jueves, 27 de junio de 2019

Al Prójimo lo llevamos todos dentro del cuerpo

En Sueño Profético se vio una calle, y el final de la calle daba a una plaza, y en la plaza había una fuente. No estaba la fuente en medio de la plaza, estaba enfrente de esta calle, en una casa que tenía muchos arcos de piedra toda la fachada.

Ya dijo uno:

En esta plaza oí yo al Maestro contestarle a uno que Le hizo esta pregunta cuando se acercó a beber agua:

   –Maestro, el que no tenga tiempo de ir al Prójimo, ¿pierde tu Gloria?

Todos pusieron la mirada en el Maestro para oír la respuesta:
 
   –El Prójimo tiene que estar primero dentro de ti. Después lo verán por fuera. Si al Prójimo no pudieras ir, haz que el Prójimo venga a ti, y ya, cuenta con mi Gloria. Si el Prójimo vive en ti, ya mi Padre hará al tiempo que vaya a recoger lo que tú quieres dar al Prójimo.
Desperté, oí:

Siguió el Maestro con sus Discípulos enseñándoles cómo había que ir al Prójimo si no tenías tiempo:

Haciendo que fueran otros y de él se llevaran lo que al Prójimo le hacía falta.

Podrían ser palabras ofreciéndose a mandarle que con su casa contaran.

Podría ser alimento, que otro, con su tiempo lo llevara.

Y ya, como final les dijo:

   –Para hacer Oración a mi Padre y Pedirme a Mí el Perdón por el pecador, no hace falta el tiempo”.

Va el Mensaje, a que al Prójimo lo llevamos todos dentro del cuerpo, a que a veces, con una palabra, abres las puertas del Reino del Cielo.


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Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C4

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