martes, 31 de agosto de 2021

¡Es tan fácil seguir esta Verdad!

En Sueño Profético decían:

¡Es tan fácil saber donde Dios se comunica, que el hombre lo pone imposible, por temor a que verdad fuera!

¡Es tan fácil seguir esta Verdad, que el que quiere desmentirla, se aleja!

Dijo uno:

Es difícil vivir Paz pisando tierra, porque ya se encarga de ti el que quiere la guerra. En cambio, el que Dios se comunica, te va dejando una Paz, que cambias de adentro hacia fuera, y si desprecias esta Paz, verás que Esto es Verdad por la intranquilidad que te deja. Esto es desmentir el agua navegando por el mar; decir tambor a la trompeta cuando sonido te da.

Desmentir al Elegido, es querer al trueno callar en una gran tormenta que, el día, noche te hiciera.

¡Hombres que viven buscando la ciencia en la Humanidad, y dejan esta Grandeza por no quererse enfrentar con el que el vivir les deja!

Desperté, oí:

¿Quién llevaría este peso

si Dios ayuda no diera?

¿Quién repartiría Paz

sin que buen pago le dieran?

El que no recibe pago

en las cosas de la Tierra,

a medias deja el trabajo.

En cambio, el Mando de Dios

no necesita descanso,

y sería gran sufrir

no recibir este Mando.

Se ve que lleva Verdad

en la constancia y en el trato

que reparte sin dejar

días de invierno o verano.

Si haces este pensar,

retiras indiferencia y soberbia,

o piensas: “¿Estaré yo endemoniado?”

Estas tres razones te obligan

a que seas más bueno y menos malo.

Porque si bueno eres,

no vives sin oír este Mando.

Sigue los pasos del Elegido,

de rodillas y rezando.

El que haga este “Diciendo”,

se lo hace a este Mando.

Lo mismo que el Padrenuestro,

cuando se reza a los Santos,

no es para ellos el rezo.

Ellos lo acunan y lo presentan

a Dios Padre en su Reino.

Los Santos hacen Milagros

cuando Dios ya te lo ha hecho.

Ese es el Elegido,

el que dice lo que en él han dicho.

***

Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C4

lunes, 30 de agosto de 2021

Los espíritus del mal están al acecho para ensuciar las alegrías

En Sueño Profético decían:

Cuantos más sufrimientos tengas, más se justifica que Esto no es de la Tierra.

Cuantos menos te sigan, más verás que el hombre sigue comportándose lo mismo que lo hizo con Dios Hombre, y Maestro para nosotros Los Discípulos.

Todos sabían que era Dios, Lo oían y Lo seguían, pero no como Dios Único en el Cielo y en la Tierra.

Para achicarte sufrir, piensa que Él sólo contó con 11, y a los 11 nos maltrataron de acción y de palabras.

Cuando nos oían Nombrarlo, las caras que ponían, asustaban. Pero la fuerza de Amarlo, en nosotros crecía.

Tu pensar sea en el Cielo. Y la Tierra te sirva para pisar el sufrimiento.

Cuando te vayan a llegar alegrías, antes intentarán engañarte los espíritus del mal, muchas veces con enfermedad que no existe y llama al medicamento.

Anoche fue la Voz de Dios Hijo la que dio las Palabras en la Gloria.

Con pensar tan sólo esto, deberían, antes de mirar al que Dios le da este Mando, mirar al Cielo y decir: “Señor, yo no merezco oír tus Palabras”.

Desperté, oí:

Dios, para darle fuerzas al sufrimiento, primero hace que se oiga su Voz, y en el siguiente arrobo, la de Santiago, del que su Maestro tenía su vida cuando oía su Mando.

Tus palabras queden presas cuando veas que no las respetan.

Decían en la Gloria, que los espíritus del mal están al acecho para ensuciar las alegrías.

Los espíritus satánicos entran en los cuerpos, y según eres, ellos actúan.

En unos, al descubierto. Y en otros, con disfraz. Que estos últimos son los que más le sirven a Satanás.

Esto tiene poco que pensar. Pues si crees en Dios, aquí ves pronto la Verdad.

Si crees en esta Verdad, no puedes, palabra que le oigas al Elegido, echarla atrás.

Antes de rectificar, pide a Dios el Perdón cuando te llegue el pensar:

“El que haga esto, ya con Dios está”.

Si se dieran cuenta de tu sufrimiento, los pies irían por la tierra, pero la mirada al Cielo.

Esto tiene dos actuaciones: creerlo o no creerlo.

***

Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C2

 

domingo, 29 de agosto de 2021

La Fe enseña a Dios querer

En Sueño Profético hablaban de la Fe. Decían:

La Fe es el mejor documento que acredita que crees en Dios. La Fe es la que manda en tu espíritu para a Dios más querer.

Dijo uno que termina el Mensaje y que la Fe vivió:

Yo tenía un manantial de Fe, y esta Fe me daba la vida. Mi mujer enfermó y tres niños teníamos. El medicamento de su enfermedad era la silla de ruedas. Nunca estaba sola. Siempre tenía compaña. Los hijos, aunque eran chicos, el mayor, con doce años, a sus amigo los llevaba a la casa y a la madre contentaban, porque veía a sus hijos cómo en la calle jugaban.

Yo tenía una carpintería, y cuando acababa el trabajo estaba deseando llegar a mi casa. Y no me podía quitar del pensamiento estas palabras:

“Tu mujer quiere darte la alegría de que la veas andando”.

Esto me hacía pensar que Dios oía mis ruegos cuando serraba las tablas. Al hijo mayor lo tenía de guardián para que me dijera si movía las piernas o intentaba ponerse de pie agarrada a las muletas que yo tenía guardadas, porque mi Fe me hizo que las comprara.

Desperté, oí:

Un día deje el trabajo antes que de costumbre.

La Fe me empujó pensando que mi mujer ya andaba.

Cuando llegue a mi casa, media calle estaba dentro por los gritos que oyeron diciendo: ¡Madre anda!

Yo esto lo sabía –dicen que el chiquillo decía–, porque mi padre, antes de irse, me decía: “Madre va a andar. Pide a Dios que tú estés delante para que corras a llamarme”.           

Yo sentí esta Fe siempre en lo que el hombre negaba.

El médico veía imposible que mi mujer anduviera, y mi Fe me aumentó al oír estas palabras:

“El día pasado te ha llamado la Fe, que ha hecho milagro”.

La Fe de esta madre, Dios la ha premiado.

Si hubiera Fe, se verían más milagros de los que se ven.

Sin Fe no hay milagros, y sí oyes, a Dios, ofender.

La Fe enseña a Dios querer.

***

Libro 45 - Te Habla El Profeta - Tomo VI - C3