En Sueño Profético decían:
Se enseña más a amar a Dios con tu ejemplo que con tus palabras. Si tu ejemplo hace que hablen de Dios, ya vas enseñando a que Lo busquen. Si tus palabras hablan de Dios y tu ejemplo llevas en contra, no Lo buscan, y al que se iba a acercar, lo retiran.
Dijo Jesús en una de sus Enseñanzas:
“El que diga que Me sigue y que Me ama, si no vive como Yo enseño, que no pronuncie mi Nombre, porque mi Padre, desde el Cielo, lo aparta. No puede decir que es mío el que ensucie mi Enseñanza, ni el que no siga mi Obediencia. Esta es la Enseñanza que descubrirá cuando otro quiera decir “yo soy Dios”, sin ser el Dios verdadero. El Amor da el ejemplo. Si no hay Amor, pesa hacer el bien. Si no hay Amor, no pueden seguir mis Pasos. Las palabras salen después de los hechos”.
Dicen que fue la mejor Enseñanza lo último, que fue el silencio.
Desperté, oí:
Son hechos y no palabras
lo que quería el Maestro.
Así podían decir:
“se conocen por los hechos”.
Luego, cuando más vinieran,
diciendo: “soy Dios del Cielo”,
se descubriría la mentira,
porque faltaban los hechos.
Él quería que aprendieran
a nombrar a Dios del Cielo
con la medida tan justa,
que Amor sellará los hechos.
Si hablan de Amor de Dios
sin cumplir el Evangelio,
son fariseos que van
haciendo mal a este Cielo.
El que ama, hace el bien
en camino de silencio,
y Dios repica campanas,
y ya Lo van conociendo.
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Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C8