En Sueño Profético se vio una calle con paredes de piedra, de muchos siglos hechas. Al final de la calle había una plaza y muchos vestidos con ropas también de hacía siglos.
Ya dijo uno:
“Los Discípulos del Maestro nos han dado la noticia de que el Maestro, (como ellos Le dicen, porque nosotros cuando Lo nombramos decimos Dios Hijo), pasará por esta plaza”.
Estando diciendo estas palabras, se vio venir mucha gente por otra calle que también daba a la plaza. Por esta calle, el primero que venía era el Maestro. Llevaba, como los demás, una Túnica, pero ninguno tenía el resplandor que su Cuerpo traía.
En la plaza había bancos y éstos estaban llenos de mujeres y niños. Al llegar el Maestro, todos se pusieron de pie; los niños, de rodillas. El mayor tendría nueve años y los más pequeños, entre cuatro y seis. La manera que tenían de estar de rodillas, era porque los habían enseñado. Dejaron sitio para que Dios pasara y estas fueron sus Palabras:
“Yo sé que habéis venido porque creéis quien Soy. El que menos crea, si quiere creer, que se una a mis Discípulos y ya la Gloria no perderá. El que no siga mis Palabras y no esté presente donde Yo esté, si a alguno de vosotros os hiciera preguntas, decidle que a Mí me busque, y Yo le diré lo que mi Padre diga en Mí. Es peligroso el no creer quien Soy, y sufrimiento para Mí, porque el que no cree quien Soy, no entra en mi Gloria. Mi Gloria tiene las puertas abiertas para todo el que la Gloria quiera”.
Desperté, oí:
Lo que se ha visto y oído en la Gloria, ocurrió cuando el Cuerpo de Dios Hijo y Maestro vivía en la Tierra para enseñar de su Gloria.
Ha sido Mando de Dios el que esto se vea como Aparición, para que el Elegido que hoy tiene Mando para enseñar, diga, sin miedo, que en el Arrobo Dios ha mandado que se vea lo que su Cuerpo hacía para que sus Discípulos lo fueran pregonando como Enseñanza.
Pues de aquí, de este Caso, pueden sacar Palabras y enseñar igual.
Todo lo que se diga de este Elegido que Dios trae a su Gloria para que dé Enseñanza, es poco.
Llegó el Sueño con alegría, pero el despertar dobló la alegría al oír Palabras con el Mando de Dios:
“Yo sé que los que habéis venido, lo habéis hecho porque creéis quien Soy.
El que menos crea, si quiere creer, que se una a mis Discípulos, y ya la Gloria no perderá”.
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Al que quiera creer, Dios le tiende la mano.Al que quiera la Gloria en esta vida, Dios le abre las puertas. ¡Qué importante debe ser la libertad !
ResponderEliminarCuando Dios vive entre el hombre, como ocurrió en su Venida y cuando ha venido en el Profeta, el que no Lo haya creído ni querido, no puede tener Gloria porque era tener a Dios en frente, en este grupo no entran el resto del mundo que no Lo han conocido aunque tengan otras religiones, estas personas, al morir van donde sus espíritus lo pidieron con su comportamiento.
ResponderEliminarQue grandioso es el oir hablar al mismo Dios, y decirte la enseñanza de como el creer hace que busques y ya esto se puede convertir en amor.
ResponderEliminarEl que vaya a la iglesia y no crea en estos Mensajes tampoco cree en Dios. Es el mismo lenguaje que en el evangelio, no creerlo en estos Mensajes es no quererlo.
ResponderEliminarEl que no crea es que no quiere creer y le molesta la Palabra de Dios porque lo destapa
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