En Sueño Profético decían:
Asegura que el que no te buscó no te creyó como Instrumento de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu, que todo es un mismo Dios. Este Mensaje dará silencio porque no admite la disculpa del hombre, pero puede que admita: “Perdón, Dios mío”, y ya sea Dios el que juzgue.
Dijo uno:
Si el hombre pensara en Dios no daba desprecio a la mercancía que el Elegido le lleva, porque este pensar le llegaría:
“Es a Dios al que desprecio. Si son las mismas Palabras del Nuevo y Antiguo Testamento. Si es su Presencia en palabras y la acción justifica al hecho.”
Si el hombre hiciera este pensar sentía Fe, daba Amor y quitaba sufrimientos.
Desperté, oí:
Qué alegría da en el Cielo el que ahí a Dios oiga del que diga “Dios me habla”.
Pues pronto verás verdad cuando sea para Enseñanza, porque Escritos mandará Dios para que compruebe el hombre la manera de enseñar que tiene el espíritu que coge.
Y al Mando de estos Escritos le puede preguntar el hombre al Elegido, que éste le contestará sin fallo y sin duda que pueda llegar al hombre.
Ya el tiempo da su protesta en la defensa de Dios a los hombres de la Tierra que no quisieron oír Palabras que son sentencias.
***
Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VII
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lunes, 9 de mayo de 2016
jueves, 21 de marzo de 2013
Nada es mío, esto fue de otro y a otro tiene que pasar
En Sueño Profético decían:
No hay mejor meditación
que pensar: nada es mío,
esto fue de otro
y a otro tiene que pasar;
mi carne es joven,
y a vieja tiene que llegar;
mis energías se acaban,
y ya sólo mi presencia
al joven molestará;
esto, si paso de joven,
que puede que a juventud,
el viejo a enterrarla venga.
Esto son Meditaciones
del grado de las sentencias.
Dos contestan dialogando
de su vida con materia.
Uno acabó los años,
porque murió con 90;
90 que él decía
cuando vivió con materia,
pero pasó de los 100,
según lo que ahora cuenta.
Pues éste está dialogando
con uno que le faltó
dos años “pa” los 40.
Estos dos, sí meditaron,
la meditación Eterna.
Los dos fueron casados,
haciendo una vida buena.
El joven quería contar
su vida sin experiencia,
pero hacía meditación
y ya vivía los 90.
¡Por eso se entendía bien,
sin haber tanta experiencia!
Lo mismo puedes oír
al joven que al de 90,
cuando el joven piense bien
y viva la vida buena,
sin hacer esos pecados
que el hombre les llama fiestas,
o vivir la vida aprisa,
por si luego Dios no hubiera.
El hombre que vive así,
está viviendo experiencia
de vivir en los pecados
que no vivió el de 90.
El joven que vive así,
nunca podrá dialogar
como éstos, que los dos
supieron este meditar.
Desperté, oí:
Nada de lo que tengo es mío,
y a otro tiene todo que pasar.
Todo lo que yo tengo, fue de otro,
si no es lo mismo, es que yo reformé.
Otro vivió esta herencia,
que yo ayer heredé.
Otro vivió siendo pobre,
y también vivía bien,
cuando hacía meditación
y pensaba que la Gloria
sella el mismo valor.
El mismo valor valora
el que en la balanza pesa
espíritus ya de Gloria.
Esta Gloria echa al peso
lo que nadie ahí valora.
El valor de lo que el hombre valora,
Aquí no tiene valor.
La carne joven o vieja,
todo lo ha de dejar.
Haz meditación de ésta,
que lo mismo ha de servir
al de 100 que al de 40.
Lo que tienes que pensar es
que lo de ahí, ahí se queda.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pág. 246-247-248
No hay mejor meditación
que pensar: nada es mío,
esto fue de otro
y a otro tiene que pasar;
mi carne es joven,
y a vieja tiene que llegar;
mis energías se acaban,
y ya sólo mi presencia
al joven molestará;
esto, si paso de joven,
que puede que a juventud,
el viejo a enterrarla venga.
Esto son Meditaciones
del grado de las sentencias.
Dos contestan dialogando
de su vida con materia.
Uno acabó los años,
porque murió con 90;
90 que él decía
cuando vivió con materia,
pero pasó de los 100,
según lo que ahora cuenta.
Pues éste está dialogando
con uno que le faltó
dos años “pa” los 40.
Estos dos, sí meditaron,
la meditación Eterna.
Los dos fueron casados,
haciendo una vida buena.
El joven quería contar
su vida sin experiencia,
pero hacía meditación
y ya vivía los 90.
¡Por eso se entendía bien,
sin haber tanta experiencia!
Lo mismo puedes oír
al joven que al de 90,
cuando el joven piense bien
y viva la vida buena,
sin hacer esos pecados
que el hombre les llama fiestas,
o vivir la vida aprisa,
por si luego Dios no hubiera.
El hombre que vive así,
está viviendo experiencia
de vivir en los pecados
que no vivió el de 90.
El joven que vive así,
nunca podrá dialogar
como éstos, que los dos
supieron este meditar.
Desperté, oí:
Nada de lo que tengo es mío,
y a otro tiene todo que pasar.
Todo lo que yo tengo, fue de otro,
si no es lo mismo, es que yo reformé.
Otro vivió esta herencia,
que yo ayer heredé.
Otro vivió siendo pobre,
y también vivía bien,
cuando hacía meditación
y pensaba que la Gloria
sella el mismo valor.
El mismo valor valora
el que en la balanza pesa
espíritus ya de Gloria.
Esta Gloria echa al peso
lo que nadie ahí valora.
El valor de lo que el hombre valora,
Aquí no tiene valor.
La carne joven o vieja,
todo lo ha de dejar.
Haz meditación de ésta,
que lo mismo ha de servir
al de 100 que al de 40.
Lo que tienes que pensar es
que lo de ahí, ahí se queda.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pág. 246-247-248
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