En Sueño Profético decían:
Dios da su Sabiduría al que
Él quiere. Se la da medida y pesada, pero el que la recibe no sabe hasta donde
llega la medida ni hasta donde baja el peso. El hombre quiere tapar la
Sabiduría de Dios: pájaro que está en la copa del árbol y quiere beber el agua,
pues aún más imposible es querer ocultar las Palabras de Dios.
Dios deja al hombre en
libertad para que a Él desprecie, pero al que Lo busca y Lo quiere no lo deja
sin el contacto de su Palabra, dicha Aquí, en la Gloria, para que al hombre le
llegue.
Esta Palabra baja del Cielo
y se oye en la Tierra para que el hombre tenga siempre presente que después de
esa vida le espera ésta, que no hay cambio para el espíritu.
Dijo uno:
La cobardía del hombre hace negar la Existencia de Dios. Al hombre le creen falto de cultura si afirma que Dios vive entre el hombre y que, cuando quiere, vive en el hombre. La desconfianza del hombre al oír esto ofende a Dios y él mismo desmiente su creencia.
Desperté, oí:
Hay hombres que te hablan
del Evangelio y discuten que si es verdad que Esto fue cierto.
Pero que no pongan en duda
que Dios está vivo, no muerto.
Que no oigan grandes Temas
sin que el hombre haya llegado a ellos y vea que son Palabras sólo de Libros
Sagrados.
Si el hombre estuviera
seguro de que Dios está vivo y no muerto cambiaría su vida.
Y ya ese Mundo sería el
comienzo para luego seguir Aquí.
Si Dios al hombre no le
recordara su Gloria, el hombre tendría disculpa cuando la muerte le llegara.
***
Libro 69 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VIII
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