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jueves, 26 de agosto de 2021

Habiendo Amor a Dios

En Sueño Profético decían:

Habiendo Amor a Dios, se siente Esto mejor.

Habiendo Amor a Dios, ves que Esto es Palabra de Dios.

Habiendo Amor a Dios, este Amor te exige que sigas los pasos del que elige Dios.

Habiendo Amor a Dios, no dudas nada que venga de Dios.

Dijo uno:

Sin Amor a Dios, no puede haber intimidad con el que manda Dios que hable de su Gloria y que escriba al dictado lo que en el arrobo al espíritu le han mandado.

Sin Amor a Dios y teniendo trato con el Elegido, estás en peligro de ser condenado.

El Amor a Dios, ya sirve de guardia, para que jamás reformes Palabras.

Al que Dios le manda, si crees en estos Escritos, te asusta el ponerle faltas en algo que tú creas que no está bien dicha la palabra o en la acción que haga.

Desperté, oí:

Ponían en la Gloria el Amor a Dios como personaje que sabe donde actúa Dios.

Este Amor retira a los espíritus malos que se enfrentan con las Palabras que el Elegido pone en su boca, que del Cielo bajan.

Si en este espíritu no actuara Dios, unas cosas las haría bien y otras un poco peor.

Y sería peligroso cuando vieran que tenía actuaciones que no eran verdaderas.

Cuando Dios coge un Lugar para mandarlo con sus Palabras, diciendo “di que Yo te mando”, el que quiera reformarle Palabras, debe pensarlo.

Porque la reforma no es a él, es al que le da el Mando, que es Dios.

Al que Dios todos los días lo trae Aquí, dice mal el quererlo corregir.

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Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - C7

miércoles, 13 de abril de 2016

Habiendo Amor no hay duda

En Sueño Profético decían:

Es pena para Dios, y lástima para el hombre, que el hombre reconozca lo de Dios por tiempo pasado o por decir Dios: “Yo soy Dios”, que por Amor que el hombre sienta por Él. Es pena para Dios, por Él querer darnos sus Palabras, dichas en su Gloria, y el hombre responder con insultos y desprecio al mandar de Palabras y de Enseñanza. Esto es sufrimiento para Dios.

Dijo uno:

Dios oye más: “Si Dios hubiera”, que: “Yo amo a Dios” y que Lo amen. “Dios oye más”, en estas palabras algo tiene que haber porque, en esto o aquello, se ve que es Obra de Dios.

Es pena para Dios que el hombre viva ahí, a pesar de los siglos de su venida, escarbando para ver si fue Dios el que se encarnó en María Virgen. Hay quien después de mucho remover lo que Dios dejó dicho aún cree pero ya le falta sitio para Amarlo, porque se ha llenado de razones del hombre y del Amor de Dios se retira. Esto es pena para Dios, lástima para el hombre. El Amarlo ya te da las razones de su Existencia, a Él le das Gloria en lugar de sufrimiento y Él, de ti, retira la lástima que el que Lo ama te pueda tener.

Desperté, oí:
Mándale Gloria a Dios y Él te retira la lástima que el que Lo ama te tiene.

Qué palabras, y de apellido las razones que mandan para Enseñanza en el Cielo.

Cómo te describe al hombre que al final cree y no ama.

La creencia Dios, hay veces, que la obliga.

El Amarlo es Libertad que Él te deja.

Su Nacimiento lo cree el que ya mucho a escarbado, pero en creerlo se queda.

Porque Dios dice que amando ya la razón te aconseja.

Habiendo Amor no hay duda, porque Dios no te la deja.


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Libro 65 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo V

jueves, 7 de octubre de 2010

Habiendo Amor a Dios - Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - Pag. 218-219-220


En Sueño Profético decían:

Habiendo Amor a Dios, se entiende esto mejor.

Habiendo Amor a Dios, ves que Esto es Palabra de Dios.

Habiendo Amor a Dios, este Amor te exige que sigas los pasos del que Elige Dios.

Habiendo Amor a Dios, no dudas nada que venga de Dios.

Dijo uno:

Sin Amor a Dios, no puede haber intimidad con el que manda Dios que hable de su Gloria y que escriba al dictado lo que en el ArroboDesprendimiento del espíritu por la Fuerza del Mando de Dios y obediencia en la carne esperando el retorno del Mando (L.76-Pag.73-74-75) al espíritu le han mandado.

Sin Amor a Dios y teniendo trato con el Elegido, estás en peligro de ser condenado.

El Amor a Dios, ya sirve de guardia, para que jamás reformes Palabras.

Al que Dios le manda, si crees en estos Escritos, te asusta el ponerle faltas, en algo que tú creas que no está bien dicha la Palabra o en la acción que haga.

Desperté, oí:

Ponían en la Gloria el Amor a Dios, como personaje que sabe dónde actúa Dios.

Este Amor retira a los espíritus malos que se enfrentan con las Palabras que el Elegido pone en su boca, que del Cielo bajan.

Si en este espíritu no actuara Dios, unas cosas haría bien y otras un poco peor.

Y sería peligroso, cuando vieran que tenía actuaciones que de Aquí no eran verdaderas.

Cuando Dios coge un Lugar para mandarlo con sus Palabras, diciendo, “di que Yo te mando”, el que quiera reformarle Palabras, debe pensarlo.

Porque la reforma no es a él, es al que le da el Mando, que es Dios.

Al que Dios todos los días lo trae Aquí, dice mal el quererlo corregir.


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