En Sueño Profético decían:
El
Amor a Dios, primero hay que sentirlo, y después hacer lo que Dios manda. Si
falta Amor, a todo le pondrás falta.
Dijo
uno:
El Amor,
cuando es Amor con Ley del Cielo, no cuesta trabajo nada que este Amor este
pidiendo. Que en este Amor, después de Dios, está la carne unida y el hijo que
la carne unida dio. En estos nombres que se han dicho está la Palabra de Dios.
Y en lo que ves con trabajo, te ayuda Dios. Aquí no cuesta trabajo hacer lo que
pida este Amor. Pero si falta Amor, ya no está Dios.
El
Amor a Dios te hace olvidar todo lo que no es de Dios, y quisieras sólo hacer
el Mando que Él te diera. Porque como Mando que Dios dé, no hay otro igual. Si
este Mando cae en Amor, viene chico el Mando y lo haces acunando, como madre a
hijo en brazos.
Desperté, oí:
Hablaban en la Gloria del Amor. Cuando es de Dios o de carne que Él une o de hijo de esta carne unida, no cuesta trabajo hacer lo que pidan.
Si
costase trabajo, no habría Amor de Dios, y ya no servirías para lo que se ha
nombrado.
Que
esto es Ley de Dios.
Que es
la Ley que el hombre ha ensuciado.
Todo
es por no creer que después de ese mundo, el espíritu tenga éste, con dos sitios.
Uno es
la Gloria, donde esperan los ángeles para abrir las puertas.
Y otro
el Infierno. Que los espíritus satánicos salen de aquí buscando a espíritus que
aún viven con cuerpo.
El que
ame a Dios sin romper los Mandamientos, tiene la Gloria segura, y a Dios Padre
y a Dios Hijo tiene que verlos.
¡Es
lástima que los hombres no practiquen este Evangelio en los tiempos que hay
tanta cultura, tanto adelanto y tanto invento!
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Libro 40 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C7