lunes, 8 de junio de 2015

Sin el Amor de Dios nada consigues

En Sueño Profético se vio el campo y unos cerros. No eran altos. Era molesto el subirlos para el que vivía en la ciudad. Se veían muchos corderos subirlos, tan juntos, que te hubiera sido difícil el contarlos –si la petición no la hace Dios–. Era manta con pies subiendo el cerro.

Se quitó aquella Visión y se vieron niños con risas y corriendo. Y en medio de ellos, bandadas de palomos que bajaban y acudían a la comida que los chiquillos, tan contentos, desmenuzaban. Que muchos echaban lo que ellos luego querían, como niños que eran.

Desapareció la Visión y se vio una calle de pueblo, que por su aspecto no conocía los coches. Había un hombre con los 80 vividos, pero con sus palabras tan seguras como un hombre de 40, que ya ha vivido una vida y le queda la que perfecciona a ésta.

Pues este hombre tenía, sin exagerar, la cuenta de 13 a 15 chiquillos que querían que les contara cosas que él había vivido.

Desperté, oí:

Tres Visiones ha hecho Dios
al espíritu arrobado,
cada una con su Amor acompañando.

Es El amor de Dios,
cuando tú lo pides,
el que va enseñando.

Sin su Amor nada consigues.

¡Cómo el pastor junta tanto
los lomos de los corderos,
que tú no puedes contarlos?

Si el pastor apedreara,
queriendo algo de ellos,
¿qué crees tú que alcanzaría
el pastor de los corderos?

En el parque, a los chiquillos,
nunca los verás quietos.
Siempre corriendo y chillando,
con risas de Amor al Cielo.

Los palomos picotean
la comida que les echan,
y ya alas no utilizan
como si les tiran piedras.

Ya, el Amor a las personas
de las que Dios quiere que aprendamos,
hace que al hombre del pueblecito
los niños vayan a buscarlo.

Si el de 80 les chillara a los chiquillos,
no irían, cada día más, a buscarlo.

Es el Amor, la Paciencia
y el querer a Dios no enfadarlo,
lo que te hace pastor
para ir acarreando
a este Recinto de Dios.


***

Libro 19 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo III - C6

1 comentario:

  1. Con paciencia,con cariño y sin juzgar,se gana al Prójimo y se alcanza el Cielo.

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