En Sueño Profético hablaban los Discípulos de Dios Hombre. Dijo Felipe:
Un día, cuando ya no teníamos Maestro en la Tierra y estábamos casi todos reunidos con las manos sujetando nuestra frente, llegó uno que cualquiera apostaría que amaba al Maestro por la forma de querernos consolar. Dijo éste:
–Tenéis que cambiar de vida, buscar la distracción donde la pena se vaya, y luego tendréis tiempo de sentir. Así no tendréis fuerzas para hablar de vuestro Maestro, ni podréis enseñar su Doctrina.
Fueron a levantarse tres o cuatro, pero Juan cogió la palabra:
–¡Vete!, que me estás recordando la escena que pasó con Pedro cuando no quería que sufriera el Maestro y la Voz de Dios Padre resonó en la boca de Dios Hijo y Maestro: vio que Luzbel cogió la lengua de Pedro para que daño Le hiciera al Maestro.
Rompimos todos en llanto: ¡querer que la ausencia de nuestro Maestro nos la quitáramos a manera de fariseos, anticristos!
–Antes de hacer tu petición, ¡vuelvan a verse las tinieblas, rasgándose los mantos del Cielo, descargando una nube de fuego y piedra, quedando el Mundo arrasado!
Todos nos fuimos llorando, pero contentos de haber echado a Satanás.
Desperté, oí:
Ellos querían que la pena, Dios se la quitara dándoles fuerzas.
Ellos querían seguir enseñando, pero ¿por qué no llorar y apenarse?
¡Si esto era llamar a Dios, para que Dios los confortara!
Dios oía la llamada de Amor que ellos Le hacían, y Dios les mandaba su respuesta haciendo ver que el Maestro iba con ellos.
Si ellos buscaban el consuelo donde no hacían lo que Él había enseñado, ¿cómo Él iba a consolar?
Si sus Discípulos aceptan los consejos del pagano, Dios hace que desaparezcan sus Discípulos.
Dios no puede permitir que a los que Él elige para que su doctrina enseñen, ensucien el Nombre de su Padre.
Como tampoco permite que tengan amistad con el Lugar, y luego lleven sus Palabras a sitio que habita el pecado.
Éstos, Dios los aparta por no querer abrigar sus Palabras, una vez que antes han sido premiados.
El Lugar que Dios habla en él, dice lo que Dios ya ha hablado, pero no puede quitar lo que Dios ya ha comunicado.
Oye lo que dice el Lugar, pero si no obedeces, es Dios el que te juzgará.
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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 114-115-116
Cuando el que ama a Dios sufre, la forma de calmar el sufrimiento es acercarse más a Dios, porque sólo en Él encuentra el consuelo, y Dios se lo hace sentir.
ResponderEliminarA veces Lo sientes tanto que hasta das gracias porque por ese sufrimiento vas descubriendo a Él.
Amor y sufrimiento van parejos. El sufrimiento siempre agrandará el Amor;sin embargo, el Amor achicará el sufrimiento.
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