martes, 25 de junio de 2019

Las fuerzas Dios te las manda

En Sueño Profético decían:

Dios da fuerzas
cuando las fuerzas son
para caminar por su Camino.

Cuando tú vayas por el camino
que jamás llegarás a verle,
cuando acabes ese camino,
entonces te faltarán fuerzas.

Pero el que va caminando
y mirando al Cielo,
ya pueden venir obstáculos,
ya le pueden echar peso,
que aunque vea altura,
a Dios Lo lleva por dentro.

Esto es la gente que ves
que siempre sirve de ejemplo.

Dijo uno:

Yo viví ahí, cuando viví con cuerpo, siempre oyendo a mis padres poner de ejemplo a una familia que dos casas apartaban la suya de la mía. Estaba la madre enferma, con dos hijos varones de mi edad. Uno, entonces, contaba catorce, y el mayor no llegaba a dieciséis. El padre llevaba la casa y su trabajo. Los hijos trabajaban con él en el tejar que era de un cuñado suyo. Pues este hombre decía, que así había tocado y que así había que caminar. Organizó su vida: los dos hijos juntos en el trabajo y él en la casa. Con el mando de su mujer, hacía lo que ella no podía por mando del médico. Cuando llegaban los hijos, él se marchaba al tejar ya que cogía su talega con la cena que él se había hecho. Siempre era esta despedida: “Que miréis por madre, ya que Él nos la tiene como premio. Id uno un rato a la plaza y luego el otro, aunque madre os eche. Respetad mis consejos, que por algo soy más viejo. Tenemos que mirar todos por lo que Dios nos da de premio.

Desperté, oí:
Ésta es la familia
que siempre nombraban mis padres
cuando tres hermanos que éramos
les exigíamos como jóvenes.

Vivíamos con holgura,
y siempre era descontento.

No teníamos que ver
ni con cenas ni almuerzos.

Lo mismo comíamos bueno
que, por nuestro gusto, malo.

Mis padres tenían sufrir,
y siempre iban procurando
que alguno fuéramos con ellos.

Y el ejemplo fue quitando
nuestro vivir equivocado.

Cogimos de distracción
la casa de cuatro santos.

Aquí no faltaron fuerzas,
y adoraban a la madre,
pensando: “la pena, es muerta”.

Las fuerzas Dios te las manda
porque después a Él las llevas.

Dios les dejó ahí a la madre,
porque el padre lo pidió.


***

Libro 14 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo II - C5

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