En Sueño Profético decían:
¿Cómo le extrañará al hombre el Mando del Elegido? Que si pensaran en el Mando, verían que el Mando no es suyo.
Este Mando Dios lo manda a un espíritu suyo, y con Amor y fuerza de Dios hace el Mando el Elegido.
Dijo uno:
Si el hombre pensara en lo que es un Lugar que Dios elige para enseñar, lo que debería extrañarle es que no hiciera este Mando.
Ya se ha pasado el tiempo de que se pueda comprobar que estas Palabras Dios las pone en el Lugar.
El que tenga a Dios por Dios, sin haber otro Dios que pueda mandar, no puede mover un pie sin contar con el Lugar. Y cuando oiga respuesta, dirá: “Gracias, Señor, que así, de Ti yo jamás me puedo apartar”.
Desperté, oí:
Es sufrimiento grande
el tener Mando de Dios
y que tengas que callarte.
Que el callarte
es por no oír palabras
que son ofensas a Dios.
El que se crea del Cielo,
si no obedece al Lugar,
vive su mundo embustero.
Ha pasado ya su tiempo
de querer ocultar
y engañar al Instrumento.
El Cielo no admite mirada
del que engaña al Instrumento,
o del que reserva acción
para guardarle secreto.
El Lugar es Templo vivo,
que comunica a los cuerpos,
para que no pierdan el espíritu.
Que el Templo es la Palabra
que Dios, Aquí,
le da al Espíritu.
Lo que Aquí llevas de Mando,
y en el papel queda escrito,
que ya salga de tu boca,
diciendo: “Dios me lo ha dicho”.
Así verán que este Mando
es del Cielo y no es tuyo.
***
Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C7
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