En Sueño Profético enseñaban a curar al espíritu, a conocerlo entre el sano. Decían:
Ruega por el pecador
y exígele al que no esté pecando,
y ya te unes a la Virgen,
y oración vas agrandando.
Ruega por el pecador,
si tú no estás pecando.
Dijo uno:
Hay quien empieza a pecar
por otro que está pecando,
porque no ruega por él
y lo maldice gritando,
y ya no sigue el camino
que Dios le tiene mandado.
Ruega por los pecadores
y desbarata el pecado;
que el ruego y la oración
es perseguir al pecado
y acercar hombres a Dios.
Ruega por los pecadores,
que esto es contentar a Dios.
El hombre practica poco
lo que sirve para Dios,
y no sabe que si practica
la oración, al pecador,
Dios le concede la ayuda,
y la fuerza que le manda
deja al pecado sin vida.
Desperté, oí:
Si ruegas a Dios con Fe,
Él te dará entendimiento
para saber conocer
cuándo un espíritu
está sano o está enfermo.
O se va a curar,
o se está enfermando.
Es la acción de la carne
la que da contestación
a lo enfermo o a lo sano.
El que no hace oración,
no sabe diagnosticarlo.
Y le falta compasión,
y ya no puede curarlo.
La oración,
con la acción acompañando,
va dejando una huella
que a Dios tienen que llamarlo.
Es sufrir
querer que el hombre busque
al que esté pecando.
***
Libro 16 - Dios No Quiere, Permite - Tomo II - C5
Rogar por el pecador es liberarlo del mal que lo esclaviza.
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