En Sueño Profético hablaban de la
enfermedad del espíritu. Decían:
El espíritu
puede enfermarse de varias maneras, igual que el cuerpo. Pero para curarlo son
distintos los medicamentos.
La medicina
del cuerpo es material. La curación del espíritu puede ser material, pero no
pasa dentro del cuerpo. No le sirve ni cirujano ni medicamento. Son dos vidas
distintas, aunque juntas nacieron.
Una es la que
vuelve. Otra queda en el suelo, que es pasto de animales hasta dejar esqueleto.
Aquí muere también la palabra “vida” al nombrar el cuerpo. Todos dicen “murió”, cuando vivía. Esto, si lo pensara el hombre, de humildad se vestiría en vez de pensar tanto en la fantasía, que es un gran peligro y de Dios te retira.
Desperté, oí:
El espíritu se
enferma por el contagio del que está pecando, aunque tú no te des cuenta.
El espíritu se
enferma por el sufrimiento si de Dios te retiras.
Y el espíritu
se enferma cuando falta la Confianza en Dios.
Entonces
persiguen tentaciones diabólicas, que sólo pueden curarlas recetas con Fuerza
del Cielo.
También se
enferma el espíritu con los grandes capitales, que no saben del hambriento y
prohíben que les hables.
Hazte doctor
en espíritu y cura estas enfermedades, que el hombre las empeora porque Amor a
Dios no va delante.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C7
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