sábado, 21 de enero de 2017

El hombre, siendo hombre, puede ser niño

En Sueño Profético decían:

El niño, para ser hombre, tiene que llegar a hombre. Pero el hombre, siendo hombre, puede ser niño, y ya Dios le tiene sitio en su Gloria.

Dijo uno:

El hombre le quita al niño la Sabiduría Divina. Que igual la tiene el que deja de ser niño, si lo tratan y crece al lado de personas que pisan suelo y su espíritu tiene elevación, dejando lo de la Tierra en segundo plano, sin darle mérito a lo que Aquí no entra. El que tenga este contacto, dan Paz sus palabras, y sus movimientos enseñan.

El hombre, con sus adelantos, al niño envenena. Y ya le ves algo que no admite Gloria, que el niño sí admite, pero no la enseñanza que del hombre recibe. Al niño tienes que dejarlo igual que en el crecimiento, que por mucho que le enseñes, ya te irá pidiendo el pie el número del zapato. Tú tienes que decirle: “cuando llegues a hombre ya te crecerá el pie y tendrás zapatos de hombre”. Esa enseñanza no es del hombre, eso ya lo enseña el crecimiento del pie. Hay cosas que sabe el niño, que no debería saber.

Desperté, oí:

Es el mayor el culpable de que el niño no tenga infancia.

Es el mayor el culpable de que el niño no nombre a Dios, ni a su Gloria, ni a sus ángeles.

El niño, si lo sigues y lo estudias, comparte con otros niños aquello que tiene, por mucho que le guste.

No tiene maldad, y te echa las risas aunque esté llorando, cuando vea a alguno que le dé los brazos.

Si el mayor le enseña una oración cortita, él te la hace grande, porque no la olvida.

Hay cosas en la vida que no puede enseñar el hombre, por ser el profesor el tiempo.

Que es el crecimiento, el sentir la vejez y el sufrimiento.

Esto, unas veces llega aprisa, y otras veces llega lento.

Ten siempre en tu memoria el empiezo del Mensaje, que aquí vuelve a repetirse:

“El niño, para ser hombre, tiene que llegar a hombre. Pero el hombre, siendo hombre, puede ser niño”.


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Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C5

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