En Sueño Profético decían:
Las cosas que no son de Dios tienen una gran diferencia con las cosas del hombre. Las cosas de Dios son sencillas, tan sencillas que al hombre le extraña que Dios se quede fuera dándole Dios preferencia al hombre, que esta preferencia es Libertad que este Dios deja.
El hombre que tiene mando no deja que el que no lo tiene, a él le mande. El hombre interpreta que la sencillez es rebajar la cultura.
Dijo uno:
Dios bajó a la Tierra para enseñar a que el hombre viera a Dios entre el hombre; a que Lo conociera más, por Amor. Amor que él repartía al que su Amor quería; que este Amor se da en la sencillez. Ya, en esta sencillez, daba y recibía, recibía al afligido, y daba al que luego decía que no era Dios, al que más tarde iría a Pilatos a convencerlo de que había que Matarlo. Aquí fue cuando ya Lo trataron de vanidoso. Aquí no entendían su sencillez cuando decía: “Yo soy Dios Hijo. Yo vengo a juzgar a vivos y muertos”. Aquí fue cuando quisieron ver el Dios y Dios no quiso. Todos pidieron milagros, y Dios contestó con la humildad y la sencillez que Dios Padre mandaba: “El que Me pide milagros, en el Amor que mi Padre da en Mí, ya lleva el milagro”.
Desperté, oí:
El hombre que a Dios no amó,
decía que Lo mataron repitiendo:
“Yo soy Dios”.
Lo interpretaron como un mal,
porque decía “Soy Dios”,
y Lo ponen en la Cruz
como ponen a un ladrón.
Vino repartiendo Paz,
vino repartiendo Amor,
y para el que fue en su busca,
le repartía el Perdón.
Si grande fue la Enseñanza
que nos dio de sencillez,
era más grande el Perdón
de aquel que buscaba a Él.
Que antes Lo había ofendido,
y Dios lo dejó ofender.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C1
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martes, 5 de noviembre de 2019
sábado, 16 de julio de 2016
Sencillas y grandiosas
En Sueño Profético yo decía:
“Señor, cuando yo no esté Aquí, no dejes que haga nada que a Ti te enfade. Todo lo que yo haga sea para ejemplo del que te ame y para que me siga el que a Ti no te ame. Siguiéndome, se encontrarán contigo, y ya, a éstos, los seguirán otros”.
Estando yo con esta alegría delante de muchos que Allí había, empezaron a hacer como alabanzas a Dios y a rogar por mis peticiones. Salió de pronto como un cordón de gente, éstos, sin dar los pies en el suelo –pues bien dicho, no tenían pies–. A la vez que pasaban, dejaban un perfume que no era conocido en el mundo material –este olor era de alimento–, quedándome yo como si yo no fuera –temo que no me comprendan–, quiero decir que mi genio parecía parado, y me quedaba, ¡no sé...!, al ver tanta Grandeza.
Dije:
¿Cómo podré yo contar esto? Si no encuentro comparación, no podré explicarlo.
Desperté, oí:
Sólo Dios es el que puede dar las Palabras para que tú expliques.
Y Dios te las da.
Te las da a manera de Dios: sencillas y grandiosas.
Al hombre, cuando quiere explicar de la Gloria de Dios, no es fácil comprenderlo.
Ya, sabiendo Dios esto, arroba el espíritu que Él quiere y que sabe que Lo ama.
Dios quiere que el hombre entre en su Gloria, normal, cuando aún está con materia.
Quiere que sea cuando vive con materia, para que el que quiera conozca esta Gloria antes de venir.
***
Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - C6
“Señor, cuando yo no esté Aquí, no dejes que haga nada que a Ti te enfade. Todo lo que yo haga sea para ejemplo del que te ame y para que me siga el que a Ti no te ame. Siguiéndome, se encontrarán contigo, y ya, a éstos, los seguirán otros”.
Estando yo con esta alegría delante de muchos que Allí había, empezaron a hacer como alabanzas a Dios y a rogar por mis peticiones. Salió de pronto como un cordón de gente, éstos, sin dar los pies en el suelo –pues bien dicho, no tenían pies–. A la vez que pasaban, dejaban un perfume que no era conocido en el mundo material –este olor era de alimento–, quedándome yo como si yo no fuera –temo que no me comprendan–, quiero decir que mi genio parecía parado, y me quedaba, ¡no sé...!, al ver tanta Grandeza.
Dije:
¿Cómo podré yo contar esto? Si no encuentro comparación, no podré explicarlo.
Desperté, oí:
Sólo Dios es el que puede dar las Palabras para que tú expliques.
Y Dios te las da.
Te las da a manera de Dios: sencillas y grandiosas.
Al hombre, cuando quiere explicar de la Gloria de Dios, no es fácil comprenderlo.
Ya, sabiendo Dios esto, arroba el espíritu que Él quiere y que sabe que Lo ama.
Dios quiere que el hombre entre en su Gloria, normal, cuando aún está con materia.
Quiere que sea cuando vive con materia, para que el que quiera conozca esta Gloria antes de venir.
***
Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - C6
viernes, 20 de junio de 2014
Aprende a poner los ceros
En Sueño Profético decían:
Es cierto que Dios da el 100 por 1. Lo que pasa es que el hombre aún no ha aprendido a contar los números que hace Dios, ni a andar por sus Caminos. Tampoco entiende muy bien lo que Dios tiene escrito.
El hombre da el 1 y recibe el 100. Pero si falta Amor, no te salen los ceros, cambias sus Caminos y no entiendes lo que Dios manda escrito, ni piensas: “yo ya tengo premio con tener contacto con el Elegido”. Que aquí lo ves claro el 100 por 1.
Dijo uno:
Las cosas de Dios son tan sencillas, que el hombre las rechaza por su sencillez.
El hombre te habla de algo que él cree que ha hecho y lo rodea de importancia; y paga lo que pidan por tener aquello viejo.
Dios es presente y futuro. Igual vale lo que sale de Él que lo que a Él va, cuando tú por Dios lo haces.
Lo que tienes es que aprender su Lenguaje, su Mando, y nunca devolver enfado por Mando.
Desperté, oí:
Que Dios da el 100 por 1
lo sabe todo el que piense:
“yo di el 1 y ahora el 100 me viene”.
Lo que pasa es que este 100
lo entienden muy pocos hombres.
Y estos pocos no lo cunden
por temor al que los oye.
Dios siempre paga crecido al hombre
el servicio que le haga.
A más cerca de Él estés,
más va aumentando la paga.
Paga que compra la Gloria,
y tú puedes, de esta paga,
pagar a muchos,
porque esta paga se agranda.
Se agranda en tantas cosas,
que no hay tiempo de explicarlas.
Aprende a poner los ceros
en la Caridad que hagas.
Pero si pones el 1,
los ceros Dios no los manda.
***
Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pag. 134-135-136
Es cierto que Dios da el 100 por 1. Lo que pasa es que el hombre aún no ha aprendido a contar los números que hace Dios, ni a andar por sus Caminos. Tampoco entiende muy bien lo que Dios tiene escrito.
El hombre da el 1 y recibe el 100. Pero si falta Amor, no te salen los ceros, cambias sus Caminos y no entiendes lo que Dios manda escrito, ni piensas: “yo ya tengo premio con tener contacto con el Elegido”. Que aquí lo ves claro el 100 por 1.
Dijo uno:
Las cosas de Dios son tan sencillas, que el hombre las rechaza por su sencillez.
El hombre te habla de algo que él cree que ha hecho y lo rodea de importancia; y paga lo que pidan por tener aquello viejo.
Dios es presente y futuro. Igual vale lo que sale de Él que lo que a Él va, cuando tú por Dios lo haces.
Lo que tienes es que aprender su Lenguaje, su Mando, y nunca devolver enfado por Mando.
Desperté, oí:
Que Dios da el 100 por 1
lo sabe todo el que piense:
“yo di el 1 y ahora el 100 me viene”.
Lo que pasa es que este 100
lo entienden muy pocos hombres.
Y estos pocos no lo cunden
por temor al que los oye.
Dios siempre paga crecido al hombre
el servicio que le haga.
A más cerca de Él estés,
más va aumentando la paga.
Paga que compra la Gloria,
y tú puedes, de esta paga,
pagar a muchos,
porque esta paga se agranda.
Se agranda en tantas cosas,
que no hay tiempo de explicarlas.
Aprende a poner los ceros
en la Caridad que hagas.
Pero si pones el 1,
los ceros Dios no los manda.
***
Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pag. 134-135-136
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