jueves, 23 de mayo de 2019

No hay cosa más sencilla, que saber dónde habla Dios

En Sueño Profético decían:

No hay cosa más sencilla, que saber dónde habla Dios. Si acción no ves delante, deja la investigación. Pero si vieras entrega por al Prójimo llevar lo que Dios enseñó en la Tierra, aparta de ti la duda de que no fuera verdad.

No hay nada que ponga valla parando esta Verdad. Y hoy, no hay quien se presente diciendo: “a mí me está pasando igual”.

¡Este Caso, hoy, es único!

¡Lástima que el hombre quiera vivir sin Dios! Y esto es la cadena que arrastra la Humanidad, que cada día tendrá más peso si no vuelve paso atrás.

Estos Dictados Divinos, que son para publicar, el no publicarlos es quitarle Salvación y Medicamento a la Humanidad, Creación del que hizo el Mundo y, luego, la Humanidad.

Dijo un espíritu de la Gloria, que Dios le da Mando:

Es gran sufrimiento por parte del Elegido, que estos Mensajes no estén a escala mundial publicados. Y para el que puede hacerlo, no tiene disculpa ni admite pretexto.

¿Qué pretexto pondría un químico cuando supiera dónde corría el agua, el tener medio de saber que era buena, y ver que morían muchos sedientos pidiendo una gota de agua? Que esta gota es Manantial Divino, que es la Gloria.

Desperté, oí:

Si mucho se hablara
de la existencia de Aquí,
el hombre viviría
esa vida frenando.

Frenando con alegría,
que Dios le estaba avisando.

Pensando que si moría,
Dios ya lo estaría esperando.

Esto debía estar ya cundido
a manera de relámpago.

Da remordimiento, con pena,
el empiezo del Mensaje,
que Aquí se dicta
al espíritu con cuerpo:

“No hay cosa más sencilla,
que saber dónde habla Dios.
Si acción no ves delante,
deja la investigación”.

Quienes puede dar más escándalo
son los “Químicos
de la Palabra de Dios”.

Hace falta poco estudio
para conocer la Palabra de Dios.


***

Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C1

1 comentario:

  1. Es de sentir pena este mensaje ,no por el hombre que tanto hay que rogarle para que propague lo que Dios tiene mandado, es de pena el ver tantas personas haciendo mala vida con peligro de condenación por no querer ayudar a publicar esta Medicina Santa los que tienen el deber y la OBLIGACIÓN de hacerlo. Se le quitan a una las ganas de hablar por no apenar más a Dios con lo que ya lleva con la humanidad pasado.

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