En Sueño Profético decían:
El día que el hombre adore a Dios, reinará la Paz y dará horror el nombrar la guerra; se recordará el crimen y no se dirá persona; se nombrará como fiera al que mató por matar. El día que el hombre piense que Dios existe de verdad, tendrá que dar un gran cambio en la forma de enseñar.
Dijo uno:
Es que el hombre prefiere pecado, crimen, guerra y salvajismo, antes que honradez, caridad, humanidad con el inferior y vivir en cada casa los Diez Mandamientos.
Hasta que el hombre no enseñe esto y lo viva, no dejará las guerras, no acabará el adulterio, no dejarán de morir tantos millones de hambrientos. Hasta que el hombre no deje de darle premio al pecado, no se acabará con ello. Todo es falta de adorar lo que Dios tiene dispuesto. Todo es el no pensar que tú tienes que ser muerto, que tienes que ser juzgado cuando dejes todo eso que tú dices: “esto es mío”, y te responden: “sí, dueño”. Entonces querrás decir lo que ahora te recuerdo: “nunca hice lo de Dios, siempre viví en el pecado, nunca desprecié al amigo que vivía condenado”. Hasta que el hombre no enseñe desde niño el pecado, y enseñe a retirarse como enfermedad que tienen y puedes ser contagiado, hasta que esto no llegue, está el hombre fracasado.
Desperté, oí:
Debería ocuparse el hombre,
primero de lo que dura;
después de lo de la Tierra.
Porque no tiene sentido
coger el agua del charco
y que el manantial sea tuyo.
Sabiendo que Dios te espera,
no te llega esa Llegada,
por el pecar de la Tierra.
Hasta que el hombre no enseñe
que al pecado no lo quieran,
no se acabará el hambriento,
no se acabará la guerra.
¡Con lo fácil que sería
que el pecado se muriera!
¡Con lo fácil que es vivir Paz,
que Dios deja en la Tierra!
¡Con lo sencillo que vive
el que no quiere la guerra!
Éstos son hombres de Dios,
que saben que la materia
no sube al Reino de Dios.
***
Libro 14 - Dios Manda en su Gloria que Enseñen - Tomo II - Preámbulo
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