sábado, 27 de noviembre de 2021

Señor, no Te enfades por tanto como Te pido

En Sueño Profético decían:

Tu consejo es quitar del pecado. El Perdón, Dios, tiene que darlo. Lo que no puede perdonar es cuando siguen pecando. El que Dios elige para enseñar tiene que saber muchos más que el que a Dios mucho ama.

Dijo el Mando de Dios en un espíritu de su Gloria:

Para enseñar tienes que ser enseñado por el Reino de Dios. Esta Enseñanza supera todas las enseñanzas de teólogos y académicos. Si ellos quieren ponerle a esta Enseñanza arreglo, por creer que tiene faltas, es porque no han estudiado los Libros que Dios en su Gloria manda. En la Gloria no falta Enseñanza para que el hombre comprenda que el cuerpo tiene poca vida y se le enseña y se le cuida mucho.

Dios elige al que Lo busca y de palabras y acción enseña como a él lo enseñaron. Cuando ve duda, a Dios llama, y Dios le hace ver con claridad lo que es de Dios.

Desperté, oí:

El que aquí no aprenda, por mucho que quiera tener amistad con el Rey de todos los hombres, si Dios no le manda, es porque no le hace mucha falta.

De este Elegido, su pregón siempre fue para quitar, al que pecó, del sufrir que el pecado le dejó.

En la caridad también sabía la medida que tenía que dar.

Antes del sueño llegar decía el Elegido en su pensar: “Señor, dime cómo tengo que actuar para ver alegría con Paz”.

Las horas del día sean para buscar al que más pueda aquí ayudar.

En este arrobo nombraban a muchos Elegidos que a Dios sirvieron y Le siguen sirviendo.

Decían que de Agustín de Mónica y Teresa de Ávila, servía su decir para estos tiempos que ha tocado vivir.

Llegó el sueño con estas palabras: “Señor, no Te enfades por tanto como Te pido”.

“No Te enfades, Señor, que yo quiero estar siempre contigo”.

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Libro 60 - Dios No Quiere, Permtie - Tomo VII - C2

viernes, 26 de noviembre de 2021

Conservar la inocencia del niño

En Sueño Profético decían:

Tiene la culpa el mayor de que el niño aprenda lo que a Dios ofende, cuando aún tiene contacto con los Ángeles del Cielo.

Tiene la culpa el mayor de que haya niños olvidados del juego por la falta de inocencia.

Son culpables los mayores de que el niño no vea el fuego con horror, diciendo: “¡Quema! ¡Yo no quiero verlo! Cuando sea hombre, ya podré saber cómo ver el fuego. Yo soy ahora niño. Luego, seré hombre. Y luego, otra vez niño, cuando sea viejo, y veré cada cosa en su momento, y podré huir o arrinconarme al fuego”.

Este es el pensar que debería hacer el mayor, y con sus palabras irle transmitiendo al niño: que lo sucio es sucio; que lo nuevo es nuevo; que esto es pecado que ofende al Cielo, y si lo hace el hombre, Dios no está contento.

Dijo uno dando final al Arrobo:

El hombre verá que enseña equivocado, queriendo meter los pies en los zapatos cambiados, queriendo abrochar camisa con el ojal arriba y el botón abajo.

Desperté, oí:

Dale la Enseñanza al niño,

respetando su inocencia.

Que la perdición del hombre

es la maldad y las guerras.

La avaricia,

y romper su misma carne.

Y querer que el gallo saque los pollos,

y que la gallina cante.

Cambiar el Mando de Dios:

querer que el padre sea la madre.

Que el niño vea

lo que la inocencia ensucia.

Que Esto lo piensen y lo estudien

los grandes y chicos educadores.

Que es un Mandato de Dios:

conservar la inocencia del niño.

No quieras poner la maldad

como asignatura del siglo.

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Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C3

jueves, 25 de noviembre de 2021

El hombre adora el cuerpo y al espíritu lo retira de Dios

En Sueño Profético decían:

Tu actuación lleva Mando de Dios. Y el responder que el hombre hace es de no creer o de creer y no amar. Si crees, respondes al bien que te dan. Y si amas, ya sobra el creer. Pero si faltan estas dos cosas, no pongas en tu boca el nombre de Dios cuando Lo llames por si te pudiera servir en momentos en los que el cuerpo se niegue a vivir, o si lo que pides no lo puede alcanzar el hombre.

Dijo uno:

Deberían, con suplica, pedir que el que Dios trae Aquí, se presentara delante del enfermo de carne o del enfermo de espíritu, por ser medicamento sus palabras y dar Paz para ganar la Gloria. El que más anule su mando, menos mando recibirá. Y el que más lo crea, más obstáculos quitará, y lo verás defendiendo Esto como lobo a sus cachorros.

Desperté, oí:

Estando sano el cuerpo tienes que pedir a Dios que esté sano tu espíritu, y ya ofrecerte a Dios.

Pero pídele también que comprendas lo que viene de Él o lo que viene de los espíritus que persiguen el bien que Dios va dando.

A éstos, para conocerlos, tienes que estar amando a Dios cada día más, y ya huyen arrastrados.     

Son pocos los que aceptan con alegría este Mando, porque ni aman ni creen.

El creer te hace actuar por miedo. Y el amar te exige querer a Dios cada día más.

Si esta exigencia faltara, la vida ya despreciabas. La vida de materia. A la del espíritu sabes que Dios le da vida Eterna.

Decían en la Gloria que si el hombre cogiera la receta del espíritu como coge la del cuerpo, el Infierno no existiría.

La receta del cuerpo no te asegura la vida ni la curación.

La receta del espíritu te da la Llamada de Dios.

El hombre adora el cuerpo y al espíritu lo retira de Dios.  

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Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - C1