En Sueño Profético vi una muralla no cuidada. Estaba en abandono por la mano del hombre.
Y dijo uno:
En esta muralla se paró un día Jesús el Salvador, y les dijo a los que Lo acompañaban:
“El que crea que ya ha hecho bastante, no Me sirve. Mi Enseñanza va al que cree que poco Me hace. Éste, sí Me sirve, porque siempre tendrá un sitio para mi Mando. El que dude quién soy, no se negará a él mismo. El que Me pide Mando, no duda de que soy Dios del Cielo, hecho Hombre para la Salvación del pecador y premio al justo. Tened todos ansiedad de seguir a mi Padre en Mí. Y nunca penséis por qué no manda el Maestro a otro. El que haga este pensar, esta falto de Amor, como la madre que abandona al hijo cuando a hombre no ha llegado. Al que le pese mi mandar, no Me sirve, aunque servicio Me hiciera. Pero queda sin servirme aunque él crea que servicio Me ha dado”.
Desperté, oí:
Fueron estas Palabras dichas a unos que siempre que veían al Maestro mandar a uno, se alegraban.
Querían de Él su amistad
en momentos que les convenía.
Sin pensar que el que decía:
“Maestro, cuando quieras
mándame tu mandar,
que siento la muerte lejos
cuando trabajo me das”.
Éste, que se presentaba
antes de oír mandar,
era al que Él le mandaba
y aún mandando está.
Oyeron en la muralla,
y hoy hacen el Mando del dictar.
No puede servir a Dios
el que “el hacer”,
con protestas acompaña.
No albergues nunca pensar
que diga estas palabras:
“Yo no sigo a Dios,
porque ya he hecho de más.
Ahora que sigan otros,
que antes no hicieron “na”.
***
Libro 15 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy DIctados en Gloria - Tomo III - Capitulo 4
Servir a Dios es un regalo, pero sólo hay servicio si se hace con el corazón. El servicio que brota del Amor y no de la obligación, es el que da fruto.
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