domingo, 31 de octubre de 2021

El que a Dios le da desprecio tiene las puertas de la Gloria cerradas

En Sueño Profético hablaban de la fuerza que tiene el Amor de Dios. Decían, que este Amor, si no tenía raíces, verías caer las ramas y quedaría en el árbol muerto, que no sirve para nada: ni daba fruto, ni sombra.

Este Amor, cuando tú quieres hacer engaño, él se escapa y te destapa y te deja al descubierto esta mentira que tú tapabas.

Si tú dices que a Dios quieres, no desprecias sus Palabras, porque entonces no es sólo que no Lo quieres, es que no crees que exista en un Mundo Eterno, que es su Reino, y Él Dueño de los dos Mundos.

En ése, te deja que no Lo quieras y que sigas engañando con tu apariencia. Que este engaño se aprende y se enseña si te pones a pensar en la mentira que vives.

Cuando tu cuerpo se enferme, la cara te taparás antes de decir: “Señor, yo me quisiera curar. Primero cura mi espíritu de esta falsa enfermedad”. Cuando llegan estos momentos, sientes a espíritus del mal.

Desperté, oí:

Qué reacciones más sucias

tiene el que a Dios no ama.

Es falta de no sentir

este Evangelio que Dios manda,

y que con Amor y sin cansancio

te lee y de Él te habla

el que Dios elige para el mundo,

que tanta falta le hace

que a Dios pongan lo primero

y el Amor vaya delante.

El que a Dios le da desprecio

tiene las puertas de la Gloria cerradas

y abiertas las del Infierno.

Dios te deja libertad,

y luego, esta libertad,

te deja al descubierto.

¡Hombres que están pidiendo

que la Tierra se niegue

a darles el alimento!

El hombre engaña al hombre

una vida entera.

Pero a Dios, Dios hace

que la mentira la sepan.

Y quede remordimiento,

que es peor

que enfermedad del cuerpo.

Que ponen los espíritus del mal

y te retiran el arrepentimiento.

Te lo retiran

para quitarte la Gloria,

porque te vieron desprecio.

Si el pecado se pesara,

el desprecio tiraría de la balanza.

El que siga estos Mensajes

cada día y cada hora,

recibe una Enseñanza.

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Libro 32 - La Palabra del Creador - Tomo III - C9

sábado, 30 de octubre de 2021

El Amor a Dios le puede a todos los sufrimientos

En Sueño Profético se oían estas Palabras:

Sin ser Elegido por Dios no se pueden recibir y aceptar todos los sufrimientos y más amar a Dios.

Dijo un espíritu de la Gloria:

Yo, cuando vivía mi cuerpo, conocía a los Discípulos de Dios, y les preguntaban mucho estas palabras:

“¿Vosotros, por estar siempre con el Maestro, como Lo llamáis, porque para todos es Dios Hijo, no tendréis nunca sufrimientos...?

Esto contestaba el que más estaba a su Mando:

“Yo, todo el sufrir que me llegue, lo siento más por el Maestro que por mí. El sufrir que tengo es por querer que por donde pasen sus Discípulos, todos les pregunten: ¿Cómo podríamos oír las Palabras que el Maestro os da para cundir su Existencia?

Yo, cuando oí a los Discípulos, tenía un gran sufrimiento por dos hijos que de Dios no querían saber nada, porque mi mujer, madre de ellos, murió cuando uno tenía doce años y otro catorce. Mi sufrimiento era mayor cuando los oía despreciar a Dios Hijo, como yo Lo nombraba. Con todo este sufrir, yo más a los Discípulos buscaba, para ver a Dios Hijo, Maestro, como ellos Le llamaban.

Un día se vio venir mucha gente por una calle, y estas palabras se oyeron:                                                                      

   —Ya viene el Maestro con los Discípulos!

Yo no puedo decir lo que mi cuerpo sintió cuando se acercó un Discípulo y me dijo:

   —Ven, que el Maestro me ha mandado que te diga que sigas con nosotros hasta que Te hable unas Palabras.

Ya llegó y me dijo:

   Tu pensar esta oculto, pero Yo sé, por el Poder de mi Padre que está en Mí, que tienes sufrimientos grandes y que quieres acercarte a mis Discípulos para oírme a Mí. Pues desde este momento puedes decir que Yo te he llamado, porque sé que tu gran sufrir más te acerca a mis Discípulos para oír mis Palabras.

Ya se cundió que el sufrir que yo tenía, Dios me lo premió.

Desperté, oí:

Si tienes muchos sufrimientos, acércate más a Dios, y si puedes, achícalos, que este achicar es querer más a Dios.

El Amor a Dios se ve más grande cuando en tu sufrir más Lo quieres.

Sigue el Mando de Dios en un espíritu de su Gloria:

El Amor a Dios le puede a todos los sufrimientos, cuando tú te acercas a las Palabras que dejó, que son los Mandamientos.

Pues este Elegido los vivió antes de ser Elegido.

Hoy no falta de su pensamiento la carne que Dios le unió y que su espíritu Dios se lo llevó.

Y su cuerpo tiene el nombre de muerto, que está en el cementerio.

Cementerio: Armario triste, donde está el traje que ya no sirve.

Cuando el Elegido recuerda esto, más Amor a Dios le manda con su pensar.

Y a este pensar une otro sufrimiento que no puede nombrar.

Es gran sufrimiento ver el desprecio que le tienen al Lugar que Dios tiene Elegido, con grandes reconocimientos.

El Elegido recuerda la carne que Dios le unió, y a Dios dice en su pensar: “Señor, sin su recuerdo, yo ya no vivo”.

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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C4

viernes, 29 de octubre de 2021

Mando que Dios dé, lo debes hacer

En Sueño Profético decían:

Las alegrías de hoy, ha faltado día para contarlas. Las alegrías de hoy, si las sigues, ya no faltan. Las alegrías de Dios, donde Lo quieren, allí acampan. Era alegría pensar en la alegría, pero también daba alegría mirar las caras, porque éstas daban Paz.

Dijo uno:

Esta alegría es porque la actuación de Dios es de milagro. Que estos milagros, cada día, más se tienen que cundir. Aquí se ve que Dios ha quitado ya su Permitir y quiere premiarte. Es alegría ver que quieren saber de este Mundo, donde Dios, con Cuerpo y túnica, te habla y enseña cómo vivir ahí hasta que el cuerpo entierren.

Referían en el arrobo cómo era la actuación de Dios: unas veces de Palabras, y otras de acción. La fuerza que la presencia del Elegido da, no la puede dar nadie, nadie, como Dios no le hable.

Desperté, oí:

La alegría de estos últimos días pasados se lleva el sueño, al pensar en los hechos que Dios ha hecho tan inesperados.

Y es que ha sido todo igual, porque antes de pedirlos, Dios ya los estaba mandando.

Ya que Dios ha quitado piedras y pinchos, no dejes de andar este camino.

Esto lo dice Dios y lo nombran muchos Elegidos:

“Mando que Dios dé, lo debes hacer”.

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Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C3