No podía dormirme pensando en cosas muy dispares unas de otras. Y en cada cosa que pensaba, decía: “Señor, no Te enfades, pero es que veo tanta indiferencia a lo que cuento tuyo, que no se con qué postura tengo que actuar”.
Quedé dormida y en Sueño Profético oía:
Todo el pensar del Elegido no está fuera del Amor a Dios. Todo este pensar tendrá su Mando en su momento.
Dios deja al hombre para que el hombre no diga que obliga a que a Él Lo quiera y Lo busque. Pero una vez que aparta porque tú no acudiste, dándote con el Elegido tantas llamadas, tienes que ver un cambio grande, como agua que pasó, que ya para atrás no pasa.
Dijo uno:
Es de miedo para el espíritu, y de vergüenza en la vida material, que 28 años esté el Elegido con las mismas Palabras que Dios le da, suplicando que las oigan y que no insulten con el desprecio.
Desperté, oí:
Si publicaras los nombres y los cargos de los que les has mandado Mensajes –a jerarquías de la Iglesia y a seglares con grandes cargos–, ¡qué pocos, por no decir ninguno, no han tenido conocimiento de este Caso hoy único!
No tiene explicación que el cristiano dude de lo que puede hacer Dios.
Sufrimiento por cundir lo que Dios dice en el Cielo, no hay sufrimiento mayor.
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Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C5
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