En Sueño Profético vi el mar, el sol, las estrellas y el aire. Y dijeron:
Esto es el agua, el día, la noche y la vida. Esto, el extracto, es Dios. Esto fue lo que vio los martirios que a este Dios le dio el hombre. El hombre no quería (ni quiere) que Dios fuera el Dueño Único de todo lo nombrado, de toda la materia, y Creador del espíritu: Frontera que Aquí hay para el hombre. Esta Frontera la pasa quien trae limpio su pasaporte, que la limpieza la conserva el Amor a Dios y el bien que tú hagas.
Tan sólo sabe la verdad, el agua, el día, la noche y la vida, que esto es Dios. Pues estas mismas ramificaciones de Dios, siguen viendo la verdad y la mentira del hombre.
Dios, presente en el que Lo ama, y Sabiduría del que Lo odia.
Dios, Perdón del que Lo llama, y su Brazo que aparta a quien su Gloria ensuciar quiere.
Dios que recuerda su Venida y quiere que recuerdes su Muerte y evites Crucifixión.
Dios que no cierra la Gloria para decirte que esto es Dios.
Dios que espera que aprendas a lo que Él te enseñó, a lo que hizo en la Tierra cuando de hombre vivió: A que todos fueran suyos, porque sólo había un Dios, porque Él venía del Padre a salvar al pecador, para que todos odiaran Infierno y Condenación, para que todos tuvieran en reliquia esta Oración:
“Amaos como Yo os he amado. Yo voy al Padre, para que venga mi Espíritu”.
Desperté, oí:
Si esta Oración el hombre
no la hubiera olvidado,
seguro y bien seguro
que todo lo había aceptado.
Dios no podía hacerse Hombre
para que nunca jamás
ya Lo vieran otros hombres.
No hay enseñanza que acabe,
cuando el profesor es bueno.
Pues si Dios vino a enseñar,
figúrate la Enseñanza
que tendrá todo su Reino.
***
La naturaleza es testigo del martirio que dimos y seguimos dando a Dios. No nos extrañe que con frecuencia se rebele.
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