En Sueño Profético decían:
Querer sin querer saber, no es querer del Cielo. Querer a Dios y mandarle sufrimientos, no es querer para el Cielo. Si piensas en el sufrir y en dolores que a Dios pusieron en su Cuerpo, pides mil veces la muerte antes de mandar a Dios sufrimientos.
Dijo uno:
El desprecio es el mayor sufrimiento que a Dios Le hicieron y Le siguen haciendo los hombres que tienen nombres de “buenos”.
Si los “buenos” que vivieron cuando Lo crucificaron hubiesen sido buenos para el Cielo, no habrían llegado a Matarlo, porque hubieran convertido a todos en buenos.
Lo bueno de Dios tiene tal fuerza, que nadie puede cerrarle puertas.
Dios ya sabía su Crucifixión cuando se hizo hombre y bajó a la Tierra. Y sabe, como única Sabiduría de Cielo y Tierra, que hombres buenos que a Él quisieran, pocos había, pero los pocos tenían que dar ejemplo de Amor de Dios y enseñar con las Palabras que Él les daba y seguiría dando después de la Resurrección de su Cuerpo.
Él se trajo su Cuerpo, ya sin cruz y sin clavos, pero su Espíritu está en la Gloria y en la Tierra, entre el hombre que practique con Amor sus Palabras.
Desperté, oí:
Si quieres a Dios, no puedes pasar sin saber de Aquí y sin quitar sufrimientos al que Dios trae Aquí.
El hombre tiene estudios que dicen que Dios quiere que maltraten y que sufran para ganar la Gloria.
¿Cómo Dios va a querer el sufrimiento en el hombre y la condenación? Si Dios baja a la Tierra para enseñar a cómo amarse y perdonar, y que la carne muera por enfermedad, no por hambre.
Si no hay Amor a Dios, cambias el Evangelio, pones otras letras y ya no vives el Nuevo Testamento.
El Amor a Dios no consiente que el sufrimiento a Dios Le llegue.
***
Libro 32 - La Palabra del Creador - Tomo III - C2
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viernes, 27 de marzo de 2020
lunes, 18 de enero de 2016
No se puede ser víbora y querer pasar por cordero
En Sueño Profético hablaban Santiago y Tomás. Decían:
El que no ama a Dios, se retira del que recibe el Mensaje. El que lo ama, se acerca y honra a éste con sus actos y presencia.
Dijo Tomás:
Es mejor no hacer uso de la amistad del Comunicante, si no lo vas a honrar.
Un día, estando el Maestro hablando en la sinagoga, llegaron unos que antes habían oído al Maestro y su poco Amor los retiró de que lo siguieran en sus predicaciones. Fueron el mirar de todos. Y saliendo ya de entre el gentío, dijeron unos:
–¡Va muy mal, tu comercio de venta de esclavos y tu entrada en la sinagoga!
Salieron más a favor de éste que se decidió a publicar su mal vivir, y no se calmaba el vocerío.
Se adelantó el Maestro –que quedó muy atrás porque los que lo amaban no lo dejaban andar haciéndole preguntas– y les dijo:
–Donde sepáis que está el Hijo del Hombre, no acercaos, porque vuestro espíritu alberga a las víboras con el pecado y alborota a mis corderos. No se puede ser víbora y querer pasar por cordero. Esto, delante de Dios Hijo.
Desperté, oí:
El hombre se pone el difraz que mejor le va a ir, según la comedia que tiene que hacer.
Dios sabe la comedia que va a hacer y le quita el disfraz.
Dios te habla sin preguntarte tus pecados, pero una vez que te habla, sí te prohíbe que lo sigas.
Te prohíbe que lo sigas, cuando quieras pecar y seguirlo.
Ya que Dios no te pregunta tus pecados, no quieras pecar y seguirlo.
Síguelo, amándolo, ya no pecarás, y cordero en la sinagoga serás.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - C3
El que no ama a Dios, se retira del que recibe el Mensaje. El que lo ama, se acerca y honra a éste con sus actos y presencia.
Dijo Tomás:
Es mejor no hacer uso de la amistad del Comunicante, si no lo vas a honrar.
Un día, estando el Maestro hablando en la sinagoga, llegaron unos que antes habían oído al Maestro y su poco Amor los retiró de que lo siguieran en sus predicaciones. Fueron el mirar de todos. Y saliendo ya de entre el gentío, dijeron unos:
–¡Va muy mal, tu comercio de venta de esclavos y tu entrada en la sinagoga!
Salieron más a favor de éste que se decidió a publicar su mal vivir, y no se calmaba el vocerío.
Se adelantó el Maestro –que quedó muy atrás porque los que lo amaban no lo dejaban andar haciéndole preguntas– y les dijo:
–Donde sepáis que está el Hijo del Hombre, no acercaos, porque vuestro espíritu alberga a las víboras con el pecado y alborota a mis corderos. No se puede ser víbora y querer pasar por cordero. Esto, delante de Dios Hijo.
Desperté, oí:
El hombre se pone el difraz que mejor le va a ir, según la comedia que tiene que hacer.
Dios sabe la comedia que va a hacer y le quita el disfraz.
Dios te habla sin preguntarte tus pecados, pero una vez que te habla, sí te prohíbe que lo sigas.
Te prohíbe que lo sigas, cuando quieras pecar y seguirlo.
Ya que Dios no te pregunta tus pecados, no quieras pecar y seguirlo.
Síguelo, amándolo, ya no pecarás, y cordero en la sinagoga serás.
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Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - C3
jueves, 21 de marzo de 2013
Nada es mío, esto fue de otro y a otro tiene que pasar
En Sueño Profético decían:
No hay mejor meditación
que pensar: nada es mío,
esto fue de otro
y a otro tiene que pasar;
mi carne es joven,
y a vieja tiene que llegar;
mis energías se acaban,
y ya sólo mi presencia
al joven molestará;
esto, si paso de joven,
que puede que a juventud,
el viejo a enterrarla venga.
Esto son Meditaciones
del grado de las sentencias.
Dos contestan dialogando
de su vida con materia.
Uno acabó los años,
porque murió con 90;
90 que él decía
cuando vivió con materia,
pero pasó de los 100,
según lo que ahora cuenta.
Pues éste está dialogando
con uno que le faltó
dos años “pa” los 40.
Estos dos, sí meditaron,
la meditación Eterna.
Los dos fueron casados,
haciendo una vida buena.
El joven quería contar
su vida sin experiencia,
pero hacía meditación
y ya vivía los 90.
¡Por eso se entendía bien,
sin haber tanta experiencia!
Lo mismo puedes oír
al joven que al de 90,
cuando el joven piense bien
y viva la vida buena,
sin hacer esos pecados
que el hombre les llama fiestas,
o vivir la vida aprisa,
por si luego Dios no hubiera.
El hombre que vive así,
está viviendo experiencia
de vivir en los pecados
que no vivió el de 90.
El joven que vive así,
nunca podrá dialogar
como éstos, que los dos
supieron este meditar.
Desperté, oí:
Nada de lo que tengo es mío,
y a otro tiene todo que pasar.
Todo lo que yo tengo, fue de otro,
si no es lo mismo, es que yo reformé.
Otro vivió esta herencia,
que yo ayer heredé.
Otro vivió siendo pobre,
y también vivía bien,
cuando hacía meditación
y pensaba que la Gloria
sella el mismo valor.
El mismo valor valora
el que en la balanza pesa
espíritus ya de Gloria.
Esta Gloria echa al peso
lo que nadie ahí valora.
El valor de lo que el hombre valora,
Aquí no tiene valor.
La carne joven o vieja,
todo lo ha de dejar.
Haz meditación de ésta,
que lo mismo ha de servir
al de 100 que al de 40.
Lo que tienes que pensar es
que lo de ahí, ahí se queda.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pág. 246-247-248
No hay mejor meditación
que pensar: nada es mío,
esto fue de otro
y a otro tiene que pasar;
mi carne es joven,
y a vieja tiene que llegar;
mis energías se acaban,
y ya sólo mi presencia
al joven molestará;
esto, si paso de joven,
que puede que a juventud,
el viejo a enterrarla venga.
Esto son Meditaciones
del grado de las sentencias.
Dos contestan dialogando
de su vida con materia.
Uno acabó los años,
porque murió con 90;
90 que él decía
cuando vivió con materia,
pero pasó de los 100,
según lo que ahora cuenta.
Pues éste está dialogando
con uno que le faltó
dos años “pa” los 40.
Estos dos, sí meditaron,
la meditación Eterna.
Los dos fueron casados,
haciendo una vida buena.
El joven quería contar
su vida sin experiencia,
pero hacía meditación
y ya vivía los 90.
¡Por eso se entendía bien,
sin haber tanta experiencia!
Lo mismo puedes oír
al joven que al de 90,
cuando el joven piense bien
y viva la vida buena,
sin hacer esos pecados
que el hombre les llama fiestas,
o vivir la vida aprisa,
por si luego Dios no hubiera.
El hombre que vive así,
está viviendo experiencia
de vivir en los pecados
que no vivió el de 90.
El joven que vive así,
nunca podrá dialogar
como éstos, que los dos
supieron este meditar.
Desperté, oí:
Nada de lo que tengo es mío,
y a otro tiene todo que pasar.
Todo lo que yo tengo, fue de otro,
si no es lo mismo, es que yo reformé.
Otro vivió esta herencia,
que yo ayer heredé.
Otro vivió siendo pobre,
y también vivía bien,
cuando hacía meditación
y pensaba que la Gloria
sella el mismo valor.
El mismo valor valora
el que en la balanza pesa
espíritus ya de Gloria.
Esta Gloria echa al peso
lo que nadie ahí valora.
El valor de lo que el hombre valora,
Aquí no tiene valor.
La carne joven o vieja,
todo lo ha de dejar.
Haz meditación de ésta,
que lo mismo ha de servir
al de 100 que al de 40.
Lo que tienes que pensar es
que lo de ahí, ahí se queda.
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Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pág. 246-247-248
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