En Sueño Profético hablaban de la alegría, del buen humor y de la
paciencia. Decían:
Esto
te produce Paz.
Los
niños suelen tener estos dones: alegría, risa y paciencia. El niño es normal
que esté horas con el mismo entretenimiento. Todo esto viene de Dios. El
alboroto, la poca paciencia y el mal humor, esto no es parte de Dios.
Aparecieron
unos niños, y rápido se vieron unos ángeles sin cuerpo, y ya no se veían los
niños. Con la misma rapidez se vieron varios hombres con los puños cerrados,
las manos hacia arriba y gritando. Se quitó aquella visión, y quedaron
serpientes y unos bichos como sapos, pero de tamaño de medio metro. Se vio un
camino y una mujer mayor con un saco cargado a cuestas, y por un roto del saco
se le derramaron unas alubias que le habían dado unos conocidos para que las
vendiera, por estar el marido meses en cama y no tener para su alimento.
Dijo
el mismo que explicaba:
Tres
veces se le han salido las alubias, porque el saco es viejo. Yo le ayudé a
recogerlas y jamás se enfadó. Me dio una enseñanza, que yo ahora enseño. Estas
fueros sus palabras:
–No se moleste, me las han dado y éste es el
pago. ¡Qué poco, para tanto bien como me van a hacer cuando las venda! Querían
darme otro talego, pero ya me han dado bastante, y además, los he dejado
llorando. No quise darles pena, pero querían saber y me preguntaron, y sentí
alegría al oír sus palabras.
Desperté, oí:
¡Qué Amor tenía esta mujer,
y
qué Paz la rodeaba!
¡Qué paciencia demostró
cada
vez que se agachaba!
Tenía humor de Gloria
y
vida sin importancia.
Ella sola se quitaba
el
enfado y se agachaba.
Ella se pondría contenta
cuando a su casa llegara
y le dijera al marido:
¡Esto
no me ha costado nada!
Ésta vivía con Dios,
sin
alterarla ya nada.
Nunca acudieron los bichos
de
Luzbel a su llamada.
Siempre cruzaba sus manos,
y
jamás las empuñaba.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo II - C6