lunes, 13 de septiembre de 2010

Yo busqué el perdón en un camino - Libro 72 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo VII - Pag. 15-16-17


En Sueño Profético hablaban hombres que habían pecado y después buscaron el perdón, y hoy están en la Gloria.

Dijo uno:

-Yo busqué el perdón en un camino que pasé varias veces porque me llevaba al pecado. Pues allí, a aquel camino, fui un día con el propósito de hacer sepultura con mi llanto al pecado. Cuando esto hice ya había cambiado de amigos y me fui a otro trabajo, que tenía frontera con el pecado. Pues un día, después de estar pensando varios días si el perdón de Dios podía ser por mí alcanzado, cuando iba a buscar pecado oí al camino hablar con una voz que hacía temblar mi cuerpo y tenía que pararme, y yo le daba la razón. Era una voz de hombre, de hombre consolador para el que piense: “Yo peco sin tener justificación. Es pecar por hacer daño, primero a Dios y después a mi familia, que si a mi hijo pequeño lo cambiaran de ropa paso sin conocerlo”.

Esto lo pensaba yo cuando pasaba el camino después de dejar el pecado, pues lo dejé por unos días y otra vez caí en pecado. Un día, antes de acabar el camino, tuve que volverme llorando. Era Agustín de Mónica que hablaba a las quejas de mi llanto. Me dio la mano y me dijo:

-Por mí ya estás levantado. Sigue con ese querer de no volver al pecado.

Ahora, Aquí, me doy cuenta de que ni habló ni me dio la mano. Fue mi remordimiento el que oyó al camino hablando, pero todo fue por este Dios cuando tú dejas el pecado.

Desperté, oí:

Este hombre hacía pecado por los que pecado hacían.

Pero estaba pecando y el pecado mal lo veía.

Se ponía en su pensamiento estas palabras:

-Agustín, ven en mi ayuda. Que mi mujer y mis hijos por el pecado no sufran. Que si dejo de pecar me perdone mi familia. Yo te prometo venir al comienzo del camino para darte gracias a ti. Si esto me lo consigues nunca oiré pecado sin que alguno lo quite.

Pues llegaba casi al camino y, con su mirada en el Cielo, decía:

-Agustín, tú conmigo.


***

8 comentarios:

  1. Es muy diferente pecar y disfrutar el pecado a pecar y sufrir por hacer pecado; los segundos, son por los que hay que rogar, para que Dios les de fuerzas para que dejen el pecado.

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  2. "Agustín, tú conmigo"
    Frase cortita pero grandiosa, es decir "no" al pecado, es pedir que te acompañen las fuerzas con las que él combatió al mal que quería tenerlo prisionero.

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  3. Desgraciadamente muy pocos somos los que no pecamos, deberíamos hacer como éste hombre del Mensaje y pedir que San Agustín, nos acompañe y guíe nuestros pasos para no caer en el pecado. Hay más pecado a escondidas que en público, el que lo hace a escondidas piensa que engaña al resto, hasta que en su vivir se descubre la soberbia, la envidia, la ira,...

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  4. La caridad al espíritu es de lo más grandioso y necesario.Además de ayudar a no pecar implica no juzgar.

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  5. Si se juzga ya no hay caridad, porque sólo puede juzgar alguien que no haya pecado, y pensar que todo lo que hacemos está bien y que no tenemos pecado puede ser soberbia, por lo tanto ya no estamos limpios de pecado. Para saber si una persona nunca ha pecado lo tiene que decir Dios, y Dios es el único que puede Juzgar.

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  6. Cuando leo los mensajes de San Agustín siempre me veo reflejado, porque ¿quién puede decir que no ha hecho nada malo y que no necesita pedir perdón a alguien cercano a él que haya sufrido por su culpa?

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  7. @ruzillo
    Tienes razón, siempre tenemos que pensar en las personas de nuestro alrededor, para que no sufran por nuestra culpa.

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  8. Además de todo lo que comentáis es una cuestión de respeto hacia Dios y los seres queridos.

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