sábado, 3 de mayo de 2014

El Permitir de Dios es el que tapa el mal que haces y descubre cómo eres

En Sueño Profético decían:

Si Dios no permitiera, no sabía el hombre cómo él era.

El Permitir de Dios es el que tapa el mal que haces y descubre cómo eres.

Luego, hay muchos “Permitir” de Dios que al hombre le molestan. Pero estos “Permitir” de Dios no pueden faltar en la Tierra. Porque si no, ya no era Dios, sería un dictador con fuerza.

Esto no es Dios. Dios permite al espíritu y le deja poderes para su materia: si quiere quitarse la vista, como si quiere cortarse las piernas.

Pero si tú amas a Dios, haces ruegos y dices: “Señor, que sea tu Voluntad o tu Permitir, pero que yo en mí Te sienta. Te sienta a tal altura, que las heridas no duelan hasta llegar el momento que yo Te pidiera cuentas por el grande sufrir que me dieran estas heridas en mi carne o en mi sangre. Que yo no Te culpe de ellas. Si es tu Voluntad, ¡bendito seas! Si es tu permitir, ¡dame fuerzas! Y si Tú lo has querido, es muerte aquí. Ahí es, contigo, ya vida Eterna”.

Desperté, oí:

¡Qué cierto
que si Dios no permitiera,
no sabría ningún hombre
cómo era su espíritu
y en qué escala vivía
mientras estuviera con cuerpo!

Nadie mejor que tú,
puedes conocerlo.

Pero tiene que ocupar Dios
parte de tu pensamiento.

Como el hombre, con las leyes,
le ocupa al hombre el cuerpo.

El hombre, en lo material,
no puede bien conocerse
como en lo espiritual.

¿Qué haría el hombre
con muchas cosas en abundancia,
de valor, sin guarda
y sabiendo que no las contaban?

¿Seguiría siendo el mismo?
¿Podría jurar no tocarlas?

Esto es vida de materia,
que se entierra y queda en nada.

Vive vida de dictador.

La Vida del espíritu es Eterna,
para que esta Eternidad
la viva el que quiera.

Estudia el Permitir de Dios,
y ya mandas alabanzas
en vez de ofensas.


***

Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - Pag. 178-179-180

1 comentario:

  1. Si escogemos casa, vestido o vehículo ¡ cuánto más habremos de elegir nuestro destino eterno! Dios no obliga, y según vivamos su permitir, quedará al descubierto nuestra elección.

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