sábado, 7 de noviembre de 2020

Yo voy hablando de mi Padre, pero no admito desprecio

En Sueño Profético decían:
 
El que ama a Dios no puede tener intimidad con el que no busca donde Dios se comunica. Muchas frases dijo Dios Hombre al que quería hablar con el Maestro y luego seguir con intimidad con el que no Lo seguía ni iba a verlo, con el que oír “Dios Hombre y Maestro” no le decía nada, con el que desprecio le daba a su Enseñanza. Éstos no podían aconsejar que Dios era Hombre pero que era Dios. Éstos, su maldad intenta retirar al que sigue los pasos del que cree que Dios coge de Vivienda. Aquí hay dos fuerzas: Amor que rompe con padres e hijos y hermanos, o maldad que en contra de Dios te lleva.
 
Dijo una mujer:
 
Yo pisé los Pasos que iba el Maestro dejando, y había días que eran mi alimento. Yo no podía mantener una conversación con quien no Lo amaba. Un día me pasó este referir que aquí refiero:
 
Estando una mañana hablando con unas mujeres que tenían muchas dudas del Maestro por no creer que era del Padre enviado, vi venir al Maestro y pedir morir antes de que me hubiera visto con aquellas mujeres, que cumplían en su hogar como madres, pero no enseñaban a que Lo buscaran ni Lo quisieran. No puede enterrarme yo sola y esperé al Maestro, a que Él me condenara. Ya se paró y dijo:
 
Yo sé tu Amor hacia mi Reino. Yo te estoy viendo de cuerpo, y estoy viendo tu espíritu querer llevarme espíritus a mi Reino. Pero siempre que encuentres desprecio, huye, porque si no, te trataran como a ellos los que siempre van conmigo. Yo voy hablando de mi Padre, pero no admito desprecio. Donde quieren mi Enseñanza, Yo, Enseñanza y Amor dejo”.
 
Desperté, oí:
 
Esta mujer quería
llevarlas a que conocieran
las Palabras del Maestro.
 
Pero eran piedra dura,
sin sentimientos por dentro.
 
Les faltaba el Amor,
para creer lo del Cielo.
 
Vivían como animal:
allí como, allí me echo.
 
No podía esta mujer
cambiarlas de pensamiento,
por mucho que trabajara
poniéndole los ejemplos.
 
Sintió pena y vergüenza
cuando apareció el Maestro.
 
Sin saber que Dios sabía
sus ansias de acarrearle al Cielo.
 
Pidió la muerte y condena
antes de que Dios creyera
que era amiga de ellas.
 
Ya le sirvió de Enseñanza
lo que le dijo el Maestro:
 
Yo voy hablando de mi Padre,
pero no admito desprecio”.
 
 
***

Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C8

1 comentario:

  1. Esto mismo ocurre ahora cuando hablamos de los Mensajes de Dios
    Si estos Mensajes son despreciados, también desprecian a Dios
    La intimidad de espíritu es sólo para otro espíritu igual
    Lo demás es pregonar por si quieren pasarse a las filas de la Gloria Celestial

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