En Sueño Profético decían:
Tu tiempo y tus palabras sean para cundir este Mando
que Dios manda. Que por ser Mando de Dios, deberían unirse Ministros y seglares
con cargo y ayudar a que Esto sea internacional.
Dijo uno:
Dios, cuando ve desprecio, entonces pone la muralla.
El que piense en estos escritos ve claro que no son
del Elegido. El Elegido no calla y pregona lo que Dios le manda. No le da apuro
ni cortedad, porque hace el Mando que Dios le da. Y va diciendo con genio:
“Esto no es mío. Esto me lo dice Dios. El que crea, que piense: ¿quién podría
guardar este Mandar de Dios porque el hombre se enfrentara queriendo dar temor?”.
Aquí la presencia del hombre sobra si no se ofrece a publicar estas Palabras
que dice Dios en su Gloria.
Desperté, oí:
No temas en pedir lo que te piden a ti.
¿Cómo no verán aquí a Dios como ven la Luna y el Sol!
Hay veces que abren la puerta antes de que llamada
oigan.
Esto es un Poder silencioso, que el silencio hace
escándalo.
Es querer que viva el hombre siempre de Dios
acordándose.
Decían en la Gloria que el Elegido no pedía, que hacía
el Mando que Dios quería:
Cundir sus Palabras y recibir para dar.
Que esto lo ve el que cumple esta Ley.
Ley sin exigir, Ley sin castigo recibir.
Esta Ley la recibió Dios Hijo de Dios Padre. Y Dios
Hijo quiere que el hombre la viva para salvarse.
Y piense en lo que quiere Dios para el hombre, y en lo
que quiere el hombre para Dios.
Estudia estas palabras y verás el sufrir de Dios.
Que el sufrimiento lo manda el que no obedece sus
Palabras.
El que las obedece, a Dios lleva de compaña.
***
Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - C1