En Sueño Profético contaban unas escenas ocurridas yendo con Dios del Cielo hecho Hombre en la Tierra.
Dijo uno:
Un día llegué con uno de sus Discípulos al sitio que esperaba el Maestro a cuatro de sus Discípulos para explicarles el llenar que en cada uno llenarían sus Palabras. Fue llegar, y dijo uno de sus Discípulos:
–Maestro, ya ha subido el número para oír tu Enseñanza.
Pues habíamos cinco, conmigo, que no éramos de los Doce. Terminó el Discípulo y dijo el Maestro:
–Son doce los que hay más para oírme esta Enseñanza. Pues Yo la doy para los cinco, que son a los que les hace falta.
Y continuó diciendo:
–El que vaya a oír hablar de mi Gloria a otro que no sea el Dueño y pueda oírme a Mí, poco le llenarán mis Palabras. Y si no le llenan las dichas por el mismo Dueño de Palabras y Gloria, ¿cómo le van a llenar los que hablen de mi Padre, de mi Reino y de Dios, que en Presencia os está hablando? Ya, ellos están en contra de Mí, cuando no os mandan a oírme y ellos no vienen los primeros. Ellos Me conocen a Mí y no quieren venir a que Yo les hable de mi Reino. Buscar lo que ellos digan de Mí, es hacer que la balanza baje con su desprecio. Después de que ya no Me veáis de Carne, porque a mi Espíritu lo sigue mi Cuerpo, buscad al que más viva mi semejanza.
Fue el Maestro a empezar a andar, y en medio de aquel silencio que palabras cruzaban las miradas, dijo uno:
–Cierto es, que vamos a oír a otro hombre que no es Dios como Tú, porque su ira ayer la descargó.
Y terminó diciendo el Maestro:
–Con el Hijo del Hombre yo mandé, que lo que sus sentidos pensaran lo dijera su lengua, y que vosotros vinierais para comparar mis Palabras con mi Enseñanza y mi Ejemplo.
Desperté, oí:
Tres oían al Maestro.
Y luego iban a oír
hablar del Padre
que está en el Cielo.
Del Padre del mismo Dios
que allí vivía con ellos.
Dio el Maestro la Enseñanza
sin Discípulos saberlo.
Les hizo comparaciones
de comer o estar comiendo.
De haberte quedado con ganas
o quedarte satisfecho.
De decir: “yo tengo hambre”,
siendo del majar, el dueño.
Los dos que no conocían
las Palabras del Maestro,
se ofrecen sin condiciones
a lo que diga su Dueño.
Los dos hincan las rodillas,
y tres la mirada al Cielo.
La clase fue para los cinco,
y los Doce aprendieron.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - C4
miércoles, 17 de agosto de 2016
martes, 16 de agosto de 2016
Portavoz de Dios
En Sueño Profético decían:
La constancia que ella tiene y los grandes deseos de que todos la oigan, dicen que es Portavoz de Dios.
En lo material no hay quien esté 20 años pregonando, sabiendo que son muy pocos los que te van a oír.
Ella no falta al primer Mandato que Dios le dio y le sigue dando: “Di que Me ves y que tu espíritu lo traigo Aquí a mi Gloria”.
La trae para explicarle la esencia de esta Gloria. Dios le enseña el extracto de su Divinidad, hechos que ocurrieron en su Vida Pública y hechos que ocurrieron después de su Crucifixión. Estos hechos aún no han llegado al hombre.
Dios se comunica para enseñar cómo tiene que salvarse el hombre, y para que el hombre esté hablando siempre de Dios y contando Hechos de Él.
Dios vive y está entre el hombre. Dios no resucita porque no está muerto. Dios dejó que el hombre matara su Carne, para después resucitarla y traerla a su Reino. Vieron que era Dios cuando su Cuerpo allí no estaba, cuando no podían oír: “Yo soy el Hijo del Hombre”; cuando allí no había nada que dijera: “Yo soy Dios. Mi Padre está en Mí y Yo estoy en mi Padre, porque sólo hay un Dios”.
Desperté, oí:
Éstas fueron sus Palabras más repetidas: “El que Me ve a Mí, ve a mi Padre. Y el que Me oye, ya oye a mi Padre”.
“El que Me ame, no sea entristecido. Yo voy al Padre para que mi Espíritu venga a estar con el hombre”.
El que amaba al Padre, amó al Hijo.
El que al Padre no amaba, no recibió al Hijo.
Hubo quien quería tener disculpa amparándose en estas palabras: “Yo amo al Padre, pero a este que dice: “Soy el Hijo del Hombre”, yo no lo conozco”.
Éste no amó. Si ama al Padre, conoce al Hijo.
Porque el Hijo traía las mismas Leyes del Padre:
Amor, Caridad y Perdón.
Siempre que te hablen del Padre y sean sus mismas Leyes, obedece y reverencia.
Si obedeces, reverencias. Y si reverencias, obedeces. Pero si no oyes al que dice “Dios me habla”, ¿cómo puedes tú decir: “quiero saber de Dios”?
Tú quieres a Dios lejos y que no hable.
***
Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - C9
La constancia que ella tiene y los grandes deseos de que todos la oigan, dicen que es Portavoz de Dios.
En lo material no hay quien esté 20 años pregonando, sabiendo que son muy pocos los que te van a oír.
Ella no falta al primer Mandato que Dios le dio y le sigue dando: “Di que Me ves y que tu espíritu lo traigo Aquí a mi Gloria”.
La trae para explicarle la esencia de esta Gloria. Dios le enseña el extracto de su Divinidad, hechos que ocurrieron en su Vida Pública y hechos que ocurrieron después de su Crucifixión. Estos hechos aún no han llegado al hombre.
Dios se comunica para enseñar cómo tiene que salvarse el hombre, y para que el hombre esté hablando siempre de Dios y contando Hechos de Él.
Dios vive y está entre el hombre. Dios no resucita porque no está muerto. Dios dejó que el hombre matara su Carne, para después resucitarla y traerla a su Reino. Vieron que era Dios cuando su Cuerpo allí no estaba, cuando no podían oír: “Yo soy el Hijo del Hombre”; cuando allí no había nada que dijera: “Yo soy Dios. Mi Padre está en Mí y Yo estoy en mi Padre, porque sólo hay un Dios”.
Desperté, oí:
Éstas fueron sus Palabras más repetidas: “El que Me ve a Mí, ve a mi Padre. Y el que Me oye, ya oye a mi Padre”.
“El que Me ame, no sea entristecido. Yo voy al Padre para que mi Espíritu venga a estar con el hombre”.
El que amaba al Padre, amó al Hijo.
El que al Padre no amaba, no recibió al Hijo.
Hubo quien quería tener disculpa amparándose en estas palabras: “Yo amo al Padre, pero a este que dice: “Soy el Hijo del Hombre”, yo no lo conozco”.
Éste no amó. Si ama al Padre, conoce al Hijo.
Porque el Hijo traía las mismas Leyes del Padre:
Amor, Caridad y Perdón.
Siempre que te hablen del Padre y sean sus mismas Leyes, obedece y reverencia.
Si obedeces, reverencias. Y si reverencias, obedeces. Pero si no oyes al que dice “Dios me habla”, ¿cómo puedes tú decir: “quiero saber de Dios”?
Tú quieres a Dios lejos y que no hable.
***
Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - C9
lunes, 15 de agosto de 2016
Gracias por tener contacto con el Elegido
En Sueño Profético decían estas palabras, con Mando de Dios, para este Elegido que su vida es por pocos querida y por muchos despreciada. Ya se dicen las palabras:
Piensa que cada día se irán agrandando las alegrías y entonces buscarán la presencia de este Elegido por Dios, diciendo: “Yo Esto lo sabía, pero el tiempo no me dejaba oír las Palabras que están en los Libros”. Pero el que cree y ama no puede dar un paso sin consultar, con creencia, en el que tiene su Poder para que lo que diga sea aceptado y, a Dios, dándole gracias por tener contacto con el Elegido.
Todos los que conocen este Caso deberían creer que todo lo que hace o manda el Elegido no es suyo. Pues el que esto así crea tiene que pensar que lo que diga el Elegido tiene que aceptar. Y el que no lo acepte, que piense que en contra de la Palabra de Dios está. Y ya el Elegido, su interior, desprecio da cuando quieran que a Dios pida por querer que les conceda petición de grandes cargos o de enfermedad curar. Entonces, es cuando al Elegido le ponen grande amistad. Si no tienen de lo que se ha nombrado, la presencia del Elegido no tiene sitio, poniéndolo a él el primero.
Desperté, oí:
Este Mensaje hablaba, al principio, de que una Cosa tan grande cómo intentan cambiarla, sin pensar que lo que diga el Elegido es verdad, porque lo que dice, Dios se lo ha dicho ya.
Pues el pensar que tienen es pensar de falta de creencia, porque la presencia de Dios no la llevan ni dentro de su espíritu ni fuera, en su cuerpo.
Estando diciendo estas palabras, la Imagen de Dios la tenía cerca, y los Humos Divinos cubrían el Cuerpo del Señor.
Vi a la carne que Dios me unió, en su despacho, como cuando copiaba los Mensajes. Su mirada parecía alegre, y decía:
- Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo hace falta a tu espíritu para hacer la Obra que tantos años estás haciendo. Esto que yo digo lo dicen espíritus de Dios en mi espíritu.
Sigue pidiendo que la Presentación de los Libros y cintas sea pronto, para que Dios aparte los sufrimientos que aquí quieren poner.
Teniendo siempre la presencia de Dios en tu pensamiento, ya el cuerpo retira el mal que quieren que hagan todos lo que están aquí unidos, cada uno con su camino para llegar al Cielo.
Con los que están aquí unidos tengo una grande confianza para decirles, en lo que hagan, si me gusta, sí; y a lo que no sea de mi Camino, de vivir el Mando de Dios, un no les doy grande y ellos su alegría no la esconden.
***
Libro 65 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo V
Piensa que cada día se irán agrandando las alegrías y entonces buscarán la presencia de este Elegido por Dios, diciendo: “Yo Esto lo sabía, pero el tiempo no me dejaba oír las Palabras que están en los Libros”. Pero el que cree y ama no puede dar un paso sin consultar, con creencia, en el que tiene su Poder para que lo que diga sea aceptado y, a Dios, dándole gracias por tener contacto con el Elegido.
Todos los que conocen este Caso deberían creer que todo lo que hace o manda el Elegido no es suyo. Pues el que esto así crea tiene que pensar que lo que diga el Elegido tiene que aceptar. Y el que no lo acepte, que piense que en contra de la Palabra de Dios está. Y ya el Elegido, su interior, desprecio da cuando quieran que a Dios pida por querer que les conceda petición de grandes cargos o de enfermedad curar. Entonces, es cuando al Elegido le ponen grande amistad. Si no tienen de lo que se ha nombrado, la presencia del Elegido no tiene sitio, poniéndolo a él el primero.
Desperté, oí:
Este Mensaje hablaba, al principio, de que una Cosa tan grande cómo intentan cambiarla, sin pensar que lo que diga el Elegido es verdad, porque lo que dice, Dios se lo ha dicho ya.
Pues el pensar que tienen es pensar de falta de creencia, porque la presencia de Dios no la llevan ni dentro de su espíritu ni fuera, en su cuerpo.
Estando diciendo estas palabras, la Imagen de Dios la tenía cerca, y los Humos Divinos cubrían el Cuerpo del Señor.
Vi a la carne que Dios me unió, en su despacho, como cuando copiaba los Mensajes. Su mirada parecía alegre, y decía:
- Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo hace falta a tu espíritu para hacer la Obra que tantos años estás haciendo. Esto que yo digo lo dicen espíritus de Dios en mi espíritu.
Sigue pidiendo que la Presentación de los Libros y cintas sea pronto, para que Dios aparte los sufrimientos que aquí quieren poner.
Teniendo siempre la presencia de Dios en tu pensamiento, ya el cuerpo retira el mal que quieren que hagan todos lo que están aquí unidos, cada uno con su camino para llegar al Cielo.
Con los que están aquí unidos tengo una grande confianza para decirles, en lo que hagan, si me gusta, sí; y a lo que no sea de mi Camino, de vivir el Mando de Dios, un no les doy grande y ellos su alegría no la esconden.
***
Libro 65 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo V
sábado, 13 de agosto de 2016
Explicación y Visión
En Sueño Profético vi un sitio como una nave o bóveda –no sé describirlo–, sin paredes, pero que parecía que tenía paredes. Estaba formado aquel sitio de manera que no había puertas, pero tenía más fuerza que si hubiera tenido cerrojos. –Me esfuerzo y no me sale cómo era–.
Estaba el Padre Eterno, pero sin Cuerpo. Era Cuerpo sin Carne, y todos los que entraban y salían eran igual, sin cuerpo.
Cuando salí de allí, que también salía yo sin cuerpo, había mucha gente contenta, éstos ya con cuerpo de carne, como nosotros, vestidos con trajes, según, unos más modernos y otros antiguos. Cada uno me explicaba el cometido que tenía en la Gloria de Dios, y la autoridad para comunicarse a la materia.
Me decía uno bien grandote: “Aquí no vienen los espíritus que el Padre juzga. Él los juzga sin entrar en su Gloria. Los que son suyos en la vida material, esos no son juzgados, esos tienen continuación sin materia”.
Cuando desperté, oí:
Esta explicación y Visión dada Aquí, no podrán compararla con nada de lo que hay escrito.
Dios hace las cosas a manera de Dios, Único y Poderoso, y como Dios que es, elige a quien Él quiere, y a quien antes ha amado.
El que ofende con su vanidad al Profeta, éste, él mismo se retira de Dios.
Si supieras lo que quiere decir “Dios”, no dudarías de este Dios.
***
Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo I - C1
Estaba el Padre Eterno, pero sin Cuerpo. Era Cuerpo sin Carne, y todos los que entraban y salían eran igual, sin cuerpo.
Cuando salí de allí, que también salía yo sin cuerpo, había mucha gente contenta, éstos ya con cuerpo de carne, como nosotros, vestidos con trajes, según, unos más modernos y otros antiguos. Cada uno me explicaba el cometido que tenía en la Gloria de Dios, y la autoridad para comunicarse a la materia.
Me decía uno bien grandote: “Aquí no vienen los espíritus que el Padre juzga. Él los juzga sin entrar en su Gloria. Los que son suyos en la vida material, esos no son juzgados, esos tienen continuación sin materia”.
Cuando desperté, oí:
Esta explicación y Visión dada Aquí, no podrán compararla con nada de lo que hay escrito.
Dios hace las cosas a manera de Dios, Único y Poderoso, y como Dios que es, elige a quien Él quiere, y a quien antes ha amado.
El que ofende con su vanidad al Profeta, éste, él mismo se retira de Dios.
Si supieras lo que quiere decir “Dios”, no dudarías de este Dios.
***
Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo I - C1
viernes, 12 de agosto de 2016
A la escucha de la Llamada de Dios
En Sueño Profético hablaban de la facilidad con la que el espíritu abandona la materia en el Mando del arrobo; de lo normal que el espíritu obedece el retorno a la materia.
Dijo uno:
El espíritu trae contento de Libertad y vuelve a la materia por la Enseñanza que Dios le manda que lleve. Si fuera Llamada de Dios al espíritu, este espíritu no volvería más a la prisión de la carne, por eso su nombre es, arrobo: Dios que Aquí trae a un espíritu para su servicio y Enseñanza del hombre.
Estos Instrumentos no faltan para que siempre esté este Mundo Eterno enseñando a ese mundo, que siempre el hombre está cambiando y con el que nunca estará de acuerdo.
No hay más verdad que dé verdad, que vivir sabiendo que todo lo de ese mundo es para un vivir pasajero.
Tiene talento mayor
aquél que compra el sombrero
no para el tiempo que viva,
sino por llevar sombrero.
Pues eso es el vivir en la Tierra
antes de venir al Cielo.
Una vida que ahí cuidan
sin preferir lo primero,
una vida que se tiene
como si tú fueras dueño,
sin pensar que el Dueño es Dios.
No como tú, el del sombrero,
que aunque te decías dueño,
pueden ser luego otros dueños.
Por eso siempre es más listo
el que se compra el sombrero,
no para el tiempo que viva,
sino por llevar sombrero.
Desperté, oí:
Si el sombrero es una joya,
aunque se vea un sombrero,
¿te comprarás esta joya
para que pase a otro dueño?
Es mucho saber, más grande,
que ahí vivas la vida
sin sufrir ni preocuparte
de aquello que el hombre le da
un valor que Aquí no vale.
El espíritu arrobado
te contará para enseñarte,
para que vivas la vida
ni temprano ni más tarde.
Sino una Vida de Dios,
y del pecado apartarte.
Puede que si no es así,
llegues hasta envenenarte.
Y quedes en ese mundo,
que fiesta al pecado hace.
La Tierra, siendo de Dios,
quiere a los hombres apartarlos
con pecado y tentación.
Vive en la Tierra a la escucha
de la Llamada de Dios.
***
Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I - C2
Dijo uno:
El espíritu trae contento de Libertad y vuelve a la materia por la Enseñanza que Dios le manda que lleve. Si fuera Llamada de Dios al espíritu, este espíritu no volvería más a la prisión de la carne, por eso su nombre es, arrobo: Dios que Aquí trae a un espíritu para su servicio y Enseñanza del hombre.
Estos Instrumentos no faltan para que siempre esté este Mundo Eterno enseñando a ese mundo, que siempre el hombre está cambiando y con el que nunca estará de acuerdo.
No hay más verdad que dé verdad, que vivir sabiendo que todo lo de ese mundo es para un vivir pasajero.
Tiene talento mayor
aquél que compra el sombrero
no para el tiempo que viva,
sino por llevar sombrero.
Pues eso es el vivir en la Tierra
antes de venir al Cielo.
Una vida que ahí cuidan
sin preferir lo primero,
una vida que se tiene
como si tú fueras dueño,
sin pensar que el Dueño es Dios.
No como tú, el del sombrero,
que aunque te decías dueño,
pueden ser luego otros dueños.
Por eso siempre es más listo
el que se compra el sombrero,
no para el tiempo que viva,
sino por llevar sombrero.
Desperté, oí:
Si el sombrero es una joya,
aunque se vea un sombrero,
¿te comprarás esta joya
para que pase a otro dueño?
Es mucho saber, más grande,
que ahí vivas la vida
sin sufrir ni preocuparte
de aquello que el hombre le da
un valor que Aquí no vale.
El espíritu arrobado
te contará para enseñarte,
para que vivas la vida
ni temprano ni más tarde.
Sino una Vida de Dios,
y del pecado apartarte.
Puede que si no es así,
llegues hasta envenenarte.
Y quedes en ese mundo,
que fiesta al pecado hace.
La Tierra, siendo de Dios,
quiere a los hombres apartarlos
con pecado y tentación.
Vive en la Tierra a la escucha
de la Llamada de Dios.
***
Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I - C2
jueves, 11 de agosto de 2016
Alegría con cimientos
En Sueño Profético hablaban de la alegría de Dios, de la alegría que viene del Cielo. Decían:
Esta alegría es alegría con cimientos; es alegría quitando oscuridades; es alegría que te sirve de alimento.
Dijo Teresa de Ávila:
Yo creo, que el que no ha sentido esta alegría, no puede decir: “yo conozco a Dios; yo estoy lleno de Dios; yo no puedo vivir sin Dios”.
La alegría de vivir sintiendo a Dios,
tiene escape, y sale fuera el Amor.
Yo, este Amor lo tenía
con un contento tan grande,
que estaba dentro de mí,
y yo, sin querer soltarlo,
se me escapaba el contento
y quitaba oscuridades.
A veces cogía la pluma
y escribía, de mis éxtasis,
las palabras que a mí, Dios,
me daba para enseñarme.
Luego cogía esas palabras,
y yo escribía contestándole
frases de Amor a mi Dios,
que no las decía nadie.
¿Por qué condenará el hombre
este Amor que es incansable?
¿Por qué no pide sentir
ansias por querer amarle?
Si esto el hombre pidiera,
abundarían las Teresas
con otros nombres cualquiera,
con cualquier nombre de pila,
pero con Amor de fiera.
Desperté, oí:
De una palabra que oía,
cien mi pluma escribía.
Mi contento era de Dios,
y por más que lo encerraba,
más contento daba yo.
Hubo veces que lloré
dando llanto a mi contento,
y cuando cogía el papel
para hablar con Dios del Cielo,
las lágrimas se escondían
obedeciendo al contento.
Otra vez repito Aquí:
¿por qué perseguir Amor,
cuando el Amor es de Aquí?,
¿por qué existe el porqué,
buscando el desmentir?
Yo, en nombre de mi Dios,
escrito lo voy a decir:
Aunque Teresa fue muerta,
viva la verán Aquí,
pidiendo Amor a Dios,
para que sientan ahí.
Me da pena y no me da,
del que Amor no sienta ahí.
Me da risa y siento llanto,
y es difícil el describir
cuando quieres a Dios tanto.
Si persiguen el Amor,
y a esto llama el hombre robo,
que me cuenten por ladrona,
pero yo este Amor no escondo.
¡Ay Amor, que el que lo siente,
no piensa en la prisión!
¡Ay Amor, que aunque des muerte,
más fuerte sientes Amor.
Si así Amor no sintieras,
no digas Amor de Dios.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - C6
Esta alegría es alegría con cimientos; es alegría quitando oscuridades; es alegría que te sirve de alimento.
Dijo Teresa de Ávila:
Yo creo, que el que no ha sentido esta alegría, no puede decir: “yo conozco a Dios; yo estoy lleno de Dios; yo no puedo vivir sin Dios”.
La alegría de vivir sintiendo a Dios,
tiene escape, y sale fuera el Amor.
Yo, este Amor lo tenía
con un contento tan grande,
que estaba dentro de mí,
y yo, sin querer soltarlo,
se me escapaba el contento
y quitaba oscuridades.
A veces cogía la pluma
y escribía, de mis éxtasis,
las palabras que a mí, Dios,
me daba para enseñarme.
Luego cogía esas palabras,
y yo escribía contestándole
frases de Amor a mi Dios,
que no las decía nadie.
¿Por qué condenará el hombre
este Amor que es incansable?
¿Por qué no pide sentir
ansias por querer amarle?
Si esto el hombre pidiera,
abundarían las Teresas
con otros nombres cualquiera,
con cualquier nombre de pila,
pero con Amor de fiera.
Desperté, oí:
De una palabra que oía,
cien mi pluma escribía.
Mi contento era de Dios,
y por más que lo encerraba,
más contento daba yo.
Hubo veces que lloré
dando llanto a mi contento,
y cuando cogía el papel
para hablar con Dios del Cielo,
las lágrimas se escondían
obedeciendo al contento.
Otra vez repito Aquí:
¿por qué perseguir Amor,
cuando el Amor es de Aquí?,
¿por qué existe el porqué,
buscando el desmentir?
Yo, en nombre de mi Dios,
escrito lo voy a decir:
Aunque Teresa fue muerta,
viva la verán Aquí,
pidiendo Amor a Dios,
para que sientan ahí.
Me da pena y no me da,
del que Amor no sienta ahí.
Me da risa y siento llanto,
y es difícil el describir
cuando quieres a Dios tanto.
Si persiguen el Amor,
y a esto llama el hombre robo,
que me cuenten por ladrona,
pero yo este Amor no escondo.
¡Ay Amor, que el que lo siente,
no piensa en la prisión!
¡Ay Amor, que aunque des muerte,
más fuerte sientes Amor.
Si así Amor no sintieras,
no digas Amor de Dios.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - C6
martes, 9 de agosto de 2016
La Nave del Maestro
En Sueño Profético vi una nave con dos puertas; una puerta estaba enfrente de la otra.
Dijo uno:
En esta nave, oí más de una vez al Maestro hablarles a sus Discípulos. En esta nave se sintió gozo y se enjugaron sus ojos los que oían al Maestro cuando decía los martirios que le tenía preparados el hombre. Él sabía el sufrir del Padre por estar en el Hijo, pero no podía hacer de Dios hasta que el hombre viera cómo había vivido Dios y la Muerte que el hombre a Dios le daba; cómo Dios quería al hombre, y cómo el hombre lo maltrataba; cómo Dios buscaba al hombre, y el desprecio que el hombre le tenía.
Aquí, en esta nave, se vieron muchos rostros tristes cuando tocaba hablar en estas Palabras:
“Poco tiempo ya queda para que no me veáis entre vosotros. Poco tiempo os queda para que me busquéis y Yo os responda lo que mi Padre me dice, que ya Yo supe en la Gloria”.
Cuando esto oíamos,
no muy bien lo entendíamos,
pero mejor era no entenderlo.
Si alguno preguntaba
al que tenía de compañero,
el que había comprendido
no quería darle este sufrimiento,
pero si al otro veía
limpiarse con el pañuelo,
ya no quería palabras,
ya comprendía en los hechos.
Pues a pesar de todo,
si mirabas al Maestro,
te daba la fortaleza
de vivir sin alimento,
de sediento que si mira,
nota beber en venero.
Esta nave fue conocida
por “La Nave del Maestro”.
Desperté, oí:
No necesitó palacio,
este Dios cuando fue Hombre,
para enseñar su Palabra.
Una nave, y unos bancos
había alrededor, por dentro.
También había una mesa,
donde se ponía el pan,
comida y pocos platos.
Casi siempre era un lío,
lo que le llaman sustento.
Cada uno desliaba su lío,
y poniéndolo en medio,
se oían varias voces:
¡Ya podéis ir comiendo!
El que mejor la llevaba,
según de donde viniera,
se la ofrecía al Maestro,
para que Él la comiera.
El alargaba su Mano,
como Dios que allí no fuera.
¿Quién podía comprender,
que en Soplo el daba Vida,
y agua sin tú beber?
¡Y que era Vida Eterna,
y dejar de padecer!
Que el hombre después gritara:
¡Si eres Dios, baja de la Cruz
y castiga al hombre!
Nadie puede comprender,
si preguntas a Dios haces,
pero sí sabes que es Dios
cuando el sufrir se lo calle.
Se lo calle, dando tiempo,
para que puedas Salvarte.
Para comprender a Dios,
primero has de olvidarte,
de que no llevas razón.
De que no llevas razón
para a Dios preguntarle.
Deja el camino de Dios,
y haz por acompañarle.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - C8
Dijo uno:
En esta nave, oí más de una vez al Maestro hablarles a sus Discípulos. En esta nave se sintió gozo y se enjugaron sus ojos los que oían al Maestro cuando decía los martirios que le tenía preparados el hombre. Él sabía el sufrir del Padre por estar en el Hijo, pero no podía hacer de Dios hasta que el hombre viera cómo había vivido Dios y la Muerte que el hombre a Dios le daba; cómo Dios quería al hombre, y cómo el hombre lo maltrataba; cómo Dios buscaba al hombre, y el desprecio que el hombre le tenía.
Aquí, en esta nave, se vieron muchos rostros tristes cuando tocaba hablar en estas Palabras:
“Poco tiempo ya queda para que no me veáis entre vosotros. Poco tiempo os queda para que me busquéis y Yo os responda lo que mi Padre me dice, que ya Yo supe en la Gloria”.
Cuando esto oíamos,
no muy bien lo entendíamos,
pero mejor era no entenderlo.
Si alguno preguntaba
al que tenía de compañero,
el que había comprendido
no quería darle este sufrimiento,
pero si al otro veía
limpiarse con el pañuelo,
ya no quería palabras,
ya comprendía en los hechos.
Pues a pesar de todo,
si mirabas al Maestro,
te daba la fortaleza
de vivir sin alimento,
de sediento que si mira,
nota beber en venero.
Esta nave fue conocida
por “La Nave del Maestro”.
Desperté, oí:
No necesitó palacio,
este Dios cuando fue Hombre,
para enseñar su Palabra.
Una nave, y unos bancos
había alrededor, por dentro.
También había una mesa,
donde se ponía el pan,
comida y pocos platos.
Casi siempre era un lío,
lo que le llaman sustento.
Cada uno desliaba su lío,
y poniéndolo en medio,
se oían varias voces:
¡Ya podéis ir comiendo!
El que mejor la llevaba,
según de donde viniera,
se la ofrecía al Maestro,
para que Él la comiera.
El alargaba su Mano,
como Dios que allí no fuera.
¿Quién podía comprender,
que en Soplo el daba Vida,
y agua sin tú beber?
¡Y que era Vida Eterna,
y dejar de padecer!
Que el hombre después gritara:
¡Si eres Dios, baja de la Cruz
y castiga al hombre!
Nadie puede comprender,
si preguntas a Dios haces,
pero sí sabes que es Dios
cuando el sufrir se lo calle.
Se lo calle, dando tiempo,
para que puedas Salvarte.
Para comprender a Dios,
primero has de olvidarte,
de que no llevas razón.
De que no llevas razón
para a Dios preguntarle.
Deja el camino de Dios,
y haz por acompañarle.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - C8
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