lunes, 10 de marzo de 2014

Que se publique en todas las lenguas

En Sueño Profético hablaban de las posturas que hay de actuar cuando oyen el Mensaje. Decían:

Mayoría, con reserva. Reserva, porque el Amor no tiene fuerza. Cuando hay Amor, se escucha y se oye el Mensaje como vasallo a su rey, como sirena que oye el que trabaja a deshoras que su cuerpo llama al descanso, como refugio que encuentra el herido en el desierto. Esto no puede tener reserva. El hombre espera deteniendo el Mensaje sin saber si no tendrá tiempo para dar su disculpa, disculpa sin ser por Dios aceptada. Dios manda publiquen porque Dios sabe pueden publicar.

Sin Él decirlo en el Mensaje, Glorias que hubieran dado sin Dios pedirles la publicación.

No hay Amor más grande que amar sin decirle: “ámame”.

Yo, Catalina de Siena, si en mi vida con materia me leen estos Mensajes dichos de Aquí y pidiendo que se publiquen, no dejo resollar introduciendo palabras y leyendo sin parar. Si en España no me oyen, fuera de España me oirán. Lo que no me publica un hombre, por cientos me lo publicaran. Pero el hombre teme al hombre, aunque a Dios pueda enfadar. Esta postura es corriente: respeto a la Humanidad. Aquí es cambiada la palabra: es que le ha faltado amar, y tiene respeto humano porque no ha sabido amar. Ya vienen los entendidos que quisieran publicar, pero si no tienen mando, ¿dónde los van a escuchar? Por eso es tardar tanto este Evangelio que va en boca de estos espíritus, que Aquí ruegan sin cesar.

Desperté, oí:

Yo no puedo decir “sí”
a lo que “sí” no es verdad
por culpa del hombre ahí.

¿No es pena esto “callao”,
pudiendo estar publicado?

Esta Enseñanza se ve
que el hombre no pone nada.
Esta Enseñanza se ve
que Dios manda sus Palabras.

Pues que se junte la Orden
y publique en todas las lenguas,
que esto le agrada a Dios,
no que su Mensaje escondan.

CATALINA DE SIENA


***

Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pag. 95-96-97

2 comentarios:

  1. Si a pesar de nuestro rechazo Dios no deja de enseñarnos, nosotros no debemos dejar de transmitir su Enseñanza, a pesar del rechazo de los demás.

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