miércoles, 9 de enero de 2019

Yo no quiero a nadie

En Sueño Profético decían:

Si no hablas, no aprenden. Y si no aprenden, tienen disculpa, aunque sepan lo que está bien o mal hecho.

Tú eres Portavoz de Dios, Lugar al que Dios da sus Palabras para que el que quiera las practique.

Se va a comparar el mismo hecho, y luego tú verás dónde debes acudir primero:

La Virgen va pidiendo vivienda para el Nacimiento del Hijo, que es Dios. Y otra mujer va también pidiendo donde dar a luz. ¿Tú dirás: “yo admito a otra mujer que también va a tener un hijo, y eso es lo mismo”?

Ahora, Dios Hombre va hablando, y otro hombre va hablando de Dios. ¿Tú dices: “yo oigo al hombre, no a Dios. O es que yo tengo que oír a Dios, si el hombre me va a hablar de Él”?

Ahora, los Discípulos piden para seguir caminando, llevando la Palabra de Dios. ¿Tú les niegas y les dices: “yo a otros les doy lo que a ellos les iba a dar”?

El que así actúe, lejos de Dios está. Y si está lejos, cuando diga ¡Dios mío!, esta voz no llegará.

Desperté, oí:

Si Dios no es lo primero,
di: “yo no quiero a nadie”.

Si otra cosa prefieres,
aunque sea por poco tiempo,
di: “yo no quiero a nadie”.

¡Qué tres cosas citan en Gloria
para que aprenda el que quiera!

La Madre de Dios y Virgen
pidiendo vivienda.

El mismo Dios hecho Hombre
habla para enseñar,
sin diferencia de clase ni sexo.    

Y los Discípulos,
mandados por el mismo Dios ,
y para ellos Dios y Maestro,
van donde Él los manda,
dando y recibiendo.


Si antes que a estos tres casos
piensas que a otros prefieres,
o con ellos, otros comparas,
di que a nadie quieres.


***

Libro 25 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - C1

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