En Sueño Profético hablaban de hacer las cosas de Dios por costumbre o por Amor.
Dijo uno:
El Amor enseña más que las costumbres. Las costumbres siempre son iguales, medidas y mayoría de veces sin sentirlas, hechas maquinalmente; pésame que se da como el que va delante, como el que viene atrás; cumplido que si estás comiendo, ofreces con cortedad, y gracias te da el hambriento. Todo son costumbres puestas de unos en otros, aprendiendo. Pero donde hay Amor, se olvidan de las costumbres y nace a cada momento algo hecho para Dios, que tú se lo haces al hombre, al niño, sin pedir explicación.
Es tiempo de estas costumbres, y si a Dios tienes presente, cuánta Enseñanza darás a malos y a buenos hombres. Los malos empezarán a pensar y más pensando: “¡qué alegría amar así!, ¡qué alegría ir enseñando!”. Esto lo pensará el malo, que si pudiera, con goma borraría su pasado. Ya el bueno, el que a Dios está entregado, se olvida de las costumbres que mayores enseñaron, y va copiando de otro que lleva una fecha fija, una estampa en su presencia de Dios Padre, de Dios Hijo y del Espíritu que manda; también lleva en su presencia al enfermo y al anciano, sin ocuparse de fechas. Todo nace del Amor, que enseña sin dar pensar: “no es la fecha todavía”.
Desperté, oí:
Cierto que el Amor a Dios
te enseña más que las costumbres.
Las costumbres son del hombre.
Lo de Dios es costumbre viva.
Viva y con movimiento
que acerca y no retira.
Que no cansa y quisiera
tener una fecha fija.
Y siempre la misma estampa
de Dios Padre, de Dios Hijo.
Con esta visión delante,
para siempre amar lo mismo.
***
Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - Pag. 105-106
Lo que nace del corazon no tiene fechas ni rituales. Siempre es nuevo y autentico.
ResponderEliminar