miércoles, 11 de noviembre de 2020

El hombre reformará, pero su reforma quedará en la Tierra

En Sueño Profético decían:

Si Dios, desde que bajó a la Tierra a enseñar al hombre a cómo amarse para no perder su Reino –una vez que subió a los Cielos y se llevó el Cuerpo–, no hubiera cogido Elegidos para que hablaran de su Gloria, diciendo “Dios me lo dice” y poniendo justificantes, el hombre habría cambiado sus Palabras y su Enseñanza, y hasta hubiera salido diciendo “yo soy Dios”.

Dios, siempre tendrá Elegidos en los que pondrá veda para que sean intocables las Palabras y la Enseñanza de Dios.

El hombre reformará, pero su reforma quedará en la Tierra, sin subir al Cielo.

Dijo uno:

No sólo la reforma del hombre no llega al Cielo, sino que también pierde la Gloria el que reforma haya hecho.

Todo lo dicho y hecho por Dios, el hombre tiene que reverenciarlo y pedir a Dios el Perdón, tan sólo con pensar el reformarlo.

Desperté, oí:

Si Dios no tuviera Elegidos que del Cielo a la Tierra llevaran sus Palabras con la Fuerza de su Mando, ¿qué harían con sus Mandamientos, si sabiendo que es Vivo, el hombre actúa sin Amor y sin miedo?

¿Qué harían si nadie hubiera dicho que Dios es Vivo? Y tuvieron que oírlo en Agustín, Tomás de Aquino, Juan de Dios, Juan de la Cruz, Domingo de Guzmán y Catalina de Siena.

Ya, Teresa de Ávila, va encendiendo hogueras, formando escándalo y despreciando obediencia al hombre, porque una Palabra de Dios anula todo lo de la Tierra.

Se han nombrado estos pocos Elegidos, pero entran todos los Elegidos que escritos están en la Historia, y muchos que no aparecen porque el hombre nunca ha querido la Comunicación con Dios aceptar.

Ninguno de los nombrados tiene tanto escrito para publicar.

***

Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C5

1 comentario:

  1. La historia Sagrada es lo más bonito para leer y estudiar, siempre y cuando se lea y estudie con ganas de saber de Dios.
    Qué pena que se hayan perdido escritos que Dios los dió a los suyos para publicarlos.
    Nos los hemos perdido porque unos pocos no quisieron oír a Dios.

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