miércoles, 3 de abril de 2019

Los Rayos del Poder Divino

En Sueño Profético me veía entrar en muchos sitios diferentes. Unos, hasta sin habitar. Estaban vacíos, sin muebles.

Había sitios que sólo estaba el suelo y una cerca tenían.

Luego, hablaba con personas que iban al médico. Pero antes reclamaban mi presencia por lo que en mí vivía y vive, que es el Mando de Dios.

Veía todo normal, como si llevara cuerpo. Tan normal, que veía mis piernas andar y mis ojos viendo. Mis oídos oían mejor que oyen con cuerpo.

Ya dijo el Mando de Dios:

Aquí no hace falta el cuerpo para que viva el espíritu. El cuerpo allí no vive sin el espíritu, porque el espíritu es la vida que llega y se va, sin imagen.

El que más te reclame y te prefiera, más cree que no eres tú. Éste busca el “Sí” del Cielo que puede ya ir en ti.

Que es más fácil que el “Sí” lo dejes cuando pisaste el terreno antes de que edificaran.

En el sitio que tú estés presente, estará presente esta Fuerza Divina. Que ahora Dios pone sólo el Espíritu. (Y se vio con gran fuerza su Huella flotando, que son los “Humos”, invisibles para el hombre, como si Dios mandara el Sol sólo para un hombre)

Desperté, oí:

Tu presencia ya lleva esta Fuerza flotando, que son los Rayos del Poder Divino.

Que puede percibir más beneficios el que te lleve cuando esté el solar, que cuando esté hecho el edificio.

Y más, cuando está sin amueblar que cuando está amueblado y te consideran uno más.

Pues piensa: no llegar a hacer nada sin que pidan opinión al que vean que Dios le habla.

Que esto lo ve todo el que quiere.

Hay quien pone la Fe tan grande en frente de este Mando Divino, que sale la curación para la carne o el espíritu.

Hay quien tiene presente a Dios sin truenos y sin tormentas. Y hay quien dice “¡Dios mío!” cuando suena la tormenta.

Los dos se acuerdan de Dios, pero con gran diferencia.


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Libro 22 - Investigacines a la Verdad - Tomo III - C2

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