lunes, 13 de enero de 2014

Túnica, pudor y sotana

En Sueño Profético vi a mucha gente con uniforme. Eran unos distintos de otros. Había también mujeres y niños. Los niños apenas podían correr, pero sabías adónde pertenecían por lo que cubría su cuerpo.

Llegaron hombres vestidos sin nada que pudiera decir: “yo a esto pertenezco”.

Dijo uno que Dios da Mando:

Éstos son sin uniforme porque van al mal persiguiendo; y si el mal ve uniforme, corre, huye y se esconde. Éstos tienen que existir para que el mal tenga miedo; y este miedo los detiene, que los pueden descubrir.

Pero si el uniforme no hubiera, ¿cuántos peligros habría?, aunque luego descubrieran. Pero el uniforme ahuyenta, da inquietud y es tarjeta que presentas sin que digan quién eres tú.

Pues piensa –leyendo este Mensaje– ¿cómo debía de ir un Representante de Dios que administre sus Poderes? ¡Qué mejor tarjeta que su túnica y su pudor! ¡A cuántos se llevaría a este Camino de Dios! ¡Cuántos mirarían al Cielo, y en este mirar ya les saldría el Perdón!

Desperté, oí:

¡Qué lástima que este uniforme sagrado
lo esconda el que lo tiene
y el seglar no lo reclame!

Igual que el uniforme
que en un sitio no se pone
para perseguir el mal,
para el bien de los hombres.

Esta túnica que va ya hablando
de los Servicios Divinos,
¡a cuántos hombres
los volvería del camino
antes de llegar al mal!

Y cuántos dirían:

“Padre, el mundo
quiere llevarme a pecar.
¿Qué debo hacer
si el Camino de Dios
quiero encontrar?

Túnica, pudor y sotana,
no hace falta
presentar documentación.

Vas dando Amor al Prójimo,
retirando del pecado
y ofreciendo el Perdón.


***


Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - Pág. 58-59

2 comentarios:

  1. Si el uniforme es una barrera para el pecado, más ofendemos a Dios cuando se usa para ocultarlo.El uniforme que todos deberíamos lucir es el pudor.

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  2. Poco a poco se fueron perdiendo estos uniformes sagrados,yo recuerdo con el cariño y alegría que siendo niña sentía al ver a los sacerdotes e íbamos corriendo a besar la mano en reverencia ,que la reverencia era Dios y ya nos íbamos a jugar con más alegría.

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