miércoles, 12 de junio de 2019

Hambre de Dios o desgana de Gloria

En Sueño Profético hablaban de desear las cosas de Dios o de despreciarlas; de tenerlas sin darle valor o de buscarlas.

Decían mucho estas palabras:

Hambre de Dios o desgana de Gloria. Que esta hambre te entra si no estás pegado a la Tierra.

Si la Tierra tira de ti, tú del Cielo no te acuerdas.

Ya se encargará la Tierra de ponerte venda chica o venda grande, según le convenga.

La Tierra es peligrosa si tú a la Tierra no frenas, y le das con escasez lo que a la Gloria no llega.

La Tierra tira del cuerpo y al espíritu aleja de todo lo que es Eterno. Por eso estos Mensajes no llega a comprenderlos todo el que no tengan hambre de este Alimento Eterno, que te quita el apetito de que hagas nada mal hecho.

Esto es lo que no comprende el que vive sin el recuerdo del Cielo.

Desperté, oí:
No puedes tener deseo
de aquello que está delante
y eches la vista al suelo
con desprecio y sin mirarle.

Pues, cómo creer
que Esto viene de Dios
sin interés demostrarle.

Que el interés se demuestra
poniendo antes que todo
lo que de la Gloria sale.

A esto le llaman en Gloria
hambre de Dios,
espíritu que pide aunque no hable.

Que sin palabras te dice:
“Quiero saber de Dios,
mi espíritu tiene hambre”.

¡Cómo comparan en Gloria
deseo de espíritu,
deseo de carne!

¡Cómo enseñan a que
tú mismo te descubras
si tu espíritu está con Dios
o con las cosas materiales!

El que no prefiera a Dios,
no busca estos Mensajes.




Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - Preámbulo

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