sábado, 31 de diciembre de 2022

Las herencias

En Sueño Profético decían:

Si estudiaran la vida del Elegido: la soledad tan grande que siente al ver que a los que Esto más les pertenece no disfrutan de esta Grandeza. Este pensar lo tiene en silencio. Pero el que conozca al Elegido,  tiene que comprender que para ella es gran sufrimiento que los más suyos no vivan estas Palabras de Gloria, dichas por Dios en el Cielo, todos los días, cuando llega el Sueño.

Dijo un espíritu de Dios:

Al Elegido, Dios le hace pensar que cambie el sufrir por la alegría, pensando: “Si Dios, siendo Dios, pudo contar sólo con 11, ¿Por qué, hoy, siendo el Dueño del mundo de materia, donde viven los cuerpos un tiempo, como la cosecha, no van a ser pocos los que crean en la Vida Eterna? Esta es la valla para no buscar dónde Dios está hablando al espíritu que trae a su Gloria, mandando después que esto quede dictado para que sea en Libros publicado.

Desperté, oí:

Tu amor a los más tuyos, aunque no estén cerca, más crece.

Tiene que llegar el momento que piensen, que este Caso, hoy, es único, y a ellos les pertenece tener una gran unión con el Elegido.

Las herencias de la Tierra son para corta temporada, y el que las va a coger no falta de la presencia del que las va a dejar.

Y las herencias del espíritu, que son éstas, las Eternas, las quitan de tu pensar sin que te des cuenta.

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Libro 60 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VII - C4

viernes, 30 de diciembre de 2022

Haceos niños y entrareis en mi Gloria

En Sueño Profético hablaban en la Gloria unos Discípulos de Dios Hijo, Maestro, como Él quería que Le llamaran sus Discípulos, decían:

"Cuando la Palabra de Dios la llevas dentro de tu cuerpo, el Mando que Dios te ha dado, con alegría, lo vas diciendo. Pero, a veces, esta alegría se cambiaba en sufrimientos. La Enseñanza que nos daba el Maestro nos hacía pensar, después de aceptarla."

Ya dijo Santiago:

Para comprender lo que decía el Maestro nos juntábamos los Discípulos. En los primeros momentos no lo comprendíamos tan bien, hasta que en la mesa, cuando todos nos uníamos, cada uno Le contaba lo que en la calle le habían dicho del Maestro. Había uno que parecía que mucho Lo seguía, y quería hablar al Maestro. Y el Maestro nos miraba para que comprendiéramos cómo era el que Lo seguía y no Lo amaba, ni Lo creía. Éste esperaba a los Discípulos y les hacía muchas preguntas (él y otro que le acompañaba). Había días que terminaban de ver y de hablar con el Maestro y las mismas preguntas se las hacían a los Discípulos.

Ya, una noche estando en la cena, dijo el Maestro estas palabras:

“El que venga a verme y a hacerme preguntas, y luego os pregunte, cuando está haciendo esto ya no es de mi Padre el Mando. Coged las Palabras como Yo las estoy diciendo: El que Me venga haciendo preguntas, después de que a vosotros os las haya preguntado primero, éste ya no entra en el sitio que Yo estoy con mis Discípulos”.

“Estas Palabras son para él y para vosotros. Éstas son con el Mando de Dios Padre: El que conozca mi Presencia, lo que tenga que pedir para no perder la Gloria, si lo pide a mis Discípulos, que sea negado diciendo: Quién te va a dar consejos mejor que Dios Hijo, que vive con Cuerpo, y es el que enseña en el que pregunta creyendo”.

Desperté, oí:

Era hacer mal, el que iba al Maestro haciéndole preguntas que ya se las había hecho a los Discípulos.

El Maestro ya les dijo, a los Discípulos, que a los que a Él conocían y a los Discípulos les hacían preguntas, que contestaran diciendo: “El que hable con el Maestro y a Él lo crea, que a Él se las haga”.

Decían que lo hacían mal al hablar con el Maestro y esperar a los Discípulos para preguntar.

Esto era un mal de los dos:

Del que preguntaba después de hacer preguntas al Maestro, y ya decir otras contestaciones.

Desde este momento, cuando les hacían preguntas a los Discípulos, sabiendo que conocían y que hablaban con el Maestro, la contestación era negada.

Para hacer servicio a Dios tienes que leer el libro que es el espíritu, el libro Eterno, que cuando muere el cuerpo el libro te enseña que, en todos los momentos, Dios puede presentar tu cuerpo.

La carne que Dios me unió, si cuando vivía su cuerpo yo lo quería, hoy lo quiero más, noche y día. Esto es pensar del Elegido con sentir eterno.

Ya se vio en su despacho, con su cuerpo, normal, como cuando copiaba los Mensajes. Su mirada quería dar alegrías, pero no le salía. Ya dijo:

“Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo lo necesita el espíritu para cundir esta Obra, que es al Prójimo, donde está Dios”.

Pon ya todo tu pensar en los que están aquí unidos. Pero primero en la carne que Dios te unió, que en todos los Arrobos, Dios me hace verlo en su despacho.

El que crezca con esta Enseñanza, tendrá en su espíritu síntomas del Cielo. Y puede que llegue a hombre por fuera y con un sentir de ángeles por dentro.

Que estas palabras que se van a decir, Dios Padre las decía:

“Haceos niños y entrareis en mi Gloria”.

“Pero niños por dentro, que por fuera tenéis que ser hombres”.

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Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C8

jueves, 29 de diciembre de 2022

Dios te manda con su Poder y sus Palabras

En Sueño Profético decían:

Dios te manda con su Poder y sus Palabras. Dios elige para que estén a su Mando cuando Dios los necesite.

Dijo uno:

Dios quisiera que no existieran Elegidos. Que todos fueran diciendo: “Señor, estoy esperando tu Mando. Sin tu Mando no vivo contento. Señor, si me salgo de tu camino, haz que vuelva a entrarme dentro. Porque tu camino es el que me lleva al Cielo”.

Si todos así pensaran, en lugar de la palabra Elegido, se pondrían estas palabras: “Ése no ama a Dios”. Y al oír esto se alejarían de él y en la prensa repetirían: “Hay uno que no cree en Dios”. Esto debería ser así antes de ser Elegido uno nada más, como aquí pasa. Por no creer que Dios es Poder único, y que no está muerto, que está Vivo.

Desperté, oí:

Dios te manda, sin palabras, donde necesitan el consuelo.

Y aquí ves cambio grande, de espíritu y de cuerpo.

Que este cambio hace que se pongan contentos y hagan servicio a Dios.

Los que están unidos ya no tienen parada.

Las miradas te persiguen, y hablan preguntando cuándo saldrá otra vez en público esta publicación.

Esto justifica que hace falta el escándalo.

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Libro 45 - Te Habla El Profeta - Tomo VI - C3