miércoles, 11 de julio de 2018

Señor, yo no merezco tanto

En Sueño Profético decían:

A más cerca estás de Aquí, más valoras ahí el Lugar que Dios tiene para que el hombre sepa que después de esa vida llega la muerte, y ya Dios presenta el espíritu, que es lo que no muere.
 
El hombre hace sus planes para todo, ajusta sus cuentas, y hasta pone fecha con la seguridad de cumplir lo que pone en la fecha.

Dijo uno:

Estas palabras, que Aquí se dictan, las oyes normal en el hombre, diciendo profesión o sitio que ya le está preparando al niño, sin saber si llegará a hombre o él morirá dejándolo de niño, o si con la persona que contaba murió y ya hay otro en su sitio.

Si el hombre pensara en la Gloria de Dios lo primero, cómo iba a tener en tanto desprecio al que Dios le dice: “Di que Me ves”.

Que lean estos Escritos, que son dictados por los espíritus que Dios tiene en la Gloria.

Desperté, oí:

Al conocer un Lugar que Dios le da su contacto, debería el hombre decir en público: “Señor, yo no merezco tanto”.

Enseñaban en la Gloria que el hombre se ocupara un poco más de su espíritu y un poco menos de su cuerpo.

Que lo que le dabas al cuerpo, quedaba ahí en la Tierra, de primeras; luego, en polvo o ceniza; y como final, en nada.

Tan en nada, que no podrías ser conocido por familiares o extraños que de la sepultura te sacaran.

En cambio, al espíritu, si vive queriendo al Cielo, no le llegará la muerte.

Y si Dios un día te lo presentara, lo verías con más perfección que cuando vivía con materia.

Tan sólo por aprender lo que de esta Gloria enseñan, debería el hombre tener siempre en sus palabras o en su memoria:

“Señor, yo no merezco tanto”.


***

Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C4

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