En Sueño Profético decían:
A más cerca
estés del Cielo, más desvalorarás lo de la Tierra.
A más cerca
estés del Cielo, más conocerás el lenguaje que Dios manda Aquí en su Reino.
Si no estás
cerca de Aquí, tú, antes que nadie lo sabes, porque te cansa el oír lo que de
la Gloria sale.
En vez de
decir: “Señor, ¿quién me iba a mí a decir que yo oyera tu Mensaje? Quiero Señor
tu Perdón si es que pudiera llegarme”.
Esto, si haces
un pensar, es un pecado de los graves: poder oír y no oír lo que de la Gloria
sale.
Dijo uno:
Si la Tierra
te retira de oír o de leer estos Escritos, dichos al espíritu sin cuerpo, y
después dictados al espíritu y cuerpo, dale a la Tierra desprecio hasta que la
Tierra vea que el Cielo para ti es primero.
¡Si tan sólo
al decir Tierra y después nombrar el Cielo, ya queda la Tierra sucia donde los
pies vas poniendo!
Desperté, oí:
Por mucho que dé la Tierra,
no puede darte
como el Cielo.
Porque la Tierra no tiene nada
que tenga
entrada en su Reino.
Lo único que Aquí entra
es decir:
Señor, yo quiero
(porque la Tierra la piso
porque tuyo es mi cuerpo;
por que todo lo que tiene,
para mí es un pasatiempo)
que la Tierra no me engañe,
porque mi vida
está en el Cielo.
La Gloria tienes segura
si practicas lo del Cielo,
pero que sea un practicar
con alegría y
contento.
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Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C8