miércoles, 17 de julio de 2013

Dios quiere que en tus sufrimientos a Él busques

En Sueño Profético vi un río y dos mujeres caminaban por la orilla. Dijo una:

Este hecho que refiero es de Amor, de vergüenza y de consuelo. Aquí, en esta misma orilla, un día, cuando yo pasaba a enjabonar mi ropa, había un hombre pescando; me paré y quise decirle algo de mi vida, de lo que yo estaba pasando con el padre de mis hijos –que esto ya era muy nombrado, que a mi marido lo vieran darme a mí tan malos tratos–. Estaba ya decidida a irme con un samario, y que mis hijos vivieran aunque fuera del pecado. Pues este bendito hombre me dijo:

   – ¡Calla! Yo no quiero saber nada, porque no tengo las fuerzas para hacer que razonaras. Espera, que ya no tarda en pasar ese Maestro que nació en Nazaret y va diciendo Palabras que a ti te vendrán muy bien.

No terminó estas palabras, y el Maestro se dejó ver. Venía con una túnica, y un manto venía tras Él, que el viento se lo movía cuando Él movía sus Pies. Cuatro o cinco Lo seguían, y yo mi ropa dejé, y me presenté a su encuentro, y el paso se Lo corté. Cuando me hinqué de rodillas y mi cara la tapé, todos quedaron parados y Él fue el único que habló:

   –Ponte de pie pecadora, pecadora que amas ya, y todo lo que te ocurra, a Dios debes de buscar, que es el que te da consuelo y te quita de pecar. Tú, con tu falta de Amor, a este bendito podías hacer pecar.

Desperté, oí:

Dios quiere que en tus sufrimientos a Él busques, porque en este buscar puedes a otro quitar de pecar.

Si tu sufrimiento lo llevas sin acercarte a Dios, no digas que es sufrimiento, di: “Yo soy pecador”.

Si ésta que iba a lavar, con el pescador no se encuentra, peca por falta de Amar.

Peca y deja a los hijos con máxima libertad, que si el padre fue mal padre, ella está en peor lugar.

Si sufrimiento tuvieras, no dejes a Dios de amar.

Porque si tú amas mucho, puedes quitar de pecar.


***

Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pág. 188-189

1 comentario:

  1. El sufrimiento puede llevarnos al pecado o puede quitar a otros de pecar. Dios es nuestra fortaleza y nuestro consuelo.

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