domingo, 20 de enero de 2019

El que vive tu Mando, vive siempre dentro del Cielo

En Sueño Profético decían:

Se van a decir palabras que dijeron hombres que predicaban con su ejemplo. Unos fueron conocidos por su gran Amor al Cielo. Y otros, por sus grandes pecados, acarrearon al Cielo, y aún siguen acarreando, por estar vivos y no muertos:

“Señor, mándame con tu Mando, que tu Mando yo lo espero. Pues el que vive tu Mando, vive siempre dentro del Cielo”.

“Señor, deja la carne dormida hasta que acabe este sueño, que el hombre le dice vida”.

Éste fue un hombre conocido entre los enfermos.

“Señor no me importa pregonar todo el mal que yo Te he hecho, si esto pudiera servir para acarrear al Cielo. Si Tú me dices que sí, es éxtasis lo que siento, cuando Te quiero decir todo mi arrepentimiento, y las palabras se niegan porque mi cuerpo está muerto”.

“Señor, eres Vida en la muerte si hay arrepentimiento”.

Este gran pecador busca al que está sufriendo, porque el pecado lo sigue y él quiere darle desprecio.

Estas frases que se dictan, si las piensas, ya sabes de quién son.

“Yo quiero la Libertad, pero quiero vivir cárcel, con centinelas del Cielo”.

“Yo quiero ir enseñando a que la Libertad de Dios más te va escandalizando, y ya vives la prisión de este Amor que no te exige, pero te llega su Mando, y te pones de rodillas llorando y suplicando: Yo no quiero Libertad, porque Libertad sin Dios ya espera cárcel Eterna, que esto es condenación”.

Desperté, oí:

Estas palabras se oyeron, con cuerpo como tú tienes, de estos tres Instrumentos de Dios.

Juan de Dios, en los enfermos daba aliento, vida espiritual y comida.

Agustín de Mónica hace desafío al pecado, pero teme no ser digno hasta por Dios ser mandado.

Teresa de Ávila quiere ir encarcelando, va repartiendo el Amor de Dios, y cuando ya se han quemado de este Fuego que no quema, ya se encuentran encarcelados.

Cuando ya se retiraba, éstas eran sus palabras:

¡Ay Cárcel de mi Señor!
¡Ay Cárcel sin centinela,
que te entras porque quieres
y no puedes vivir sin ella!

JUAN DE DIOS, MÓNICA DE AGUSTÍN Y TERESA DE ÁVILA


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Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C2

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