En Sueño Profético decía Tomás de Aquino:
El hombre cree que Dios necesita que el hombre le certifique que Dios es Dios. El hombre cree, que si él no acepta, ya calla Dios. Dios continúa su Comunicación. Dios sabe que el hombre no acepta porque no ama, al no amar, no conoce este Lenguaje de Dios. Antes de leer el hombre la Palabra de Dios, debería ser sometido a un examen de Amor a Dios, a un examen que su práctica la hubiera hecho en el Prójimo, y el Prójimo hubiera dado las notas.
En estos Escritos que Aquí dictamos, distintos nombres y hablando Dios, ves una Teología de reverencia, una Teología con rúbrica de Dios. Si te detienes en las Palabras que son dictadas por Dios, verás que no sabes nada.
Yo, Tomás de Aquino, ensuciaría este Dictado si quisiera decir que es mío y no dictado por Dios. Esto, si con materia viviera y quisiera decir: “Esos Escritos los hago yo”.
¡Siendo yo Tomás de Aquino, supe tan poco de Dios…!
Esto son hechos diarios
que Dios manda para enseñar,
que nadie puede decir:
esto está escrito aquí o allá;
esto, hay un teólogo
que escritos hace igual.
Esto, jamás dirá el hombre,
cuando se ponga a pensar.
Si es Dios, le entrará miedo
de quererse comparar.
Pues si de Dios dices que eres,
estudia y aceptarás
que esta Teología
escrita no la verás.
¡Son Teólogos de la Gloria,
que Dios los manda a dictar!
Desperté, oí:
Yo que soy Tomás de Aquino,
me sorprende este Dictado.
Y las palabras que dicto,
de las mías ahí cuando viví con materia,
resultan escritos de párvulos.
Es mejor decir: ¡Dios mío!,
¿cómo yo voy a comparar
mis escritos con los tuyos?
Dame Luz, inteligencia,
para que yo vea claro
lo que es de Ti o de la Tierra.
Que yo acepte tus Palabras,
y las dé para el que quiera,
porque puedes preguntarme:
¿No Me oíste en la Tierra?
Si en la Tierra no Me oíste,
mi Gloria no te interesa.
Porque no hay mejor Teólogo,
que el que mis Palabras quiera.
TOMÁS DE AQUINO
***