En Sueño Profético hablaban de querer saber, de querer comprender y de querer aceptar lo que claro estás viendo. En estas palabras pones un “no” delante de cada Palabra y te da justo lo que están haciendo.
Dijo uno:
Hay veces que se condena el hombre que ahí lo vieron bueno, que ahí lo vieron bueno pero que vivía dando la espalda a lo que Dios manda que den la cara y hagan reverencia.
Dijo el mismo:
Es peor el no querer ver, que el ser ciego. Es peor el no querer oír, que ser sordo. Al paralítico que no podía seguir a Jesús, Jesús le manda que ande. El que anda y no Lo sigue, es peor ante los Ojos de Dios Padre y peor ante el Maestro, que a Dios veían de Carne, que tuvo que decir Dios: “Tenéis ojos y no veis. Tenéis oídos y estáis sordos”. Esto es lo que hacen con los que Dios siempre está mandando de pregoneros.
Desperté, oí:
Fue Pregón dicho en la Tierra,
cuando Dios baja del Cielo.
El que no Lo quiso oír,
Pregón ya no repitió en el Cielo.
Es en la Tierra
donde sirve la Enseñanza
para subirla al Cielo.
Es fácil el aceptar,
cuando tú quieres oír
y ya aceptas lo que estás viendo.
Hay quien no quiere aceptar
y no quiere reconocer hechos.
Éstos son los hombres malos,
aunque ahí les digan buenos.
Puedes aceptar o no aceptar,
cuando conozcas los hechos.
Pero cuando es de Dios,
brilla por detrás del cerro.
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Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - Pág. 186-187
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viernes, 15 de marzo de 2013
lunes, 16 de abril de 2012
Obliga a tus oídos
En Sueño Profético decían:
Dios no te pide, Dios enseña, y si tú Lo amas, tú aprendes; aprendes y enseñas; enseñas a amar, y cuando éstos amen, ya no pueden ver que otros pequen y no amen; y sí disfrutarás cuando veas que aman los que pecaron, porque puedes haber pecado y hoy amar, pero no estar pecando y decir que ayer amaste.
Si enseñas a que el espíritu ame, no dejará que peque la carne. Para enseñar al espíritu tienes que entregarte al que Dios se comunica. Si en lo material quieres curar la carne, te sometes al médico; y si quieres hacer una carrera, obedeces al profesor.
Desperté, oí:
Y si no quieres que te encarcelen, respetas a las autoridades.
Pues si te hablan Palabras que Dios está diciendo, obliga a tus oídos a que oigan este “diciendo”.
Evangelio con tal fuerza, que destapa a este silencio.
Y silencio que no calla, por ser Dios el Pregonero.
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Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 136
lunes, 3 de octubre de 2011
Estos dogmas caen en oídos sordos y en ojos ciegos - Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 101-102
En Sueño Profético me decían:
Tu vida material es la que no deja a los espíritus indiferentes. Tu petición para que te den para el salario que tú asignas, es tu báculo. Esta obra es mandada desde Aquí, para que sea reverenciada tu materia. Esto rebeldece al espíritu diabólico, pero el Poder de Dios hace que éste mismo reverencie.
Desperté, oí:
Este dogma no es respetado: “Por vuestras obras vean sois cristianos”. “El árbol lo conoceréis por sus frutos”.
Estos dogmas caen en oídos sordos y en ojos ciegos.
El espíritu que no vive Dios en él, se conoce aunque éste quiera ser piadoso.
Pero esta piedad es disfrazada, y por consiguiente el disfraz desaparece.
La Paz que da el que Dios le habla, es trascendente. Esta Paz se mete con tal majestad, que ven es de Aquí.
Cuando el Profeta no es auténtico, aunque te hable de la Gloria, te retira de Dios.
Dios no es que habló ni hablará, Dios es que habla.
El que dice: “Creo en Dios, pero no Lo quiero”, es porque no ha oído a nadie que Lo quiera, aunque éste no lo diga.
El libro tiene que tener contrariedades, pero estas contrariedades tienen que ser quitadas por El que el Libro dictado está.
Este Libro, son muy pocos los que saben su contenido. Este contenido es alimento para el espíritu, enseñanza para el mismo, y con unas razones clarísimas de la Existencia de Dios Vivo.
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