lunes, 2 de diciembre de 2019

A los grandes talentos los dejaban mudos

En Sueño Profético hablaban de la obediencia. Ponían comparaciones y ejemplos que a los grandes talentos los dejaban mudos. Decían:

Si no tienen obediencia, no mandes, porque te harán sufrir y acabarán pecando.

Tu Mando sea siempre donde crean que el Mando es de Aquí aunque a ti te oigan hablando. Mando donde no crean, te hacen daño, porque la actuación, luego, no va con el Mando.

Piensa: sin obediencia y despreciando tu Mando, ¿qué le harían a los mensajeros que a la Cabeza de la Iglesia tú has mandado?

Tu Mando tiene que ser fuertemente acunado, como buena madre que lleva al hijo en brazos. Si es mala madre, irá protestando, y en la primera silla o rincón del suelo lo dejará tirado.

Dijo uno:

Si tu Mando lo cogieran después de estas palabras dichas en ellos: “¿qué hago?” o “el mando que sea para mí puedes usarlo”, sería una enseñanza tajante para el que de Dios viviera retirado, y a muchos que piensan mal, el rostro les verías avergonzado. ¿Quién conocerá mejor el fondo del mar que el buzo que va buceando?

Desperté, oí:
El que Dios manda, conoce el fondo del cuerpo, que es el espíritu.

Y ve, sin visión, la contestación que dará el espíritu.

Lo mismo que Dios le hace comprender intención sin palabras, ¿cómo no se entrega, el que conoce esto, y piensa: “Dios no sería Dios si se equivocara?

Esto, tiene que llegar el día
que no repitan palabras.

Y que quede en vía muerta
el que caso no te haga.

Porque Dios te dejó un tiempo,
pero ese tiempo se acaba.

¡Qué cambio daría todo
si tu Mando practicaran!

Puede que quieran hacerlo
cuando ya no te haga falta.

Porque el Mando no es tuyo,
ni tampoco las Palabras.


***

Libro 27 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo II - C1

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