martes, 26 de septiembre de 2017

El hombre no puede el tiempo cambiarlo

En Sueño Profético hablaban del mundo del hombre, de la Fe que a Dios pedía y de la Fe que Dios mandaba en la confianza que en Dios ponía. Decían:

El tiempo siempre es el mismo. El mundo no tiene cambio. El hombre quiere cambiarlo apartándose de Dios, y ya vive en el pecado.

Los tiempos no tienen cambio, ni el hombre puede cambiarlos. Él se cambiará el vivir, a su cuerpo dominando el tiempo que esté vivo ahí. Pero el tiempo lleva el mando de Aquí, en el sol, en el agua y en el aire.

A la vida del cuerpo, cuidarla para que no muera, no llegará nunca el invento del hombre.

Dijo uno:

El hombre cuida los tiempos para él vivir Libertad en contra del Cielo. Y la Libertad no puede romper los Mandamientos de Dios, por estar Dios Vivo Aquí en el Cielo.

El que vive Libertad, se aparta de Dios, y su Libertad lo lleva al Infierno. Que ¿qué es el Infierno?: sitio que tú quisiste, que no está Dios. Que la Libertad que Él te dejó cuando tu cuerpo vivía, tú la usaste en servicio y obediencia a Luzbel.

Desperté, oí:

La Gloria es para todos, pero tienes tú que ganarla haciendo el Mando de Dios y maldiciendo lo que no va de Dios.

El hombre, a la falta de Amor a Dios y al desprecio a su Gloria, le pone el personaje de “los tiempos han cambiado”.

Los tiempos obedecen a este Mando, y el hombre no puede el tiempo cambiarlo.

Que su invento y su cultura quiten la palabra “tiempos”, porque el tiempo es presencia de un Dios Vivo que juzga a vivos y muertos.

El hombre quiere vivir libremente el pecado, y que sirva de defensa: “¡Es que los tiempos han cambiado!”.


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Libro 24 - Dios No Quiere, Permite - Tomo IV - C4

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