En Sueño Profético hablaban del sacrificio, de la alegría y la pena. Decían:
“El sacrificio existe donde falta el amor, donde el deber te obliga, donde tienes que cumplir unos mandatos que el hombre te ha impuesto y que tú haces sin amor, y entonces ya es sacrificio”.
Otro dijo:
“En las cosas de Dios no hay sacrificio, hay Amor, y ya el sacrificio lo conviertes en alegría, en alegría con gozo”.
Éste mismo dijo:
“Había una mujer en un pueblo de Samaria, que todo el mundo la conocía por “La mujer que a las cinco se levanta”. Este sobrenombre tenía esta mujer. Contaba, que si a ella la obligaran a no levantarse a esa hora, sería el sacrificio más grande de su vida. Contaba, que a esa hora rezaba y que sentía a Dios más cerca que en todo el resto del día; que su habitación la veía muchas madrugadas con Luz de Gloria; que una alegría y gozo la despertaba. Aquí era gozo para ella, sacrificio para otros”.
Seguía el mismo diciendo:
“La pena se va pronto donde hay Amor Divino. La pena entra y pronto es rechazada por el Amor. Dios no da penas, Dios no da sacrificio cuando tú seas de Dios”.
Desperté, oí:
Esta mujer madrugaba
y no era sacrificio.
Estaba tan elevada
su oración sin sacrificio,
que Dios mismo la llamaba.
Hijos pequeños tenía,
y ni se les despertaban.
Alegría iba dando
cuando amanecía el día.
Cuando la veían pasar,
de boca en boca se oía:
“¡A las cinco se levanta,
y siempre con alegría!”.
¡Cuánto tiene que amar a Dios
para hacer siempre esta vida!
Es sin duda elevación
lo que el grande Amor te obliga
a que hagas oración.
Pues si haces sacrificio,
es un cumplido con Dios.
***
Si Dios nos ha creado para la felicidad, con Él tendremos alegría constante.El sacrificio y la pena proceden de la falta de Amor.
ResponderEliminarCuánto Amor a Dios hay que tener para orar como esta mujer hacía. También el Profeta dedicaba la madrugada para la oración.
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