En Sueño Profético decían estas Palabras:
“El que recibe mi Mando, su espíritu vive
Gloria, pero su cuerpo lo clavan. Lo clavan porque en Mí no creyeron ni creen”.
“Las Palabras que mi Espíritu le da al Lugar,
ven que llevan Poder para que el hombre no pueda callarlas”.
“Al que Yo no elijo ni le doy Mando, mi Padre
no lo castiga si el hombre quiere callarlo, porque no tiene el Poder que da mi
Mando. Pero al que mis Palabras Yo le entrego, si no las repite con mi Nombre,
no entra en mi Reino. Que mi Reino no está donde viven los cuerpos”.
“El hombre está pidiendo con el desprecio, que mi Padre levante el brazo y le cierre las puertas de mi Reino”.
Desperté, oí:
¿Quién
oiría estas Palabras dichas por Dios Hijo en Su Reino, y podría callarlas?
¿Y
quién, creyendo, podría inventarlas?
El que
ama a Dios, si Dios no le habla, sabe que si miente nombrando a Dios, Dios no
se calla.
Porque
puede ensuciar Sus Palabras.
En
este arrobo se han oído las Palabras de Dios Hijo, y en el Dictado han quedado.
No se
merecen en la Tierra, que Dios mande estas Palabras y al Elegido desprecien.
Todo
es por no creer que la vida deja al cuerpo sin aviso y sin poderla detener.
***
Libro 40 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C6
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