupo de gente. En este grupo había monjas, frailes y, unos, vestidos con vestimentas antiguas, y también había otros más o menos vestidos como hoy visten –entre ellos, niños–. Todos eran normales, cada uno en su vivir cuando tuvieron materia.

Dijo uno:

Todos éstos fueron premiados por Dios y maltratados por el hombre. Éstos, todos murieron de una forma normal, aunque ayudó el sufrimiento. Y éstos –y vi otro grupo–, los mató el hombre. Sacaron uno de todos aquellos y dijeron:

Éste fue destrozado y matado a pedradas. Esto lo pone el hombre como ejemplo de un deber que tenía que hacer el hombre, ya que el someterse era prueba de que Dios, a aquél, se manifestaba.

Aparecieron unos Pies clavados en una Cruz, y la Sangre caía al suelo. Dijo el mismo que explicaba:

¿Es que para ver era Dios, tenía el hombre que hacer que estos Pies fueran clavados?

Piense el hombre si Dios Padre así lo quiso, y si se hizo Hombre y se quitó el Dios sin Poder Poderoso. Pues si así no fue, y no vino para ser maltratado y crucificado, ¿cómo va a querer que al que Él elija para hablar de su Gloria, el hombre siga aún maltratándo?

¿Qué acusación el hombre le haría a Juan de Dios por su vida de Dios vivida en Él –esto en el enfermo y hambriento, el retroceso de Agustín en salvar pecadores, Tomás, en la Inmensa Teología, Domingo, en la sin igual predicación, Teresa, la mujer que salta todas las vallas que el hombre le pone, por cumplir la Palabra de su Dios; Amor de Fuego que corre, prendiendo el mismo calor?

Desperté, oí:

Dios te manda su Palabra,
no para que la juzgues tú.

Dios no quiere que maltrates
al que te hable de Aquí.

Dios quiere que te retires,
que eso ya es elegir.

Lo mismo que hizo Judas,
cuando vio que iba a morir.

Dios no deja ahí de hablar,
porque Dios es que vive Aquí.


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martes, 9 de agosto de 2011

La paciencia de esta gran Santa - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 138-139-140


En Sueño Profético hablaban de querer a Dios por si hay Dios, o de querer a Dios por sentirlo.

Dijo uno:

Hay más que a Dios dicen que quieren, por la inseguridad que tienen de la Existencia de Dios, que por Amor y a sabiendas de que Dios espera a los suyos.

Hay más que no quisieran oír hablar de Dios, que quieran oír su Palabra.

Hay quien cuando la carne está muerta, ya no quiere a Dios; la mayoría Lo ofenden; la mayoría enseñan a que a Dios no se acerquen, con sus actuaciones y sus palabras.

Estas escenas se han dado en personas que han creído eran cristianas y que amaban a Dios.

Otra mujer dijo:

El Amor a Dios te hace que veas las cosas como mandadas por Dios, y ya todas las ves como no las ve el que a Dios no ama.

Si la vida de espíritu todos la practicaran, todos sabrían aconsejar cuando el sufrimiento llegara a la materia, o a espíritu y materia.

La mayoría de los cristianos no practican la paciencia, que es Enseñanza de Dios.

Yo practiqué la paciencia y a muchas mujeres enseñé, y Dios me mandaba el Premio que todos pudieron ver. La paciencia era por mi marido, hasta que le hice volver a mi casa con mis hijos.

Desperté, oí:

Voy a decir la paciencia que esta gran Santa tenía:

El marido, a Dios no amaba, y las noches las perdía jugándose el jornal, y los hijos sin comida.

Ella, con rezos y llantos, decía su letanía:

“Señor, di qué sacrificio hago para quitar a mi marido de que no haga pecados”.

Le había jugado las tierras y una finca que tenía, pero todo su llorar era porque su marido se pudiera condenar.

Ya aquí, el Premio digo: “Su paciencia y sus rezos, dejó el juego en olvido”.

Y los tres hijos mayores trabajaban en terrenos que tenían arrendados, y por un grano de siembra, montones iban segando.

La arboleda producía en unos terrenos malos, que por un ochavo de arriendo, de fruta llenaban carros.

Compraron fincas mejores, y el padre iba con ellos, pero ninguno notaba lo que el padre había hecho.

El Amor de Dios mediaba, porque ella estaba en medio.

Todo el pueblo ya cundió que Dios le mandó el Premio.


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lunes, 8 de agosto de 2011

Esto, el extracto, es Dios - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 54-55-56


En Sueño Profético vi el mar, el sol, las estrellas y el aire. Y dijeron:

Esto es el agua, el día, la noche y la vida. Esto, el extracto, es Dios. Esto fue lo que vio los martirios que a este Dios le dio el hombre. El hombre no quería (ni quiere) que Dios fuera el Dueño Único de todo lo nombrado, de toda la materia, y Creador del espíritu: Frontera que Aquí hay para el hombre. Esta Frontera la pasa quien trae limpio su pasaporte, que la limpieza la conserva el Amor a Dios y el bien que tú hagas.

Tan sólo sabe la verdad, el agua, el día, la noche y la vida, que esto es Dios. Pues estas mismas ramificaciones de Dios, siguen viendo la verdad y la mentira del hombre.

Dios, presente en el que Lo ama, y Sabiduría del que Lo odia.

Dios, Perdón del que Lo llama, y su Brazo que aparta a quien su Gloria ensuciar quiere.

Dios que recuerda su Venida y quiere que recuerdes su Muerte y evites Crucifixión.

Dios que no cierra la Gloria para decirte que esto es Dios.

Dios que espera que aprendas a lo que Él te enseñó, a lo que hizo en la Tierra cuando de hombre vivió: A que todos fueran suyos, porque sólo había un Dios, porque Él venía del Padre a salvar al pecador, para que todos odiaran Infierno y Condenación, para que todos tuvieran en reliquia esta Oración:

“Amaos como Yo os he amado. Yo voy al Padre, para que venga mi Espíritu”.

Desperté, oí:

Si esta Oración el hombre
no la hubiera olvidado,
seguro y bien seguro
que todo lo había aceptado.

Dios no podía hacerse Hombre
para que nunca jamás
ya Lo vieran otros hombres.

No hay enseñanza que acabe,
cuando el profesor es bueno.

Pues si Dios vino a enseñar,
figúrate la Enseñanza
que tendrá todo su Reino.


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domingo, 7 de agosto de 2011

Fuerza mandada de Aquí - Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 254-255


En Sueño Profético hablaban de la fuerza del agua, del aire y de los rayos del Sol:

“Esta fuerza es mandada de Aquí, siendo Dios el único que puede mandarle al agua que quede como un embalse y hacer que se evapore; al aire puede quitarle sus bríos de vaivén; y al Sol quitarle sus rayos. Esto nada más, era destrucción del mundo. Ya podría el hombre hacer todos los inventos para que estas tres fuerzas funcionaran, que no funcionarían, porque esto es Mando de Dios. Esto es lo que Dios manda al hombre para que el hombre conozca: primero, el Poder de Dios; y luego, no dude de Dios”.

Si conociera primero a Dios, tendría que ver su Poder para decir que es Dios, y Dios tendría que hacer de Dios.

Dios dice: “Todo eso no es del hombre, ni el hombre puede quitarlo ni ponerlo, ni vivir sin él”.

Ya tiene que reconocer que hay otro Hombre superior a todos los hombres: Dios, primero; y luego, Hombre.

Siendo Dios, sin hacerse Hombre, hizo todo esto, y lo dejo todo a su Obediencia.

Desperté, oí:

Luego se hizo Hombre para vivir enseñando –como al Padre Le gustaba– cómo tenía que vivir el hombre.

Dios enseñaba y enseña con ejemplos fáciles, para que todos aprendan y puedan enseñar.

Si el hombre viera todo lo que hay hecho, que él no ha hecho ni puede hacer, el hombre veía a Dios.

Hay quien ve a Dios con los ojos cerrados, y los abre para no verlo.

Y hay quien Lo ve con los ojos abiertos, y los cierra para no verlo.

Y ya, el que ama, ni los abre ni los cierra, pero siente que le habla alguien que no es de este mundo, pero que a este mundo manda.

Manda, por ser Rey del Cielo;
manda, por ser Dios;
y manda, aunque el hombre quisiera
que esta Gloria se acabara.

¡Antes de acabar la Gloria,
ese mundo se acababa!


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sábado, 6 de agosto de 2011

Vocabulario sencillo que revoluciona lo intelectual - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag.


En Sueño Profético decían:

La mentira del hombre quiere desmentir la Verdad de Dios.

Cuando Dios habla, se nota en la sencillez de sus Palabras; que por sencillas son escalofriantes, desafían y aplastan.

El hombre no puede competir con el vocabulario de Dios. Este vocabulario, tan sencillo a veces, revoluciona lo intelectual.

El intelectual que ama a Dios, besa estas frases; besa estas frases porque a través de ellas ve a Dios.

Desperté, oí:

Dios no se inclina a ninguno. Dios habla para todos. Él no necesita tú inteligencia.

Él, lo que sí quiere es tu buena voluntad, y Él ya te da la inteligencia, con tal abundancia, que comprendes el Mensaje como el que lo lleva de Aquí.

La Enseñanza del espíritu es aprendida por todos los espíritus que sean de Dios.

Dios enseña y Dios infunde la Gracia para que Lo comprendan.

Nosotros, sus Discípulos, no sabíamos nada. Lo que sí adorábamos sin descanso era al Maestro.

Y Él vivía en nuestro espíritu y mandaba hablar a nuestras lenguas.


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viernes, 5 de agosto de 2011

Oírlo antes de juzgarlo - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 104-105


En Sueño Profético vi un sitio como un bodegón. Bebían en unos vasos con asas, les decían jícaras. Había un grupo hablando del Mesías, y de pronto callaron cuando vieron que entró uno y de momento dos más.

Dijo uno del grupo:

–Ese primero que ha entrado es uno de los que acompañan al Mesías.

Miraron los demás y dijo otro:

–Ese es Pedro; observa cuando hable; como le diga el mesonero algo de su Maestro, no hace falta que lo ofenda, con que le diga una palabra con indiferencia hacia Él, es lo bastante para que el vibrar de su voz mueva los peldaños de la escalera. Son bastantes los que lo siguen y no ven nada que sea en contra del Dios de Moisés.

Dijo otro:

–¿Tú quieres que nos juntemos un día y le oigamos sus Palabras? ¿Dónde quedamos de acuerdo, en la sinagoga o en la montaña?

–¡Es mejor en la montaña!

Desperté, oí:

Ellos querían oírlo antes de juzgarlo.

Una vez que lo vieran, no haría falta oírlo para ver que era Dios.

No hacía falta oírlo, éstos de buena voluntad, ya que no se atreverían a juzgarlo sin conocerlo.

Pedro, donde llegara era conocido. Si allí no hablaba ya había hablado en el mesón anterior.

Y éstos se encargarían de repetir sus Palabras.

Unos, lo tomaban en serio. Y otros, hablaban del carácter de Pedro. Pero todo era hablar del Maestro.

Y era la satisfacción de Pedro oír en todas las bocas: “Maestro”.


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jueves, 4 de agosto de 2011

Dios coge de amigo al arenero - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo I - Pag.


En Sueño Profético decían:

Dios comunica desde su Gloria para que sus Palabras estén siempre en flotación.

Dios quiere que el hombre viva sabiendo que el vivir es Aquí, y que ahí hace una parada. Según administre ahí su tiempo, Aquí será juzgado.

Dijo uno:

Dios no admite Aquí al que ahí no quiere saber de Aquí.

Dios no busca al que sabe que de Él se esconde.

El hombre ha olvidado estas Palabras que Dios dejó en la Tierra cuando vivió de Hombre: “El que se avergüence de Mí, Yo lo avergonzaré delante de mi Padre”. “El que no está conmigo, está en contra de Mí”. Pues si estas Palabras son Evangelio, ¿por qué no las respeta?

El hombre, con su actuación, dice que no quiere saber de Aquí. Pero Dios se comunica para los pocos que Lo quieren, y estos pocos tienen lucha para que Lo oiga el que dice: “Yo a Dios amo”.

Después de oír esto que hablaban, apareció un río y un hombre con un burro. El burro llevaba un serón que este mismo hombre lo llenaba de arena con una pala. Este mismo hombre dijo:

–Yo soy el que cuento en espíritu lo que ya va dictado, que primero fue arrobo:

Arenero era mi profesión, y Dios me premió en la Tierra con que viera parte de su Gloria. Pocos quisieron oírme de los muchos que decían que amaban a Dios. A muchos quise contarles las veces que Dios se aparecía a la orilla del río, y mi pala, sin yo hacer fuerzas ni Él llegar, llenaba mi carga. Cuando la veía llena, ya no veía a Dios. Esto me ocurrió bastantes días. Un día, no vi a Dios con mis ojos, pero Lo sentí, y ya Lo vi con el espíritu; primero lo sentí yo y mi burro; y luego Lo oí decir con una Voz que temblaba el agua: “No te faltarán las fuerzas para ganar el sustento, y tus hijos tendrán padre hasta que ya sean hombres. Tú busca el río, que Yo allí estaré”.

Desperté, oí:

Este hombre ama a Dios, está enfermo y no puede trabajar.

Pero Dios sale a su encuentro, y el premio no es ayudar, el premio es que Dios coge de amigo al arenero.

Casi siempre que iba al río, antes de bajarse del burro, ya sentía grandes fuerzas.

El Poder de Dios ya hace
que no le pese la pala
cuando la hincaba en la arena
y fuerzas tenía que echarle.

Él no podía callar
que Dios le hiciera el trabajo
sin a aquel pueblo enterar.

Pues las primeras palabras
que él quería contar,
las oían medio, medio,
pero sin oír el final.

Fue loco el arenero
para el que lo oía hablar.

Pero ya hubo unos
que oyeron hasta el final,
y vieron que era asmático,
y pudieron comprobar
que no se podía vivir
haciendo ese trabajar.

El burro, el que lo veía,
sabía que era mandado
por alguna grande fuerza,
porque tenía que hincar
sus dos manos delanteras.

Y tenían que obedecer
las dos patas ya contentas.

Dios actuaba en el burro
para que el amo lo viera,
y el arriero vivía
hasta que Dios lo quisiera.

Si el final del arriero
lo hubieran querido saber,
esta Aparición los quita,
a muchos, de padecer.


***

miércoles, 3 de agosto de 2011

Para evitar que pequen otros . Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 175-176-177


En Sueño Profético decían:

No puedes pensar y pecar. Siempre que se hace pecado, antes no se miró al Cielo; esto el que sabe que otro Mundo espera, el que sabe que los muertos resucitan en Dios, el que sabe que su vida no es suya, el que sabe que le llega momento que no le puede el hombre quitar el sufrimiento, el que piensa: “¿Y yo quién soy? Si el Dueño de mi cuerpo no quiere que yo tenga movimiento, yo no puedo hacer pecados de acción; puedo pecar de pensamiento, y ya es doble pecado, el querer pecar y no pecar por no poder; ya es Dios apartando al pecador de Él y dejando al demonio sin que pueda tener regocijo en la materia”. Aquí es Dios demostrando el Poder al hombre, Dios que aparta al que no Lo quiere, y no deja al espíritu malo que haga exhibición del pecado para que sirva de reclamo a que más hagan pecar.

Dijo uno:

Estos pecadores de los que Aquí te hablan, son los pecadores que arrastraron al que no hubiera pecado si no hubiera tenido contacto con estos graves pecadores.

Dios, hay veces que manda que queden sin movimiento lengua o miembros, para evitar que pequen otros, que si pecan es por ser invitados por instrumentos que el espíritu del mal tiene.

Desperté, oí:

¿Quién podría saber,
si su lengua no la mueve ya,
que esto es un bien que Dios
en secreto tiene?

¿Quién podría pensar,
que dando Dios Libertad,
Aquí lo deje sin ella,
para poder apartar
el contagio del demonio,
que va haciendo tanto mal?

Pues la Libertad de Dios,
sirve al hombre para jugar.

Hasta que Dios paraliza
las mil formas de pecar.

Y siendo ya del Infierno,
Dios no los deja actuar.

Esto no hay que confundir
con el que padezca un mal.

Que Dios puede estar en carne
que enferma vean los demás.

Pero siempre fortifica
la Paz que este enfermo da.

Y puede que sea ejemplo
del que pudiera enfermar.

Del que pudiera enfermar
si antes de pecar no piensa:
Dios me podría dejar
sin movimiento mis pasos
y sin habla “pa” pecar.

Porque los pecados grandes,
sin habla y sin andar,
no pueden enseñar a nadie.

Piensa, antes de pecar,
en Dios que puede apartarte,
y puede que ya no sirva
tu lengua para Insultarle.


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martes, 2 de agosto de 2011

Sacrificio, ofrecimiento y penitencia - Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 230-231


En Sueño Profético hablaban del sacrificio, del ofrecimiento y de la penitencia. Decían:

“Son pocas personas las que saben darle el sitio a estas palabras”.

Hay quien dice que ama, y a lo que hace para el Amado, le llama sacrificio. Le pide al Amado y Le ofrece; si recibe su petición, paga; y si no recibe, queda anulado el ofrecimiento.

Ya queda la penitencia: Dios no quiere penitencia, Dios quiere rogativas, pero rogativas con Amor.

La palabra sacrificio no es admitida en el camino del Amor.

El sacrificio que el Amor tiene, es más Amor, y ya te viene el descanso, y sigue sin ser trabajo todo lo que haces por Dios.

Si Dios viera tu Amor, que con sacrificio tu Amor a Él dieras, no te dejaba que Amor Le dieras.

En el ofrecer a Dios, también hay poca Enseñanza. Hay quien ofrece lo que no quisiera tener y sin remedio tiene. Hay quien ofrece algo que si quiere no lo ofrece, porque bastante lo quiere, algo que tiene valor y remedia al que no tiene.

Dijo uno:

Estos ofrecimientos son los que con Amor se ofrecen.

Desperté, oí:

El que no aprenda de Dios, que no diga: “yo a Dios amo”.

¡Qué descripción en la Gloria, de estas tres cosas te hacen!

Sacrificio, ofrecimiento y penitencia.

El sacrificio te lo rechaza el Amor.

Ofrecimiento no hay, porque al haber Amor ya estás dando sin esperar tiempo.

Y dar lo que no quieres, no se lo ofrezcas a Dios.

El ofrecer de Amor es decir: “¡Dios mío!, tuyo es lo que tengo yo”.

Primero Le das tu vida si ahí se la tienes guardada.

Y después, lo que tú tengas se Lo dejas administrar.

Verás como Él te pide lo que tú Le puedas dar.

Ofrécele el cumplir en el Prójimo, el amar.


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lunes, 1 de agosto de 2011

Iluminación - Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - Pag. 124


En Sueño Profético yo decía:

“Señor, hazme milagros que me crean”.

“Como quiero que crean, no creen. Y como creerían, no quiero que crean”.

Y me hizo comprender que podría de momento arrasar una ciudad, repetir el Diluvio, formar cortinas de fuego, levantar las tumbas, y dejarlos en unas tinieblas sin fin.

Esto es, a menos creerte, más Iluminación.

Estos son los tres puntos que Dios exige para tener contacto con Él:

Desperté, oí:

Primero: querer a Dios antes que a todas las cosas.

Segundo: mirar al Prójimo como a ti mismo.

Y tercero: coger la cruz y seguirlo. Esto, voluntario.


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